Provincia de Cádiz

Navantia abre sus puertas a los ciudadanos para darse a conocer

  • Más de 3.000 personas visitan las instalaciones y atienden a las explicaciones sobre la actividad que se desarrolla en los Astilleros de La Isla · Los propios operarios muestran a los visitantes su trabajo diario

Y mira que tienen historia y tradición los astilleros de San Fernando. Y mira que muchos sabían de la importancia de la antigua Bazán en la economía de la ciudad isleña. Y mira que casi todo el mundo en esta Bahía conoce a alguien que trabajara o labore, actualmente, en esta factoría naval. Pues, con todo eso, la actividad de Navantia es una completa desconocida para los ciudadanos. Para solucionar eso, la compañía organizó ayer unas jornadas de puertas abiertas, destinada principalmente para los familiares y amigos del personal. Las primeras de las que es protagonista este centro de trabajo situado en La Carraca. La respuesta fue ingente: en torno a la una de la tarde habían visitado los astilleros más de 3.000 personas. Algunos se desplazaron hasta allí en sus propios vehículos. Otros llegaron en los autobuses lanzaderas que se habían puesto a disposición de los ciudadanos y que podían coger en San Fernando, Cádiz, Chiclana y Puerto Real.

Fue una ocasión perfecta para observar el proceso de construcción de un barco, especialmente en los talleres de estas instalaciones: desde el momento del corte de chapa hasta los pasos para el montaje y la entrega final. Porque allí estaba imponente el Buque de Vigilancia Litoral (BVL) que hoy se entrega a la Armada de Venezuela. Para explicar este proceso el comité de empresa y otros operarios se apostaron en puntos estratégicos donde exponían las principales tareas que en cada sitio desarrollan. Todos le pusieron ganas. Muchas ganas.

Nada más entrar en las instalaciones, después de recorrer unos metros andando, y poco antes de llegar al edificio de Dirección, donde comenzaba el recorrido establecido, dos trabajadores paraban a los visitantes para entregarles un folleto, y darles un recuerdo de estas jornadas: unas chapas para los mayores y pequeños, que además eran obsequiados con una gorra con el nombre de la compañía. Allí, en ese punto, comenzaba el entusiasmo de esos voluntarios -los grandes conocedores del terreno-, que no se rebajó en ningún momento durante la mañana de apertura.

La primera planta del edificio de Dirección la comparten los distintos departamentos de ingeniería. Los primeros que toman contacto son los integrantes de la sección de anteproyectos, encargados de definir el barco. Una ingeniera lo explicaba: De la estructura dicen, por ejemplo, cómo tiene que ser la chapa del casco, cuál su grosor, cómo montarlo. Otras salas acogen electricidad y electrónica, equipos -que trabajan, entre otras cosas en la propulsión-, reprografía, calidad. "Aquí, señaló, hay ingenieros, electricistas, delineantes". En la segunda planta se ubica la gerencia y apoyo logístico, que trabaja en el mantenimiento del barco una vez está hecho.

Y, después de esto, comenzaba el recorrido por los talleres, donde se veían piezas, tubos, máquinas y herramientas. Los primeros en aparecer eran los de elaboración y conformado. Un trabajador llamaba la atención del grupo que en esos momentos pasaba ante él. No hizo falta que hablara muy fuerte. Los visitantes habían acudido dispuestos a poner sus cinco sentidos en las explicaciones. Se notó su curiosidad. La de los adultos, pero también la de muchos niños, que abrían los ojos como platos sorprendidos por esas enormes máquinas que aparecían ante ellos a un lado y a otro.

En elaboración y conformado se dedican al corte de planchas, un trabajo muy preciso, en el que se manipula maquinaria con software programados para que la pieza quede según está en el plano. "Esa máquina corta planchas de escaso espesor", señaló. El operario, además, dejó claro la seguridad que todo este trabajo tiene: cada pieza cuenta con una inscripción con un bloque de siete números, a modo de carné de identidad, "por pequeña que sea". Porque un barco tiene muchas piezas, que se encajan como un puzzle.

Ayer, como día especial, quienes pisaban el taller no tenían que llevar el calzado de seguridad, ni caminar por las naves por el pasillo marcado en los suelos. Tampoco nadie pasó de las zonas establecidas.

En las zona de elaboración de bloques se montan los barcos por bloques, como por anillos. Pasan por allí todos los gremios. "Las partes de los barcos para nosotros se definen con una terminología específica. Nosotros al suelo lo llamamos cubiertas -charlaba un trabajador con un nutrido grupo-. Las paredes se conocen como mamparos". Mientras hablaba a su espalda, estaba la popa de un Buque de Acción Marítima que se hace para la Armada.

Más adelante un proyector mostraba imágenes de los trabajos que se hacen, de soldadura, de electricidad, en las gradas, ya en el dique. A un lado el puesto de mando de un buque atraía las miradas de los visitantes. Una niña se acerca a un operario para preguntarle qué es, para qué sirve. "Todo se controla desde aquí", resume al final de sus palabras. Todos se asoman a su interior.

La visita prosigue. Pasan por la sección de sistema Faba, la que se encarga de los equipos y del armamento. Algunos se escapan a las gradas, donde curiosean. Otros se paran ante el BVL, ya preparado para partir.

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