Tensión en la política municipal de El Puerto

El cuadrilátero portuense ya tiene su campeón: Javier Bello

  • La mano derecha del alcalde de El Puerto se ha hecho fuerte en su esquina del ring: hay sopapo gratis para todo el que ose discrepar con él

  • En el PP están hartos de las andanzas de Beardo y Bello, pero ahora no toca hacer ruido, que vienen las municipales

Javier Bello es concejal en El Puerto desde 2016.

Javier Bello es concejal en El Puerto desde 2016. / Rosell

En esta esquina del ring, con calzona azul y unas gaviotas estampadas, tenemos al segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María y portavoz municipal del PP, al invencible, al que todo lo sabe, al que todo, todo, todo lo hace bien, al que está por encima de todo, al concejal todopoderoso, al terror de Facebook. Él es... ¡¡Javier Bello!! Y en el otro lado del cuadrilátero está... pues en el otro lado del cuadrilátero está el mundo mundial. Porque por ahí ha pasado en estos últimos años y puede seguir pasando, cualquiera, cualquiera que ose discrepar lo más mínimo con este concejal omnipotente. Por ese ring han pasado ya todos los concejales de la oposición en el Ayuntamiento de El Puerto, todos sin distinción, ya sean de izquierdas o de derechas, y empresarios, y periodistas, y asociaciones y entidades de diversa índole, y gente tanto de dentro como de fuera de la localidad portuense, y hasta compañeros y responsables de su partido... Si nos despistamos, por ahí podemos pasar usted y yo, si hablamos mal de él o si simplemente le miramos indebidamente. Porque nadie está exento de tener que subirse a este ring. Le puede tocar a cualquiera. Y es seguro que cuando lo hagamos nos llevaremos nuestro correspondiente sopapo. Porque no ha nacido quien pueda con el number one de la política portuense, con el campeón del cuadrilátero de El Puerto, con Javier Bello González.

Partamos de una realidad incontestable: en las direcciones provincial y regional del PP están hasta los mismísimos de recibir quejas sobre las actitudes mostradas en estos tres años y medio por el alcalde de El Puerto, Germán Beardo, y por su mano derecha, Javier Bello. En ambas sedes tiene que haber sendas carpetas tituladas 'Los de siempre' que estarán a rebosar de cartas, mensajes o correos sobre lo que está pasando en el PP de El Puerto y en este Ayuntamiento. Y las direcciones provincial y regional de este partido parecen decididas a, cuando menos, llamar a capítulo a los dos protagonistas de esta historia para analizar lo que está sucediendo en esta localidad. Pero eso no será ahora. Ahora no toca. Ahora, cuando apenas quedan seis meses para unas nuevas elecciones municipales, el PP se ha conjurado para hacer oídos sordos con el caso tan peliagudo de El Puerto. Los trapos sucios, en el caso de que tocara lavarlos, será más adelante, en primavera o verano. Ahora, con la humedad del invierno, puede que esos trapos tarden mucho en secarse.

En el PP de Cádiz y en el PP de Andalucía hay preocupación por lo que está sucediendo estos años en El Puerto. Ojo, nadie en este partido teme que puedan perder la Alcaldía y este optimismo viene dado porque estas siglas parecen estar ahora en un buen momento en el conjunto de España, porque consideran que el proyecto socialista que representa el ex alcalde David de la Encina está agotado y porque en el fuero interno los populares saben que El Puerto de Santa María se ha convertido en las últimas décadas en una de las localidades gaditanas, puede incluso que la primera, que más ha votado al PP en las diferentes elecciones celebradas, sean del ámbito que sean.

La Alcaldía, por tanto, entienden que no está en riesgo, pero sí temen por la gobernabilidad futura del municipio portuense. En circunstancias normales, con el PSOE de Pedro Sánchez en decadencia o cuando menos muy estancado, el PP podría soñar con alcanzar una mayoría absoluta en El Puerto dentro de medio año, pero tanto ruido como hay alrededor de la Alcaldía de Beardo despierta recelos. Y si, como parece seguro, sus actuales socios de Ciudadanos desaparecen del mapa político local, al PP sólo le quedaría apoyarse en Vox –un partido que tiene sus fieles en El Puerto, y no son pocos– o gobernar solo, y en cualquiera de ambas opciones la comodidad ya no será tal.

Y todos estos nubarrones que hay en el horizonte los han traído con su actitud de estos últimos tres años y medio el propio alcalde, Germán Beardo, y su guardaespaldas, Javier Bello. Este último tuvo mucha parte de culpa del triste espectáculo que se vivió en el último pleno municipal, con una trifulca que llegó a todos los telediarios del país protagonizada por concejales y cargos de confianza del PP y por el portavoz socialista, David de la Encina. El debate plenario se fue de madre y en eso tuvo mucho que ver, como siempre, el portavoz del PP, Javier Bello, que desde que llegó a la política municipal se ha caracterizado por sus salidas de tono, sus declaraciones agresivas y sus provocaciones.

