“Reconozco que la imagen de la tanqueta en la calle fue impactante”
José Pacheco | Subdelegado del Gobierno en Cádiz
Tras un año complicado por la pandemia y las protestas del metal, el dirigente socialista hace un balance de la gestión en la provincia
–Acaba un año complicado tanto a nivel pandémico como laboral en Cádiz. ¿Qué balance hace?
–A nivel de la pandemia ha sido un año difícil. Desde el 14 de marzo de 2020 hemos tenido que gestionar la incertidumbre, porque era un virus nuevo, había que ir evaluándolo y ver cómo se podía combatir. Según fuimos descubriendo cosas se fueron aplicando medidas. Las primeras fueron muy drásticas, nadie va a olvidar los primeros confinamientos, y luego ha ido evolucionando. Ahora tenemos una cepa nueva, la ómicron, que se está comportando de manera diferente a la delta y a las anteriores, con lo cual volvemos a la incertidumbre. Esta parece mucho más contagiosa, los síntomas son diferentes, se parece más a un catarro, pero todo eso vuelve a replantearnos cosas. Creo que la ciudadanía está un poco cansada, ya vamos para dos años con una pandemia, se ha portado muy bien, ha hecho todo lo que se le ha pedido, se ha confinado, se ha vacunado, se ha colocado la mascarilla… es verdad que después del verano, con una incidencia baja y con mucha población vacunada, se le ha perdido un poco el respeto al virus y esta ómicron ha venido a decirnos que todavía esto no ha acabado. Le pido a la gente ese pequeño esfuerzo extra, porque vamos a vencer, pero hay que seguir siendo responsables.
–España es líder en vacunación. Eso debe ser motivo de satisfacción para el Gobierno.
–Absolutamente. Es el gran éxito de este año para mí, el altísimo porcentaje de población diana vacunada. Eso ha generado ese gran colchón de protección que quizá esté haciendo que esta cepa no esté siendo tan virulenta ni nos obligue a tomar medidas tan drásticas como otros países de la UE que tienen un índice de vacunación menor.
–Personalmente, como subdelegado del Gobierno, ¿su momento más duro del año fue la protesta de los trabajadores del metal?
–Sí, digamos que fue de los momentos más duros de gestionar por lo difícil que era mantener ese equilibrio entre respetar los derechos fundamentales de los trabajadores para manifestarse de la manera más segura posible y, por otro lado, que salvaguardar los derechos fundamentales de la gente, como por ejemplo que pudieran ir a sus puestos de trabajo. Ya no sólo hablo de compañeros que no querían hacer huelga o de respetar los servicios mínimos de grandes empresas matrices que no estaban afectadas por la huelga pero que sí que eran de alguna manera subsidiarias, es que también había que mantener infraestructuras esenciales como podía ser un tren, para que hubiera movilidad, o impedir que una ciudad quedara bloqueada, como ocurrió por ejemplo el primer día de huelga con La Línea. Había que hacer que las personas pudieran trabajar, llevar a sus hijos a los colegios, que llegaran los catering a los hospitales, que un médico pudiera llegar a un quirófano y no tener que retrasar la operación, y todo eso era importante. No podíamos permitir que se bloqueara una ciudad entera.
–Un equilibrio complicado.
–Lo es, de mucha negociación, tengo que reconocer que en el Campo de Gibraltar el trabajo de negociación de la Policía con los representantes sindicales fue ejemplar, porque se consiguió que ellos pudieran ejercer su derecho a huelga pero que se desbloqueara la ciudad, con inconvenientes para todo el mundo, con tráfico más lento, pero bueno es que estábamos reivindicando una huelga del metal, y crea inconvenientes, pero no hasta el punto de verse alterados otros derechos fundamentales.
–¿Y el papel de los cuerpos de seguridad del Estado?
–Ha sido siempre defensivo, siempre conteniendo a cualquier tipo de grupos que pudieran ser más violentos, que vinieran a hacer otro tipo de actuaciones. Había que contener eso, y que no hubiera que lamentar heridos posteriores, y afortunadamente en eso, salvo una persona a la que le abrieron la cabeza en el Campo de Gibraltar, no ha habido grandes incidentes.
–La imagen de la tanqueta por las calles del Río San Pedro, tan comentada en toda España, ¿le ha hecho mucho daño al Gobierno? ¿A usted personalmente no le chirrió, era necesaria esa tanqueta?
