Los 'agujeros negros' de La Isla
Inmuebles como el Ayuntamiento, el Parque del Mar o la Casa Lazaga siguen vacíos a la espera de un último paso para su ocupación · El centro de salud Cayetano Roldán o la Comisaría también aguardan
Páramo. Desierto. Paisaje desolador. La Isla de las mil caras también tiene ese rostro, ese perfil vacío y hueco, tierra yerma en paraíso fértil a la espera de que el buen agricultor siembre en ella bonanza y futuro. Porque la ciudad crece, amplía sus horizontes en la limitada libertad que le concede su condición de insularidad, pero también mengua, como la luna, cuando agujeros negros aparecen y permanecen en su superficie, unos agujeros que se reparten en la orografía de este cuadro visual que compone San Fernando. De norte a sur, de este a oeste, y en todos los ámbitos de desarrollo. La vivienda privada, el tejido empresarial, los inmuebles de uso público o los vestigios militares son algunas de esas áreas.
En el capítulo de edificios municipales que tienen -o tendrán- un uso público cabe detenerse en primer lugar en la Casa Consistorial, ubicada en el frontal de la plaza del Rey, que se encuentra vacía desde que en el verano de 2005 el edificio señorial se desocupase para dejar paso, primero a la actuación de emergencia y después a una reforma integral que todavía no llega, pendiente del visto bueno definitivo de la Junta y la resolución de su financiación. En su lugar, unas dependencias en Isaac Peral hacen las veces de Ayuntamiento. Hasta no se sabe cuando.
Otro edificio, de impulso municipal y utilidad pública, es el centro de congresos, antes cine Almirante. Las dependencias, en el epicentro de la calle Real, llevan terminadas varios meses -con equipamiento incluido- a falta de la acometida de electricidad. Pero también han sido muchos los meses que la actuación ha estado ralentizada debido a que hubo de reforzarse la estructura del edificio y a que la Junta frenó parte del inmueble por lo que consideró un incumplimiento de la edificabilidad en la trasera. También en la calle Real, recuperada por el ex alcalde Antonio Moreno por cien millones de pesetas, aguarda su futuro la Casa Lazaga, cuya intervención, consistente en la conversión de la misma en un hotel con encanto -incluso hay una empresaria gaditana detrás del proyecto- se encuentra parada desde hace un par de años. El inmueble, así se anunció en las últimas elecciones municipales, estaba llamado a ser parte de la solución de los problemas que tiene la ciudad en lo que a plazas hoteleras se refiere. El Ayuntamiento isleño, a este respecto, no ha dado explicación alguna. La realidad es que el edificio continúa vacío.
Algo más alejada se encuentra otra actuación, también culminada desde hace meses, pero en la que la dotación del equipamiento aún está incompleta. Se trata del Parque de la Historia y el Mar, una edificación junto al Puente de Hierro en la que se han invertido miles de euros pero que aún no tiene definida siquiera la fecha de apertura. Poco se sabe de la gestión y de cuando por fin las especies marinas ocuparán los acuarios, que aguardan su hueco desde hace meses. La última noticia al respecto se produjo en el mes de junio, cuando en pleno se aprobó una modificación de crédito de 800.000 euros para dotar de contenido al complejo y sacar adelante su explotación. Unos pasos que, se prometió entonces, iban a comenzar a darse en septiembre y aún están por arrancar.
Justo al lado de este espacio, se encuentra otro, éste ya de carácter empresarial, que tampoco ve la luz de la ocupación. Así, el parque Puente de Hierro continúa vacío en su mayor parte y un alto porcentaje de sus 38 naves siguen sin ser ocupadas. La inversión en este punto fue entonces de más de tres millones de euros los cuales, de momento, siguen sin reverter en la ciudad. En lo que se refiere a tejido empresarial también puede citarse otro polígono, en el que las naves industriales encuentran serias dificultades para edificarse en la actualidad debido a un problema de suministro eléctrico. Fadricas II, entre Bahía Sur y La Casería, sirve en la actualidad para poco más que para aparcar. Una vez culminadas las obras y realizada la pertinente urbanización, el espacio está listo para que aquellos empresarios que estén interesados posen sus ojos en la actuación. Pero por el momento tampoco ha habido demasiado movimiento.
Junto a los inmuebles municipales y el desarrollo del tejido productivo también hay otra serie de edificios que aguardan el último empujón de otras administraciones. Mención especial merece en este capítulo el centro de salud de Venta de Vargas, el recién denominado Cayetano Roldán -antes conocido como Hermanos Laulhé-, cuya reforma se ha dilatado en el tiempo también por problemas con la estructura. De su apertura depende la verdadera transformación de las dependencias sanitarias en la ciudad ya que el espacio que ocupa en la actualidad una parte del personal que corresponde a este centro será ocupado por Urgencias. Las últimas fechas anunciadas extraoficialmente señalan el mes de noviembre como el que se acogerá todo este movimiento. Salud tiene además otra cuenta pendiente en Camposoto, donde el solar entre las calles Milongas y Granaínas espera la construcción del cuarto y necesario centro de salud de la zona, que dará cobertura a más de 20.000 personas.
Muy cerca, a los pies de Constitución, otro edificio vacío y prácticamente terminado, la Comisaría de la Policía Nacional, que aguarda los últimos detalles para el traslado de los efectivos. Éstos, durante años, han estado trabajando en una casa de la calle Doctor Cellier. Precisamente al lado de estas nuevas instalaciones se encuentra una parcela, provista de vegetación y pastos, en la que ya está presupuestada la construcción de un Palacio de Justicia. De la actuación, eso sí, sigue sin haber ni rastro. Y los funcionarios de Justicia, con el Ayuntamiento isleño al frente, reivindican desde hace ya años la necesidad imperiosa de un cambio de instalación, si cabe aún más deteriorada que la de la Comisaría.
Pero, retomando el estado de las instalaciones sanitarias, uno de los edificios de mayor envergadura y más infrautilizados es el hospital de San Carlos, en La Casería. Perteneciente al Ministerio de Defensa, precisamente la semana pasada fue anunciada su consolidación. Pero, a pesar de la majestuosidad del edificio, sólo están en la actualidad empleadas dos plantas. El resto, vacías, a la espera de una ampliación del concierto para el uso civil de las instalaciones, unas negociaciones en las que Defensa y Junta andan enfrascados en la actualidad. No son pocas las dependencias militares en desuso. Por citar algunas, el edificio noble del Cuartel de Instrucción y Marinería o el antiguo polígono de tiro naval Janer, en la otra punta de la ciudad. Y en la calle Real, por ejemplo, la antigua Capitanía General, que albergará, más tarde que pronto, un Museo Naval.
En el área medioambiental, por último, podría apuntarse el inmueble derruido que sigue siendo hoy el molino de mareas del Zaporito, cuya rehabilitación ha sido recientemente licitada, después de muchos años abandonado a su suerte. Junto a su reforma, además, está planificada la de todo un entorno muy maltratado al paso de los años.
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