Manuel Estrella | Presidente de la Audiencia de Cádiz

“La situación actual del CGPJ es lamentable para todos”

  • El máximo responsable del tribunal gaditano lleva más de diez años en el cargo, y no le pesa. “Ser presidente de la Audiencia es un sueño hecho realidad. Me encantaría seguir”

Manuel Estrella en la sala de vistas de la Sección Primera, tribunal que también preside.

Manuel Estrella en la sala de vistas de la Sección Primera, tribunal que también preside. / Lourdes de Vicente

Dice que le encanta pasear, que podría pasarse la vida andando. Es un hecho probado. Encontrarlo por la avenida principal de Cádiz camino del trabajo o por el Paseo Marítimo haciendo deporte es fácil. Asegura que le gusta estar con la familia y los amigos. También queda acreditado. Es un habitual en determinados actos sociales celebrados en la capital gaditana. Manuel Estrella, presidente de la Audiencia de Cádiz y “un gaditano de pro”, tal y como él mismo se define”, deja ver en esta entrevista aspectos de su vida personal desconocidos por muchos, hace balance de su trayectoria profesional y aborda temas de la actualidad jurídica, en la palestra mediática ahora por el enquistamiento de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

—Ocupa el puesto de presidente de la Audiencia de Cádiz desde marzo de 2011, esto es, hace más de 10 años. ¿Qué balance, profesional y personal, hace de esta década?

—Mi balance es muy positivo, para mí ser presidente de mi Audiencia, en la que ya llevaba muchos años trabajando, era como un sueño hecho realidad. A lo largo de estos años he hecho cuanto ha estado en mis manos en aras de mejorar la organización y situación de la Justicia en la provincia y, dentro de las limitadas posibilidades de un presidente, me siento bastante satisfecho por el balance general, aunque por supuesto queda mucho por hacer.

He contribuido a la creación de nuevos juzgados y de varias plazas de magistrado de la Audiencia, así como a la modernización de la gestión procesal, especialmente colaborando en la puesta en marcha del sistema de notificaciones Lex-net.

—En abril de 2016 fue reelegido en el cargo por cinco años tras obtener el respaldo de todo el Pleno del CGPJ. ¿Eso quiere decir que desde abril de 2021 está en prórroga? ¿Continúa entonces al frente de la Audiencia por otros cinco años o debe presentar de nuevo su candidatura?

—Mientras no hay una nueva designación, sigo en prórroga y después, cuando se convoque, me podré presentar una última vez por cinco años. Los mandatos están limitados legalmente.

—¿Qué ha sido lo mejor que le ha pasado en estos años? ¿Y lo peor?

—Lo mejor, sin duda, las personas que me ha permitido conocer. Creo que el mejor bagaje de la vida  son la familia y los amigos, y a mí la presidencia, amén de lógicas relaciones, me ha permitido hacer grandes amigos que probablemente nunca hubiera conocido. Sería injusto no reconocer que haber vivido el Doce desde la presidencia  fue todo un privilegio irrepetible, lástima que en Cádiz no hemos sabido sacar después provecho a que en nuestra ciudad se proclamara uno de los textos legales más importantes de la historia.

Desde el punto de vista profesional, lo mejor ha sido estar al tanto del buen hacer de todos mis compañeros. Yo siempre digo con orgullo que los jueces españoles tienen un altísimo nivel, no siempre reconocido por la sociedad, y en el caso de la Audiencia de Cádiz, muy especialmente. Cuando tomé posesión dije que funcionaba como un reloj. Lo sigo pensando y eso es gracias al buen hacer de funcionarios, fiscales, forenses, LAJS, profesionales y, sobre todo, sus magistrados. He intentado mantener la unidad y compartir criterios jurídicos mediante plenillos, lo que redunda en beneficio de todos los justiciables. También me he esforzado en mantener la mejor relación con el resto de profesionales e intervinientes , dirigir la comisión de Policía Judicial –en la que se han limado importantes asperezas– y constituir la comisión contra la violencia de género.