–Bueno, empiezo reconociéndote que la imagen es impactante. Nosotros valorábamos cada mañana en la reunión de coordinación con los diferentes cuerpos de seguridad cómo estaban evolucionando las manifestaciones, las huelgas, si había convocados nuevos disturbios, y siempre el criterio era contención y protección del derecho a huelga. En ese momento había una situación que había que solventar, que era que los ciudadanos del Río San Pedro pudieran salir de sus casas, pudieran circular por las calles, sacar sus coches, y en ese momento había contenedores tirados, adoquines en las calles, piedras, y había que limpiar las calles. Y lo más importante, había una barricada ardiendo en la puerta de un colegio, y había que despejarlo. Que si se hubiera llevado un tractor o una excavadora habría sido menos impactante y a lo mejor el resultado habría sido el mismo, pues sí, pero bueno, en ese momento la Policía tenía un vehículo blindado, insisto que no es un vehículo ofensivo sino defensivo, que tiene una pala de hierro delante y se estimó sacarla para limpiar las calles y sobre todo la puerta del colegio. La consecuencia fue esa imagen que reconozco que es impactante y que es la menos adecuada. Una vez que se hizo no quedaba otra que asumir las consecuencias e intentar explicar por qué se sacó en ese momento.
–Llegaron a pedir su dimisión y la del ministro Marlaska. ¿Habló con el ministro esos días?
–Sí, en varias ocasiones. Hablábamos por la noche de como había ido el día y coincidíamos en que la actuación policial debía ser ajustada, siempre atendiendo al principio de proporcionalidad, no siendo proactivos sino conteniendo. Esos criterios eran los que yo luego trasladaba al día siguiente a los cuerpos de seguridad del Estado. Y con respecto a la dimisión, pues nosotros en ese periodo estábamos muy centrados en gestionar el conflicto de la manera más pacífica posible y en nada más.
–¿Existe buena comunicación entre el alcalde de Cádiz y el subdelegado del Gobierno? No me dio esa sensación tras las detenciones de algunos de los presuntos causantes de los disturbios en las manifestaciones del metal.
–A veces me llama, yo le doy información, pasó cuando intentaron cortar el puente Carranza el verano pasado, o cuando se quemó el pequeño bosque de pinos frente a la factoría de Airbus. Evidentemente lo que yo le traslado es que defiendo como el que más el derecho a reunión, a manifestación, creo que son logros que se han conseguido en un país democrático y pongo todos los recursos de la Subdelegación para que se cumpla, pero las incidencias que se producen hay que investigarlas y las detenciones sólo consistieron en llevarlos a Comisaría, tomarles declaración y luego devolverlos a sus domicilios. Se hace no porque se hayan manifestado, sino porque hay pruebas videográficas que los identifican con disturbios, altercados. Esta vez sin embargo no me llamó, simplemente salió rápidamente a la prensa a reivindicar lo que consideraba justo.
–¿Cree que en estos momentos, pasada ya la mitad de la legislatura, le ve no sólo como subdelegado del Gobierno sino como un posible rival político en la lucha por la Alcaldía?
–Habría que preguntárselo a él. Intento ser un subdelegado para todos los alcaldes de la provincia y ser un aliado para todos. Lo que intento es facilitarles las gestiones que estén en mi mano, incluso más con el Ayuntamiento de Cádiz, porque a mí me duele la ciudad, he sido concejal, he estado trabajando en los asuntos de la política municipal, y de alguna manera me gustaría que las cosas de Cádiz capital salgan. Me gustaría tener esa doble complicidad. ¿Que el alcalde prefiere verme como un rival político? Pues no lo sé. Yo le diría que aún queda mucho, que de aquí a las elecciones queda mucho camino para seguir recorriendo de la mano porque será bueno para los gaditanos.
–Porque ¿esa posibilidad de que llegue a encabezar las listas del PSOE a la Alcaldía de Cádiz está sobre la mesa?
–Suena mucho, pero realmente todavía es muy pronto para hablar de ese tema.
–¿Depende de usted, del partido o de quién?
