La historia superada de violencia machista que dio vida al cuento referente 'Pepuka'

Estela Moreno, escritora y pedagoga de Alcalá de los Gazules, es la creadora de un relato destinado a la prevención y detección de los malos tratos en edades tempranas

Diputación de Cádiz financia la realización del cortometraje de 'La sonrisa de Pepuka'

La escritora y pedagoga Estela Moreno Bermúdez, con la muñeca de Pepuka.
La escritora y pedagoga Estela Moreno Bermúdez, con la muñeca de Pepuka.

Cádiz/Diploma Honorífico del Premio Menina, Premio Meridiana, presente en 23 países del mundo y conocido por miles y miles de escolares del territorio nacional, Pepuka y el monstruo que se llevó su sonrisa lleva acompañando durante siete años la labor de docentes, psicólogos y expertos en la prevención y detección de la violencia machista en edades tempranas. Sí Pepuka, que es la protagonista de un cuento, que es una muñeca que los niños pueden ver y tocar, que es la inspiradora de canciones e himnos que se cantan en no pocos centros durante el 8M o el 25N, es también el personaje que llegó a la cabeza de su creadora “en el peor momento de su vida” para demostrarle que “siempre se puede recuperar la sonrisa”. Pepuka es Estela Moreno una joven que sufrió violencia machista, que la superó y que vivió, nunca mejor dicho, para contarla.

“Es cierto que en todos estos años siempre he puesto a Pepuka por delante pero nunca he hablado de la persona que hay detrás de la historia, que soy yo, pero quizás al igual que con el cuento, haya personas a las que les pueda inspirar”, se decide la autora de Alcalá de los Gazules a la que “siempre” le gustó escribir, que salió de su pueblo para estudiar Pedagogía en Sevilla donde todavía reside y donde empezó una relación, “todavía no había terminado la carrera”, que duró muchos años y que acabó “como acaban muchas historias...”

“Yo sufrí malos tratos. Yo sufrí hace muchos años una situación de violencia de género y cuando la superé, cuando conseguí recuperarme, me hice una pregunta, ¿qué hago con esta experiencia que me ha tocado vivir? Pues contarla. Contarla porque yo creo en la Educación, y desde la Educación se puede prevenir”, explica la escritora y pedagoga que fue entonces cuando consiguió “unir todos los puntos” de su vida –“mi pasión por escribir, por crear materiales educativos, por la artesanía, por aportar un poquito al mundo en el que me ha tocado a vvivir...”– hasta que apareció la silueta de Pepuka, en su cabeza, pero también entre sus manos. “Yo soy una persona muy visual, si tengo una idea necesito tocarla. Así, a la vez que nacía el cuento, hacía en fieltro a los personajes, los fondos..., y luego todo encajó”, rememora.

Con todo, este no fue un proceso inmediato, ni repentino. Entre su ruptura y el nacimiento del cuento Pepuka y el monstruo que se llevó su sonrisa “pasaron años” porque salir de una situación de violencia de género “es complicado, es lento y es doloroso”, pero sí “se debe, se puede y cuando se logra pasan cosas tan bonitas como las que me han pasado con Pepuka, una de las cosas más maravillosas que he hecho en mi vida, y que llegó cuando peor me encontraba”.

Porque aunque el cuento se armaría después, la idea de Pepuka, del personaje, estuvo acompañando a Estela Moreno en todo su proceso. “Me sirvió para canalizar las emociones, para mantener la mente ocupada de lo que estaba viviendo, como que tiró de mí y me hizo pedir ayuda”, rememora la alcalína que se dirigió al Instituto Andaluz de la Mujer donde entró a formar parte de un grupo de terapia y donde comenzó su camino hacia la recuperación.

Pepuka ya estaba en ella, ahora había que sacarla. “¿Cómo?, pues lo que te decía, uniendo todas esas pasiones mías y la firme creencia de que lo primero para salir de una situación de violencia es detectarla, y cuanto antes se detecte mejor, por lo que esa prevención hay que comenzarla desde las etapas más tempranas de la educación”.

Estela escribió, maquetó y creó el cuento y a sus personajes y se lo llevó a la profesora de su hijo que, entonces cursaba 3º de Primaria, le gustó muchísimo y la invitó a contarlo en el colegio donde la pedagoga estuvo durante una semana visitando todas las clases, leyéndolo y realizando después coloquios con los niños y niñas para reflexionar sobre lo que habían entendido del cuento.

De ahí fue a otro cole, donde trabajaba una amiga profesora y de ahí a otro, y la voz de Pepuka y el monstruo que se llevó su sonrisa fue corriendo por los centros de Sevilla, pero también por los de Cádiz puesto que la Diputación Provincial apostó por la autora para realizar una ruta por 20 pueblos de la sierra gaditana para hablar de su proyecto.

“Pepuka empezó a conocerse porque es que para esas edades, Infantil y Primaria, apenas había, ni sigue habiendo, muchos recursos para el alumnado y para el profesorado para tratar un tema tan complejo como es el de la violencia de género. Pero, además, es que Pepuka da un mensaje positivo. Pepuka no es para nada victimista. Es una muñeca resiliente, luchadora y que al final comparte un mensaje por el respeto a los buenos tratos”, explica Estela Moreno por el impacto que “jamás, jamás, jamás” pensó que tendría su personaje, una muñeca que es “todo un referente”. Pero es que la historia vital de Estela Moreno, también lo es.

Un corto de animación en plastilina que llega al público general

Además del propio cuento, de los murales alusivos que se hacen en los colegios y de su canción, Pepuka y el monstruo que se llevó su sonrisa se convirtió también en un cortometraje de animación hecho con técnica de plastilina. Una pieza audiovisual que se estrenó hace unos años y que ha tenido su recorrido por el circuito de festivales y que ahora llega al público general.

Así, el corto, que cuenta con la colaboración de Diputación de Cádiz, además de presentarse en nuestra ciudad, también tuvo su puesta de largo en Sevilla el pasado mes en el centro cívico Entreparques en un acto que contó con la presencia de la directora del IAM, entre otras personalidades.

Esta pieza, producida por la propia Estela Moreno y con la dirección de la propia autora, José Lagaras e Isabel Vilallonga (ganadores del Goya por 'Los girasoles') y Auxi Marciano, incide “en el mismo objetivo con el que se empezó el proyecto”, explica la escritora y pedagoga alcalaína que lo erige como una herramienta “para ayudar a identificar y a visibilizar los malos tratos y los buenos tratos en edades tempranas y saber cómo actuar”.

“Lo maravilloso es que ya hemos comprobado con el cuento cómo los niños y niñas entienden perfectamente qué les contamos y les ayuda a encontrar palabras, que a veces no las tienen, para verbalizar si están o no en una situación de violencia”, se congratula la creadora. Para más información del proyecto, se puede consultar su web o escribir a estela@pepuka.es

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