¿Lo peor? Hacer frente a las dificultades que nos planteó la pandemia, nos enfrentábamos a diario a un sinfín de problemas , pero se salió adelante de la forma más airosa posible gracias a la buena disposición de todos.

—Imagine por un momento que tiene usted la posibilidad de cambiar inmediatamente algo, lo que quiera, de la Administración de Justicia que le parezca deficiente. ¿Qué sería?

—Cambiaría radicalmente la organización. Si esto tiene alguna solución, pasa por un pacto de Estado ambicioso a bastante largo plazo que permita una programación seria y la ineludible la creación de los Tribunales de Instancia, deshaciéndonos así del encorsamiento de nuestros juzgados estancos y decimonónicos. Por supuesto, es imprescindible continuar con la línea de especialización y la dotación de más medios materiales y personales mejor organizados y distribuidos. Y, sobre todo, hacen falta más jueces. Seguimos luchando por las Ciudades de la Justicia de Cádiz, Jerez y Algeciras. En fin, nada nuevo.

—Entremos en barrena. El CGPJ  lleva más de 1.000 días en funciones. ¿La imagen politizada que proyecta en la sociedad esta parálisis en la renovación del órgano de gobierno de la judicatura ahonda en la desconfianza de la ciudadanía sobre la independencia judicial?

—Conviene recordar una y otra vez que la Justicia española es absolutamente independiente. La Justicia es lo que se imparte a diario en nuestros órganos judiciales y no creo que ningún compañero se haya sentido nunca intimidado por razones políticas. Otra cosa es el Consejo como órgano de gobierno de los jueces, que no influye en las resoluciones, sentencias y autos judiciales y cuya politización es indiscutible. La situación actual creo que es lamentable para todos y encima contribuye a generar la idea errónea de que la Justicia está politizada.

—El llamamiento de Carlos Lesmes, presidente del CGPJ, se repitió el pasado lunes cual mantra por tercer año consecutivo en la apertura del Año Judicial, cuando estalló contra la lucha de partidos y apeló al “patriotismo”. ¿Está de acuerdo con él?

—Creo que sí, que todos los partidos deberían hacer un esfuerzo por entenderse y salir del atolladero.

—Lesmes cargó contra el PP por resistirse a perder su poder en una de las instituciones clave del Estado. E igualmente criticó al Gobierno socialista por emprender la reforma que impide que el CGPJ pueda hacer nombramientos clave en la cúpula judicial con el mandato prorrogado. ¿Repartiría usted las culpas por igual entre PP y PSOE?

—Los que tienen la facultad de la renovación son los responsables de la situación actual. Lo que sí es lamentable es que se tenga que recordar que cuando un Tribunal como el Supremo informa con ocasión de un indulto lo hace basado en razones de estricta legalidad y no por revanchismo. Ni por oportunismo, añadiría yo.

—Bajo su punto de vista, ¿por dónde pasa la solución a un CGPJ que se está fosilizando?

—No lo tengo nada claro. En mi opinión, el espíritu de la Constitución es que los vocales de procedencia judicial sean designados por los jueces, pero todos los sistemas tienen ventajas e inconvenientes.

No está tan fosilizado, sigue funcionando con normalidad en el día a día en la gran mayoría de sus muchas funciones y se llevan a cabo sin problema alguno.

Manuel Estrella en el Palacio de Justicia de Cádiz. Manuel Estrella en el Palacio de Justicia de Cádiz.

Manuel Estrella en el Palacio de Justicia de Cádiz. / Lourdes de Vicente

—¿Alguna vez se ha sentido atraído por la política?

—La política a la que dedicaron un importante grano de arena buenos profesionales en su día es muy atractiva, la de ahora no lo tengo tan claro.

—Hablando de política, ¿cree que los indultos a los líderes de procés catalán le han costado a su compañero Juan Carlos Campo el cargo de ministro de Justicia?

—Eso tendrá usted que preguntárselo al señor Sánchez. No creo que lo sepa ni mi amigo Juan Carlos, por cierto, un gran profesional.