–Pues un poco de todos. Primero de mi disponibilidad a querer presentarme, después del partido, yo defiendo mucho el trabajo de equipo. Ahora mismo trabajo con un equipo en el que está Fran González, está el secretario de organización, la actual ejecutiva, y será una decisión del equipo que está velando por el buen funcionamiento del partido en la ciudad de Cádiz. Pero luego, en última instancia, será decisión de los militantes. El partido tiene unas reglas muy democráticas y será la militancia quien, a través de primarias, decidirá quién considera que es el mejor candidato para representar al PSOE de cara las elecciones municipales de 2023. Posiblemente a principios de 2022 habrá un cambio en la dirección del partido a nivel local y en el resto de localidades. Una vez que el partido esté renovado entonces se empezará a hablar de las municipales. Antes nos tocarán unas elecciones andaluzas y por lo tanto tendremos que hacer campaña por Juan Espadas. Insisto, aún es muy pronto para gastar energías en ese tema.
–Hemos visto muchos cambios en el callejero de Cádiz. ¿A la Subdelegación de Gobierno le ha llegado alguna petición para cambiar de nombre el puente Carranza?
–Formalmente no ha llegado, lo que sí puedo decir es que el Ministerio de Transporte y Movilidad, de quien depende el puente Carranza, está trabajando en ese y en otros muchos nombres que puede haber en el territorio español y que evidentemente tendrán que ir en consonancia con la ley de Memoria Democrática. Cuando se tenga que tomar una decisión se tomará.
–Sobre la batalla contra los clanes del narcotráfico que operan en la provincia ¿qué valoración haría de este 2021?
–Cuando llegamos en 2018 una de las primeras cosas que hizo el ministro del Interior fue presentarse en el Campo de Gibraltar, porque nos encontramos con una situación esperpéntica. El principio de autoridad se había perdido, el estado de derecho no existía prácticamente, y habíamos asistido a episodios como que unos narcos entraran por la fuerza en un hospital para llevarse a uno de los suyos. Eso no se podía consentir. De ahí nace ese Plan Especial de Seguridad, en principio circunscrito para la comarca del Campo de Gibraltar. Nada más empezar se vieron los resultados, porque se reforzó la dotación de personal, se empezaron a hacer investigaciones más profundas, evaluamos eso y nos dimos cuenta que las mafias empezaron a moverse por toda la provincia, en la zona del Bajo Guadalquivir sobre todo. Como consecuencia de eso Interior amplió el Plan Especial a toda la provincia y a zonas limítrofes, en Málaga y Huelva. Y ahora estamos viendo todos esos buenos resultados, porque no hay mañana que no nos levantemos sin saber que se ha desarrollado otra operación, que se han incautado tantos kilos, que hay tantos detenidos. Y, lo más importante, el fruto de las investigaciones, porque se les está atacando donde más les duele: al dinero, a sus estructuras financieras, el blanqueo de capitales.
–Volviendo a la economía, ¿existe algún plan para reindustrializar la provincia de Cádiz pero de verdad?
–Es un tema estructural, no es algo que se pueda cambiar de rumbo de la noche a la mañana. Traer grandes industrias a la provincia y que se consoliden es una cuestión de años. Pero es verdad que hay que poner todas las semillas para que vayan dando sus frutos. La provincia tiene cuatro de los seis astilleros dependientes de la SEPI de toda España, los tres de la bahía más el de Rota, y los cuatro tienen mucha carga de trabajo. El Gobierno está continuamente pendiente para que no falte trabajo. San Fernando está con las corbetas de Arabia Saudí, Puerto Real tiene las BAM de Defensa y apuesta fuertemente por las eólicas, porque hay que ser competitivos a nivel mundial en un sector que se nos abre y que tiene que ver con las energías verdes, renovables y en las que tenemos que demostrar que podemos competir con cualquiera; y luego Cádiz se ha especializado en la reparación de cruceros. A eso le sumamos que tenemos en Rota el contrato de mantenimiento con la flota de EEUU, que va a generar más de 1.000 puestos de trabajo hasta el año 2028.
–¿Y Airbus?
–El futuro de Airbus, aunque es un tema que nos pilla de soslayo, porque es una empresa privada y la participación de España es menor, también pasa por apostar para que no haya pérdida de puestos de trabajo, que el centro de Puerto Real se reconvierta en algo que siga manteniendo esa actividad, en ese centro 4.0 de investigación que todos queremos.
