Turismo | La joya de la janda necesita más inversiones

Zahara no quiere morir de éxito

Veraneantes encaminándose hacia la playa de Zahara.

Veraneantes encaminándose hacia la playa de Zahara. / Julio González

Según los datos publicados por el INE en 2021, el número de habitantes en Zahara de los Atunes es de 1.391. Zahareño arriba, zahareño abajo. Pero cuando aprieta el calor, la coqueta población jandeña puede multiplicar su población hasta por 40 si se suma quienes eligen Atlanterra, que aunque depende municipalmente de Tarifa está a tiro de piedra del núcleo urbano de Zahara. El problema es que los servicios no crecen al mismo ritmo que la población, y es ahí cuando aparecen las dificultades, sobre todo en materias esenciales como la sanidad o la seguridad. Porque poco queda ya del pueblito pesquero que era Zahara hace apenas dos décadas. Antes de que la onda expansiva del boom inmobiliario alcanzara a Zahara todavía podía verse a John Malkovich paseando tranquilamente por sus calles con un sombrero panamá y unas gafas de sol. Como si de un Supermán sin capa se tratara, el protagonista de Las amistades peligrosas no necesitaba de un disfraz camaleónico para pasar desapercibido. Quizá sea ese uno de los encantos de Zahara para atraer a tanto turista y a tanto famoso a lo largo de estos últimos años. Ypor eso no sólo ha multiplicado su población flotante sino también sus negocios, que en temporada alta, cuyo inicio podría situarse al puente de Andalucía, llegan hasta los 150.

Zahara de los Atunes vive del turismo, es inútil negarlo. Esta misma semana, mientras paseábamos por sus calles, ya podía verse cómo había sido invadida por una horda de veraneantes en bañadores de vivos colores, ajenos al mundanal ruido de esa civilización que a finales de junio sigue trabajando al ritmo que marca el tambor productivo. El objetivo, no obstante, es no morir de éxito y dar servicio a una población que, entre hoteles y viviendas turísticas, llena hasta la bandera bares, restaurantes, chiringuitos y comercios en una localidad de unos pocos kilómetros cuadrados encajonada entre el mar y el río Cachón.

Visitantes llegando a un aparcamiento en Zahara. Visitantes llegando a un aparcamiento en Zahara.

Visitantes llegando a un aparcamiento en Zahara. / Julio González

Agustín Conejo es el presidente de la Entidad Local Autónoma de Zahara, algo así como el alcalde zahareño. En la visita a su pueblo hablamos con él en la Casa Consistorial, situada en pleno cogollo de la actividad comercial. Allí explicó que la “temporada alta en Zahara, si el tiempo acompaña, empieza a partir del puente de Andalucía”. Cada vez arranca antes y termina después de que los dulces navideños tomen las estanterías de los supermercados, “eso de los dos meses de verano hace mucho tiempo que se dejó atrás. Los comercios y hoteles están abiertos al menos ocho meses”, cuenta.

¿Cómo no morir de éxito? Es la pregunta inevitable. “Es que el turismo es lo que tenemos, es de lo que vivimos, y no podemos quejarnos de que venga mucha gente, es bueno para todos, aunque provoque complicaciones. Lo que nos queda es intentar encontrar la solución más satisfactoria posible”, afirma.

Conejo reconoce que con el apoyo de la Diputación y la Junta de Andalucía van consiguiendo los refuerzos que se necesitan para poder hacer frente a la superpoblación, pero que el problema real es sanitario. “Vemos que todos los años nos encontramos en la misma tesitura”.

El alcalde zahareño cuenta que tras poder hablar con el jefe del Distrito Sanitario Bahía de Cádiz-La Janda “me dijo que las tardes de julio están cubiertas, pero, a día de hoy, agosto no”.