—¿Qué le llevó a meterse en el mundo judicial? ¿Había tradición familiar?

—No tenía ninguna tradición, siempre tuve claro que quería opositar. La carrera judicial es vocacional y muy atractiva para cualquier persona con unas mínimas inquietudes jurídicas, aunque sacrificada y poco agradecida en comparación con otras oposiciones y con la consideración que tienen los jueces en los países de nuestro entorno. La vida me llevó a las manos de mi gran maestro, don Juan del Río, a quien nunca le podré agradecer lo bastante lo que hizo por mí como preparador y luego como compañero y amigo. Un gran ejemplo. La oposición es el régimen de vida más duro imaginable, estudiar a todas horas todos los días del año salvo algún día aislado de descanso, genera mucha incertidumbre y desasosiego. Asimismo, un buen preparador es, amén de un buen jurista, un gran psicólogo que debe tratar de animar al opositor y, en la práctica, lleva una vida casi tan sacrificada. Yo he dado temas en las fechas más señaladas del año. Siempre he admirado mucho a mis compañeros preparadores y, de manera especial, a don Juan.

Como le he dicho, no tenía ninguna tradición familiar, pero me encantaría tener un hijo juez, me parece una gran profesión, ojalá sea así.

"No odio nada ni a nadie, pero no me gusta la cultura de la subvención, nos ha hecho un daño incalculable”

—No todo va a ser trabajar. ¿Qué le gusta a hacer en su tiempo libre?

—Aunque parezca un tópico, disfrutar de mi familia y de los muchos amigos que me ha brindado la vida, muchos de ellos de pantalón corto, desde la infancia. Me encanta pasear y viajar, podría pasarme la vida andando y conociendo nuevas culturas, pero no podría ser turista, no valgo para eso, nunca he hecho un viaje organizado.

—Desvele una de sus grandes pasiones que no tenga nada que ver con la judicatura. ¿Alguna fobia?

—Me gusta la buena mesa y sobre todo las sobremesas, el deporte en general y el fútbol en particular, el Cádiz CF y, a renglón, seguido el Atleti, los Carnavales y la Semana Santa, un gadita de pro. Me apasiona la provincia de Cádiz, muy de moda, pero mal explotada teniendo en cuenta sus grandes recursos, especialmente sus dos mares;como dice un buen amigo, es como debería llamarse esta provincia: Dos Mares. Y como dice otro buen amigo, no podemos olvidar que nunca volverán los galeones cargados de monedas.

No odio nada ni a nadie, pero no me gusta la cultura de la subvención. Creo que durante mucho tiempo nos ha hecho un daño incalculable.

—¿Qué libro, qué disco y qué película recomendaría sí o sí?

—Entre Memorias de África y La Vida es bella, no sabría decantarme.

Un buen libro es absurdo elegir, hay cientos de nivel. Por lealtad a mis amigos, recomendaría el único que he presentado en mi vida y que fue Cenizas de plata y sangre,  escrito por mi buena amiga Almudena Arteaga sobre la explosión del 47 y que todo gaditano debería leer. Estoy leyendo a trozos porque es muy denso El país de los sueños, un gran libro sobre la historia de la ciencia en España que demuestra lo grande que ha sido nuestra patria y lo poco que valoramos los españoles nuestra historia, incluida la científica. Creo que es uno de nuestros grandes males.

Me encantaron Patria de Aramburu, Sapiens y Los asquerosos, un libro muy curioso. Un gaditano de pro no puede dejar de leer a nuestro vecino Jesús Maeso de la Torre.

La música es una de mis grandes pasiones, me gusta toda, desde Brahms hasta Melendi pasando por Rachmaninov y Maná. Dentro de la música moderna, me encantan Génesis, Sinatra, U2 y Keane. Somewhere only we know, With or without you y Fly me to the moon, son auténticas obras de arte.

—¿Cómo cree que será su vida de aquí a cinco años?

—Ya me gustaría a mi poder contestar a esa pregunta, lo que sí le digo es que me encantaría seguir presidiendo esta Audiencia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios