La 'cruzada' de un padre

Antonio Sañudo habla aún en presente de Dani, su hijo mayor, que este lunes podría haber cumplido 21 años. Sólo han pasado poco más de dos meses y medio de aquel fatídico 9 de enero, en el que el joven perdió la vida, en accidente de tráfico, cuando viajaba en su coche desde Algar a Prado del Rey para ver a su novia.

Y la herida de Antonio Sañudo y su familia, vecinos de la localidad serrana de Algar, es muy grande. Casi imposible de cicatrizar. Este padre, de 50 años y propietario de un bar muy popular en el pueblo, ha iniciado una cruzada particular para denunciar el estado de la carretera provincial CA 6107, donde falleció su hijo en accidente, a la altura del kilómetro 7.

Exige justicia y responsabilidades. "A mi crío lo mató un malecón de hormigón que estaba y está a 30 centímetros de la carretera sin que tenga ninguna valla de protección. Si no hubiera estado allí, mi hijo habría tenido posibilidades", explica Antonio, con el dolor que lo atenaza desde aquel día pero, también, con la firmeza que lo empuja a "luchar por su memoria hasta el final", dice.

Con la indignación atragantada por la "falta de seguridad de esa carretera", Antonio desenhebra las secuencias de la tragedia. "Eran las ocho de la tarde de aquel 9 de enero. Poco antes de la curva hay una entrada a una finca, con una alcantarilla a ras, con lo que el barro cae en la calzada. Mi Dani perdió la adherencia de las ruedas, con tan mala suerte, que fue a darse con el malecón sin protección de la vía".

El impacto le dio de lleno en su puerta y no se pudo hacer nada. Ahora, Antonio exige "saber qué función tiene ese tipo de monolito, que me lo diga un ingeniero. Es vergonzoso que no pongan vallas, que las venden a seis euros".

Y va más allá: "En estos días se anuncia la responsabilidad de los padres para llevar a sus hijos con seguridad en los coches, que los pueden acusar hasta de homicidio. Esto mismo se puede aplicar en el caso de mi hijo, pero en sentido contrario, para los responsables de carreteras, que no cumplen con las medidas exigidas".

La muerte de Daniel fue muy sentida en Algar. "Lo conocía todo el mundo, desde niños hasta mayores. Tenía muy buen corazón. No bebía, no fuma y era muy deportista. Ni mucho menos voy a permitir el tópico de aunar juventud con irresponsabilidad", confiesa con orgullo este hombre, padre de otra niña de nueve años.

La familia ya se ha puesto en manos de abogados para llevar su caso ante los tribunales. Dicen que se lo deben a su hijo. Y a ellos mismos.

Antonio ya batalló hace poco tiempo contra la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía para frenar los desplazamientos escolares de niños de las zonas rurales como presidente que es de la Plataforma No al Traslado de Algar. "Después de haber luchado tanto por los derechos de nuestros niños, aquí, en El Gastor, en Zahara. Ahora me toca por desgracia para mí y para mi familia luchar por los de mi hijo".

Así, hará lo imposible para demandar que en la CA 6107, que es competencia de la Diputación Provincial de Cádiz, en el fatídico kilómetro 7, en donde se le truncó la vida a su primogénito, "el peligro se concentra en un cambio de rasante acompañado de una curva con bastante pendiente. Hacia abajo, en el lado derecho, está este malecón asesino desde hace muchos años, sin ningún tipo de valla de protección. Por el lado izquierdo, tiene una caída de más de tres metros y medio, y por el lado derecho, exactamente igual. Sólo con la diferencia que está el monolito, que en vez de salvar vidas, lo que hace es quitarla", apostilla.

Después de contarlo, a este padre coraje se le arruina la voz cuando trata de precisar que "su crío", "su Dani", estudiaba un módulo profesional en Arcos, que hacía sus apañillos para ganarse su dinerito para no poner la mano, que tenía su novia... Que tenía toda una vida por delante.