Andrea Gasca, psicóloga en Cádiz: “La IA no resuelve de forma honesta un problema de salud mental”
Esta especialista advierte del uso que los jóvenes dan a las herramientas digitales para tratar cuestiones personales y reivindica la necesidad de contar con un profesional para un abordaje correcto
"La IA ayuda a prevenir delitos y mejora la eficacia de las investigaciones"
Miembro de la Delegación de Cádiz del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, Andrea Gasca Canto es psicóloga especializada en menores y violencia sexual. En esta entrevista aborda el uso que le dan los jóvenes a las nuevas tecnologías, en concreto, a la Inteligencia Artificial, para abordar sus dudas e inquietudes en su proceso de maduración.
Pregunta.–Recientemente se publicó un estudio titulado ‘Así somos:radiografía de la adolescencia en España’ que advertía que una de cada cuatro chicas recurría a la IA para ‘contarle sus cosas’. ¿Sucede este entre los jóvenes gaditanos?
Respuesta.–Lo que yo me encuentro en el terreno profesional es que actualmente se recurre más a las redes, en este caso a la IA, como un medio para hablar de tu vida privada. Se utiliza para conseguir una respuesta personal, inmediata y disponible 24-7, porque la IA nunca duerme; además, da una sensación de intimidad, es muy interesante para la persona recibir esa información exclusiva a lo que acaba de preguntar justo en el momento en el que le surge una duda, por ejemplo, sobre salud mental.
P.–¿Qué dudas plantean los jóvenes a la IA?
R.–De primeras, los chavales y las chavalas no te lo cuentan, pero cuando llevas un tiempo trabajando con ellos y estableces un vínculo te dicen: oye, pues le he preguntado esto a la IA. Son cuestiones sobre las relaciones personales, íntimas o sexuales, como qué hacer si les gusta una persona. También preguntan por sintomatología, por ejemplo, ansiedad, pensamientos ansiosos, pensamientos recurrentes... Es decir, situaciones que provocan en el menor muchísimo malestar y que necesita volcarlo a algún lugar para desenvolver alguna estrategia o conocer una respuesta que le alivie un poco ese nivel de dolor.
P.–¿Y qué clase de respuesta ofrece la IA frente a la atención que puede ofrecer un profesional?
R.–Como profesional de la Psicología, creo que a nivel científico todavía queda mucho por saber, porque realmente no nos ha dado tiempo a entender qué impacto social tiene el recurrir a este tipo de programas para resolver preguntas. Aún queda muchísimo por estudiar.
Ahora bien, si te tengo que dar una respuesta en base a mi propia experiencia, creo que ni puedo demonizar a la IA ni llevarla a un punto absolutamente negativo. Y para no llegar a ese punto, tenemos que saber cuáles son las limitaciones que plantean este tipo de herramientas. Es decir, considero que puede ser un apoyo para muchísimas cosas. Por ejemplo, si estás en terapia y yo necesito que tú traigas un registro de emociones y pensamientos, recurrir a la IA puede ayudarte a organizar todo ese registro que tú haces humanamente, fidedigno a tu realidad.
No obstante, sí creo que es muy importante a nivel social entender que la IA no tiene un trabajo humano y eso conlleva muchas limitaciones. Esto es, cuando hay un abordaje de salud mental es absolutamente necesario que medie un profesional y la IA no puede resolver de una forma honesta, objetiva, ética y emocional lo que puede hacer un psicólogo.
Es que incluso si entendemos la IA como una herramienta con parámetros ultra objetivos, ni siquiera puede implantar un método científico para resolver un problema de salud mental de forma fiel. Es imposible porque le faltan parámetros emocionales. Yo estoy contigo cuando me estás comentando una situación personal que te hace sentir mal y no solamente estoy observando tu discurso, que es lo que tú puedes escribir en la IA, te estoy mirando, estoy viendo cómo te estás sintiendo. El contacto. El contexto.
Cuando ponemos en práctica un método científico para resolver un problema de salud mental, al final hacemos una evaluación constante. Planteamos una hipótesis que conectamos también emocionalmente. Valoramos todos los parámetros y luego evaluamos si se va resolviendo.
“Si no se habla de sexualidad, los chavales buscan respuestas en las redes”
P.–Si la respuesta que ofrece la IA no es ética ni honesta, es peligroso que los chavales recurran a ella.
R.–Absolutamente. La valoración ética y la adherencia terapéutica es algo estudiadísimo. Se sabe que es fundamental para que funcione un abordaje. El contacto humano, el acompañamiento, el poder sentirse acompañado emocionalmente es esencial. Una IA no tiene esos recursos, no puede desenredar una situación para dar una respuesta contundente a algo grave, como que un chico te traslade una ideación suicida.