–Ahora que lo comenta, ¿habrá alguna posibilidad de que Gobierno y Junta se pongan de acuerdo para que el Centro de Fabricación Avanzada se instale en esas instalaciones?
–Espero que sí. El Plan de Empleo de los presupuestos generales del 21 ha destinado una partida de 50 millones de euros para la provincia y los presupuestos del 22 vuelven a colocar esos 50 millones para que les lleguen a la provincia, pero si queremos revertir esa tendencia del paro y la pérdida de tejido industrial tenemos que ir de la mano todas las administraciones. No vale solo lo que haga el Gobierno sin esa puerta abierta por parte de la Junta, de Diputación o los gobiernos locales. Hay que apostar todos de manera conjunta. Espero que el CFA empiece a funcionar ya, que esos 20 millones que tenía previsto invertir la Junta lleguen ya, que se instale en esas naves de Airbus, con la tecnología dentro, y que sea una realidad de la investigación de lo que va a ser la aeronáutica en el futuro, con energías verdes incluso con aviones eléctricos.
–¿Veremos alguna vez el AVE llegando a la estación de Cádiz?
–Eso es un más deseo idílico que algo que vaya a beneficiar a la provincia realmente, porque hablando de tiempos tampoco va a ser tanta la diferencia. Más importante es aumentar la frecuencia de los trenes, o garantizar unos horarios, a que le ganes 15 minutos a un viaje de Madrid a Cádiz, porque igual eso supondría además reorganizar todas las paradas que hay en la bahía.
–Por fin parece que veremos obras en el nudo de Tres Caminos.
–Pues sí. Cuando llegamos en 2018 nos encontramos con que el proyecto del nudo de Tres Caminos estaba paralizado, que había una declaración de impacto medioambiental que llevaba seis años parada. El Gobierno de España se puso manos a la obra y lo primero que hizo fue desatascar eso y seguir caminando. Durante estos tres años se ha seguido trabajando incesantemente, a pesar de la pandemia, para que el proyecto vea la luz. Se ha hecho el proyecto provisional, se han incorporado alegaciones tras el periodo de exposición pública y se ha redactado el nuevo proyecto de construcción. Son cosas que se dicen rápidamente pero que cada paso lleva su tiempo, porque redactar un proyecto de una envergadura de casi 100 millones de euros, que es lo que va a costar Tres Caminos, 97,5 creo, no se hace en un mes ni en dos. Ya tenemos el proyecto definitivo por parte del ministerio. Ahora el siguiente paso es sacarlo a licitación y que haya empresas que quieran hacer el trabajo. Lo sacaremos a principios de año y si todo va bien probablemente para el verano estemos en disposición de empezar las obras. Pero claro, sería de locos arrancar justo en verano cuando más tráfico hay, sería el peor momento, con lo cual, si todo va bien y los plazos administrativo nos lo permiten, creo que para el segundo semestre del 22 debemos tener las máquinas allí.
–¿Y qué puede suponer esta obra?
–Un revulsivo total, porque aparte de acabar con los atascos, va a dotar de muchas mejores comunicaciones al polígono de Tres Caminos, eso va a crecer muchísimo. También va a mejorar las conexiones con Chiclana y por ende con el resto de la costa. Incluso todo el entorno que conecta con Sevilla por Puerto Real se va a convertir en una metrópolis que va a permitir que la gente pueda moverse con esas vías de gran capacidad. Date cuenta que el proyecto contempla hasta el acceso Norte de Chiclana. Toda esa vía también lleva mejoras.
–¿Hay algún tipo de avance en la idea que tenía el Gobierno de Pedro Sánchez de hacer pagar por usar las autovías?
–Ninguno. Eso fue una exigencia de la UE para poder acceder a los fondos de recuperación, a esos 9.000 millones que ya han llegado, y bueno a los 170.000 millones en total, de hecho fuimos de los primeros países en recibir ese dinero. De las exigencias que nos ponía Europa una de ellas era el tema este. Nosotros lo que hemos hecho es un estudio de cómo mejoraría el mantenimiento de las carreteras de alta capacidad si se hiciera algún tipo de pago por uso, y que realmente ese mantenimiento recayera sobre la gente que lo está usando y no sobre toda a ciudadanía con sus impuestos. Pero es un estudio que está ahí parado.
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