Licenciado en Historia, el único trabajo previo que se le conoce fue regentar una taberna en el centro de El Puerto junto a otro compañero de filas que hoy es el chófer y secretario del alcalde portuense y que también se vio involucrado en la tangana del último pleno.

Su capacidad para la gestión municipal no está lo que se dice muy contrastada. De hecho, hasta el propio Beardo tuvo que cambiarlo de área porque como responsable de Hacienda no fue capaz de sacar adelante el presupuesto municipal. Hoy Bello maneja el área de Presidencia del Ayuntamiento portuense, que incluye Comunicación, y ahora también tiene en sus manos el área de Personal.

Cachorro de Nuevas Generaciones, donde comenzó a hacer méritos junto a Beardo, hoy es el segundo de a bordo del PP portuense, siendo además secretario local del partido en El Puerto.

Por lo que respecta a su cargo de portavoz municipal, en El Puerto cuentan que nunca en la historia se había visto un concejal tan poco conciliador y con tan poca mano izquierda. Los plenos, cada vez que abre la boca, se convierten en un circo, y si bien es cierto que los concejales de la oposición, en especial De la Encina, pierden los nervios con facilidad, también hay que decir que es muy difícil mantener la templanza teniendo en frente a una persona como Javier Bello, que cuenta además con la protección del alcalde para tensar el ambiente todo lo que le plazca.

Ya ha quedado demostrado que no es una cuestión ideológica, aunque él, pese a su edad –tiene poco más de 30 años– esté obsesionado con la conspiración judeomasónica. Todos los grupos de la oposición, desde Adelante El Puerto, el partido más a la izquierda, hasta Vox, coinciden en señalar su falta de talante, acusándole de ser, en gran medida, el culpable del mal ambiente que se vive en los plenos municipales.

Bello dirige sus ataques verbales en los plenos y a través de las redes sociales. Bello dirige sus ataques verbales en los plenos y a través de las redes sociales.

Bello dirige sus ataques verbales en los plenos y a través de las redes sociales. / Rosell

Son muchos los episodios en los que su actitud provocadora ha terminado por reventar un pleno, como hace dos meses, cuando el alcalde expulsó al concejal socialista Ángel González tras quejarse éste de que Bello le achacara una intromisión en su vida privada que no era tal. En este último pleno la enésima repetición de una mentira sobre la publicidad institucional del anterior equipo de gobierno fue la gota que colmó el vaso.

Y si en los plenos, con el micrófono delante, busca aplastar a sus oponentes políticos, es a través de las redes sociales donde ya puede enjuiciar y condenar a todos, sin piedad. En Facebook, por ejemplo, se ha lanzado a la yugular de los miembros de la oposición pero también de los sindicatos de la Policía Local, y de representantes de colectivos ecologistas, y de ciudadanos de a pie, y de las cabezas visibles de entidades sociales de El Puerto, pese a que, paradojas de la vida, es el delegado municipal de Participación Ciudadana. Sus enfrentamientos verbales con, por ejemplo, la presidenta de la Federación Local de Asociaciones de Vecinos (Flave) ya son parte de la historia del pueblo. Y todo ello siempre con muy poco tacto, muy malas maneras y una sobredosis de grosería.

Como suelen hacer las personas con estos perfiles, su estrategia es la de tirar la piedra y esconder la mano. Cuando todo salta por los aires toca hacerse la víctima, y cuantos más presuntos agravios, pues mejor, ya sea esgrimiendo su condición sexual –cosa que a nadie le importa– o declarándose objeto de agresiones varias. Le encanta, además, ir a los tribunales.

Bello trata de ser, además, un influencer como su compañero en el gobierno local David Calleja, bombardeando desde el gabinete de prensa municipal a los medios con noticias intrascendentes en las que él es el protagonista, posando cansinamente y siendo el titular de cada nota de prensa que envía. Se ve que necesita publicitar cada cosa que hace, aunque este empacho de fotos sólo provoca rechazo en buena parte de la ciudadanía.

El rey del cuadrilátero de El Puerto, siempre con la aquiescencia de su entrenador Germán Beardo, sigue regalando sopapos a diestro y siniestro, sobre todo a través de Facebook, donde no deja títere con cabeza, sigue ganando combates, sigue apilando víctimas y sigue acumulando cinturones de campeonatos de todas las categorías posibles: mosca, gallo, pluma, wélter, pesos pesados... Pero nunca ganará el campeonato de la educación y la caballerosidad. Y eso que tiene muy cerca, en el mismo PP de El Puerto, ejemplos de los que aprender, como Aurelio Sánchez Ramos o Alfonso Candón, entre otros. Ellos sí dignificaban cada día el arte de la política. Y sin necesidad de subirse a un ring.

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