P.–El mismo estudio sobre adolescencia hablaba de la preocupación de las chicas por la capacidad de la IA de generar imágenes sexuales falsas a partir de imágenes reales.
R.–Éste es un problema que, a nivel social, demanda aún un abordaje contundente porque se dan muchas problemáticas que todavía no están resueltas. La pornografía y las imágenes sexuales generadas por IA son un lugar de aprendizaje sexual muy disfuncional. Tiene que haber una educación previa por parte de los padres o de otras entidades sociales, como la escuela, que ayude a reconocer qué imágenes son realistas para que los jóvenes aprendan sexualidad de una forma sana, de la misma forma que aprenden a comportarse adecuadamente en un contexto diferente.
P.–¿Qué está ocurriendo con la pornografía?
R.–Los jóvenes están expuestos a patrones de modelos muy violentos, muy misóginos y muy machistas. Si la sociedad no habla de sexualidad de una forma abierta, comunicativa y educativa, al final los chavales buscan respuestas en las redes. Y esa respuesta que da la pornografía es muy poco saludable, además de la frustración que provoca en los adolescentes. En la pornografía, el acto sexual no es realista ni a nivel estético –por ejemplo, el tamaño del pene o la forma de la vagina– ni a nivel de tiempos. La pornografía causa inseguridades en los jóvenes, además de un comportamiento sexual muy impostado que no atiende a las variables sensoriales de placer. También puede desembocar en una frustración total.
“La pornografía provoca inseguridades y puede desembocar en una frustración total”
P.–Que los menores tengan cada vez antes un móvil no ayuda
R.–Exacto. Hay un estudio de Save the Children que apunta que hay menores que acceden al porno a partir de los ocho años, y de ahí en adelante. La pornografía es un mercado y busca llegar a sus clientes para que consuman cada vez más y de forma compulsiva. Así, un chico empieza viendo porno más liviano pero, al no sentirse saciado, aumenta la dosis. Como no le sacia, busca una proyección más violenta. Y con la IA el terreno se abre aún más, es un campo sin barreras, ya que se pueden crear imágenes no reales. Si utilizas la foto de una persona que no está nada sexualizada y la conviertes en IA, evidentemente estás impactando contra su dignidad, ahí tendríamos que hacernos preguntas sobre la ética, sobre qué causas legales hay que desarrollar para que esto pare. Además, esa manipulación trae consigo consecuencias traumáticas sobre la persona, así como un daño social impresionante. Un vídeo se hace viral y no hay forma de pararlo, y esto puede destrozar la vida de un chaval que ni ha cumplido los 18 años.
P.–Esto guarda cierta relación con el bullying.
R.–El bullying ha ido transformándose. Antes, cuando no había redes sociales, sucedía en el aula, a la salida de clases... Ahora vemos muchísimo en intervención un impacto a través de WhatsApp o de Instagram. El acoso escolar se ha trasladado a una herramienta muy poderosa como es la red.
P.–¿Qué soluciones se pueden plantear ante estas situaciones?
R.–Socialmente se están dando movilizaciones para establecer algunas medidas. A nivel legal habrá que estudiar cómo controlar y cómo penalizar. A nivel terapéutico, los profesionales de la Psicología tenemos que estar ahí. Afortunadamente, adolescentes, niños y padres ya están mucho más sensibilizados en buscar ayuda y eso me parece muy importante, porque la soledad de un acoso sexual, por ejemplo, con IA o sin IA, requiere de apoyo experto. Siempre llegamos de una forma más amplia a través de la educación y la prevención. Es decir, que los papás y las mamás tengan herramientas para poder ayudar y acompañar a sus hijos e hijas. La supervisión está muy bien, pero al final la educación va a hacer que ese niño o niña pueda discernir entre qué podemos hacer para cuidarnos y para cuidar al prójimo también; para detectar un material pornográfico que nos lleva a modelos muy disfuncionales; o a buscar ayuda de forma inmediata si están usando un material gráfico que es nuestro. Educación y prevención. Es la base.
P.–A raíz de la pandemia del coronavirus, ¿hay una mayor conciencia sobre la salud mental entre los jóvenes?
R.–Los adolescentes, jóvenes, niños y niñas de hoy día son más conscientes de que la salud mental es algo importante. Incluso abordan algo más básico, sus emociones. Es un asunto que se ha normalizado, ya no sólo en las aulas, que también, sino en su vida cotidiana. Las emociones forman parte de una estructura muy relevante. Chicos de 12 o 13 años o incluso menos hablan de sus sentimientos y de cómo los gestionan, a diferencia de algunos adultos, que no se sienten cómodos en la terapia emocional y requieren de más recorrido para abrirse.
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