Juicio al Hijo de Satán

"Soy un santero y lo seré siempre, hasta en prisión"

  • Carlos Javier Rojas declara ante el tribunal que las personas se sometían a sus trabajos espirituales voluntariamente.

  • "Lo invertí todo en mi dios Satán", ha dicho sobre las cuantiosas donaciones que recibía por parte de los afectados.

Carlos Javier Rojas sale camuflado del furgón policial

Carlos Javier Rojas sale camuflado del furgón policial / Lourdes de Vicente

"Soy santero. Me dedico a esto. Lo haré hoy, mañana y toda la vida. Hasta en prisión. Nadie me va a quitar mi religión". Carlos Javier Rojas, más conocido como el Hijo de Satán, admitió este lunes ante el tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia de Cádiz que es un "profesor brujo" que realiza "trabajos espirituales" a personas que quieren prosperar en el amor, la salud o el trabajo. "Yo no hago daño a nadie", aseveró.

El autoproclamado líder de una secta satánica, acusado de estafar más de 450.000 euros con la captación espiritual de personas a las que alojaba en su domicilio de Chiclana entre 2008 y 2009, declaró que esas personas contrataban sus servicios voluntariamente. "Les practicaba ritos, baños con corazones de vaca, les echaba las cartas... una serie de trabajos por los que ellos pagaban un precio ya pactado", afirmó. "Un baño costaba unos 60 o 70 euros", ejemplificó.

Sobre las cuantiosas donaciones recibidas por algunos de sus "clientes", Rojas explicó que también fueron aportaciones voluntarias. "La gente estaba contenta con mi labor y yo las acepté. Eso no es delito. Si nos ponemos así, también sería ilegal que la Iglesia recibiese donaciones de sus fieles". En cuanto al destino que dio a esas importantes sumas de dinero, el Hijo de Satán dijo: "Lo invertí todo en mi dios Satán. Le compré oro, flores, altares... qué tiene de malo eso. He recibido mucho dinero en los últimos años porque tengo muchos clientes, presumo de eso y de mucho más, eso sí, no tengo bienes"

En cuanto a la venta de coches de alta gama adquiridos en Alemania para su posterior venta en España por debajo de su precio de mercado, Carlos Javier manifestó que se dedicaba a este negocio porque le gustaba. "Era como un hobby. Sabía que los vehículos tenían el kilometraje manipulado, sin embargo, yo no los truqué, no participé en eso". 

Asimismo, el Hijo de Satán resaltó que nadie lo denunció por la compra-venta de vehículos de lujo. "Los coches se pagaban y se entregaban sin problemas. Fue la Guardia Civil la que incitó a los clientes a querellarse contra mí".

"Llevo once años deseando venir a declarar por esta causa. La verdad solo tiene un camino y ahora se va a demostrar", concluyó Rojas. 

Los otros dos acusados en este caso, Marisa, la ya ex pareja de Carlos Javier, y Mario Abel, su socio en el negocio de los vehículos de alta gama, también prestaron declaración ante el tribunal de la Sección Cuarta. Ella señaló que ayudaba a su entonces pareja en las ceremonias satánicas que se celebraban en su domicilio pero que no participaba en la actividad. Ni hablaba con los clientes ni manejaba el dinero, aseguró. Marisa también relató que todas las personas que acudían a su casa no eran coaccionadas ni maltratadas. "Podían entrar y salir libremente del domicilio. Estaban allí porque lo deseaban". Por su parte, Abel, el socio del Hijo de Satán, reconoció que gestionó la compra-venta de siete u ocho coches en Alemania para su posterior venta en España, un labor por la que cobró una comisión.

"Este hombre me ha destrozado la vida"

Este lunes también acudieron a juicio varias personas que fueron captadas por Carlos Javier Rojas entre 2008 y 2009. Todos coincidieron en apuntar que estaban bajo un estado de sugestión anormal cuando se sometían a los trabajos espirituales del santero y creían que tanto Rojas como su pareja les introducían droga en la comida para doblegar su voluntad.

C., una mujer que visitó todos los fines de semana durante un año la casa del Hijo de Satán, entró en sala visiblemente afectada al reencontrarse con Carlos Javier. Detrás de un biombo para evitar el contacto visual, la testigo indicó que vendió dos pisos, uno suyo y otro de sus padres, porque el acusado la amenazó. "Me dijo que si no lo hacía, mi hijo iba a morir atropellado por la rueda de un camión. Me hizo un daño terrible, me engañó, tenía mi mente manipulada y yo no era consciente de lo que estaba sucediendo. Era un cordero detrás de su madre". 

Otra mujer, M., narró que contrató los servicios del Hijo de Satán a través de Cambalache. "Me encontraba mal y los médicos me decían que no tenía nada, por eso le pedí una consulta. Entonces Carlos Javier me advirtió que tenía un muerto dentro y que por eso no avanzaba. Para sacarlo, me obligó a quedarme en su casa cuatro o cinco días, de lo contrario, ese espíritu me llevaría por delante". 

M. afirmó que durante su estancia en el domicilio del procesado estaba mucho tiempo dormida y no podía despertar. "Seguro que me echó algo. Yo estaba en el sofá sin poder moverme y él me insultaba. Incluso me dio con un palo en la cabeza". 

"Carlos me aseguró que el problema de mis males tenía su origen en un piso que yo tenía en Sevilla. Lo vendí y parte del dinero de la venta, unos 30.000 euros, se los di. Yo le tenía mucho miedo", añadió M. "Este hombre me ha destrozado la vida. Acabé derrotada psicológicamente. Desde entonces, no he podido levantar cabeza", concluyó su declaración. 

E. y D., una pareja que también fue captada por el Hijo de Satán, aseveró que estuvo "retenida" en la vivienda del supuesto líder espiritual. "Nos quedamos a la fuerza, amenazados. Me pidió dinero para sanarme y si no se lo entregaba, me auguró que mi madre caería enferma y moriría", manifestó E. "Nos tenía sugestionados, creo que nos drogaba para anular nuestra voluntad". D, por su parte, indicó al tribunal: "Físicamente, no nos obligan a estar allí; psicológicamente, sí". "No sé cómo caímos ahí, pero lo cierto es que Carlos Javier nos pedía dinero para quitarnos maleficios y se lo dábamos. Yo incluso compré una especie de plataforma de oro y se la entregué a modo de ofrenda para Satán". 

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