Su reclamación no se detiene en estos meses de playa y visitantes. “El problema sanitario no sólo lo tenemos en estos dos meses, porque los 1.300 que vivimos aquí todo el año también somos personas. Cuando se piden soluciones sanitarias las queremos para los 12 meses. En invierno por la tarde no hay nadie en el ambulatorio, los fines de semana tampoco, y las personas mayores que no tienen posibilidad de desplazamiento lo pasan mal, les genera angustia pensar que van a enfermar y que no hay nadie para socorrerlos”.

El centro de salud de Zahara. El centro de salud de Zahara.

El centro de salud de Zahara. / Julio González

Conejo exige que ese ambulatorio esté abierto por las tardes. “No podemos ser selectivos y elegir cuándo nos ponemos malos. Cuando hay una urgencia hay que ir a Barbate, que también tiene muchas deficiencias, y de allí te mandan al Hospital de Alta Resolución de La Janda (HARE) de Vejer, y luego a Puerto Real. Una ruta preciosa. También pedimos que el HARE funcione a pleno rendimiento, que no se tenga que derivar a los pacientes a Puerto Real. No es lo mismo ir a Vejer que tener que desplazarse hasta el Clínico, que es más de una hora. Los zahareños también tenemos derecho a ponernos malos. No tenemos que elegir cuándo ni de qué manera”, afirma taxativo.

Según Conejo, la excusa del Distrito para no atender sus reclamaciones entró en bucle hace ya mucho. “Nos dicen que hay déficit de médicos, pero es que si lo que les ofreces no son contratos de garantías nadie va a querer venir. Si les propusieras algo estable la gente estaría loca por venir a Zahara, lo que no puede es venir a trabajar costándole dinero encima. Creo que hay suficientes medios y tiempo para prever estas cosas y que no nos tengamos que ver año tras año en la misma situación a última hora como ocurre siempre”.

Otro de los aspectos que más preocupa a los vecinos de Zahara de los Atunes es la seguridad. Porque esa mayor presión poblacional no se traduce ni de lejos en número de agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. “Cada año pedimos un incremento de presencia de la Policía Local de Barbate y de la Guardia Civil. Pero también nos dicen que no hay efectivos. No nos podemos quedar siempre con eso, con las carencia, habrá que buscar una solución, porque Zahara es un sitio tranquilo y seguro, pero eso no quita que deba haber Policía Local y Guardia Civil. Puede pasar algo en algún momento, tanto a nivel de seguridad como sanitario, y entonces llegarán las lamentaciones”, dice Conejo.

Al igual que muchos de sus vecinos, Agustín ha visto el crecimiento espectacular que ha tenido su localidad a partir del año 2000. Algo que no ha ocurrido con Barbate, que sigue sin despegar turísticamente pese a su enorme potencial. “Es que somos dos pueblos diferentes, ni mejor ni peor, con una historia, una forma de ser, de actuar, una idiosincrasia diferente. Nosotros somos de Zahara, no somos de Barbate”, dice el alcalde pedáneo.

El sector hotelero –continúa– ha sabido apostar por Zahara, ha trabajado muy bien y ahí están los resultados. Con el tiempo ha dado sus frutos”, afirma orgulloso.

Estos días Zahara también se llena de rostros populares. Se les puede ver en cualquiera de los muchos (y buenos) restaurantes o chiringuitos, de La Luna a la Taberna del Campero; del Ramón Pipi a la pizzería Fillol, del restaurante Antonio al Trompeta. Conejo tiene una explicación a la atracción que ejerce su pueblo en estos. “Es que aquí pasan desapercibidos. Hay muchos que ni siquiera te das cuenta. Te enteras luego de que han estado, pero la gente no los molesta. Nos sentimos orgullosos de nuestro pueblo, puede sonar chovinista, pero nuestro sentimiento de querencia con Zahara va por encima de todo. Poco a poco el turismo va perdiendo la estacionalidad. Muchos negocios, cada vez más, aguantan 10 meses abiertos. La intención es que se pueda trabajar los 12 meses y seguir creciendo”, concluye.

Turismo de calidad en un paraíso tranquilo al que sólo le falta la guinda del pastel: una inversión seria en materia sanitaria, también durante todo el año.

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