medio ambiente

La UCA muestra la relación entre el corzo, la herriza y los cotos

  • El brezal les sirve de refugio a estos animales, procurándoles un ángulo de visión de 360º

El brezal mediterráneo sirve de refugio a los pequeños ungulados.

El brezal mediterráneo sirve de refugio a los pequeños ungulados. / D.C.

No es tan grande (no es tan majestuoso) como el ciervo, pero el pequeño corzo ha sido, tradicionalmente, el cérvido característico de la provincia. Igualmente, la herriza no tiene el endemismo impresionante de los pinsapos, por ejemplo, pero resulta un ecosistema fundamental dentro de la biodiversidad del Estrecho. Y ambos, como es propio en ecosistemas que llevan siglos de funcionamiento, se complementan a la perfección. Eso, al menos, vienen a demostrar investigadores del grupo Fuego, Ecología y Biodiversidad en Ecosistemas Mediterráneos (FEBIMED), de la Universidad de Cádiz, coordinados por el catedrático Fernando Ojeda. Así, tras analizar los datos de densidad de poblaciones de corzo en 182 cotos de caza de la provincia durante tres cuatrienios (de 2006 a 2017), han encontrado una relación directa entre la abundancia del corzo andaluz y la existencia de brezal mediterráneo o herriza.Para el desarrollo de este trabajo también se recogieron datos sobre otras variables que podrían influir en la abundancia de corzos, como la superficie de los cotos y la abundancia relativa de ciervos (cervus elaphus), otra especie que interfiere con el corzo.

En el estudio, se ha demostrado la relación positiva entre la herriza y el corzo, tal y como se recoge en la revista Forest Ecology and Management, donde se ha publicado esta investigación científica. “Este ecosistema sin árboles le sirve a los corzos de refugio, ya que les proporciona un ángulo de visión de 360º para detectar a sus potenciales depredadores y a los propios cazadores antes de ser ellos vistos”, explica la investigadora y primera firmante de la publicación científica, Miriam Selwyn. De hecho, apunta, “pese a la creencia popular de que los corzos están siempre en el interior de bosques de alcornoque, quejigo o en pinares, cuanta más herriza hay en un coto de caza mejores son sus poblaciones de corzo”.

Aunque las razones de esa asociación positiva siguen siendo especulativas, debe recalcarse el potencial que ofrece la herriza para mejorar la conservación de una especie protegida y singular, lo que debería promover el valor de conservación de este hábitat natural único. Es más, “en este estudio hemos encontrado cómo la herriza o brezal mediterráneo parece favorecer las poblaciones de corzo en cotos de caza. Al favorecer al corzo, está mejorando un preciado recurso económico de los propios cotos”, como explica el catedrático Fernando Ojeda, coautor del estudio. Así, “este estudio puede ayudar a implementar una estrategia adecuada de conservación del corzo andaluz, pero también a seguir poniendo en valor un ecosistema tradicionalmente denostado, pero tremendamente singular y con una elevada biodiversidad como es la herriza. Ahora, además, podemos añadir un interés económico directo”, subraya.

En este estudio se ha analizado también el efecto de los ciervos (especie que ha sido reintroducida en los cotos para poder cazarlos) sobre las poblaciones de corzo y, aunque se conoce el efecto negativo del ciervo, “no se ha detectado de forma patente”. Al respecto, los investigadores aseguran que “parece haber una segregación espacial entre ambas especies. El ciervo, al contrario que el corzo, no se asocia con la herriza. Puede entonces que cotos con mayor abundancia de herriza contribuyan a esa segregación espacial entre ambas especies y, por tanto, a disminuir su interacción, negativa para el corzo”.

El corzo andaluz (Capreolus capreolus var. garganta) es una especie autóctona de ungulado de tamaño mediano, cuyas características biológicas son únicas. Este mamífero es relativamente abundante en los ecosistemas forestales del sur de España, en el lado europeo del Estrecho de Gibraltar.

Por su parte, la herriza o brezal mediterráneo es un ecosistema dominado por arbustos (principalmente brezos) y sin ningún árbol, presente en suelos pedregosos de la mayoría de las crestas de las sierras del Parque Natural de Alcornocales. Al carecer de árboles, se ha considerado tradicionalmente como un ecosistema de poco interés y escaso valor ecológico. Sin embargo, numerosos estudios científicos han mostrado que es un hábitat singular con una elevada biodiversidad botánica.

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