Provincia de Cádiz | Los largos tentáculos del tráfico de drogas

Narcos Club de Fútbol

Abdellah El Haj Sadel El Menbri, conocido como el Messi del Hachís, un apasionado del fútbol... y del dinero. Abdellah El Haj Sadel El Menbri, conocido como el Messi del Hachís, un apasionado del fútbol... y del dinero.

Abdellah El Haj Sadel El Menbri, conocido como el Messi del Hachís, un apasionado del fútbol... y del dinero.

Escrito por

· Pedro Ingelmo

Redactor

Seguramente Modesto Méndez, conocido como Pupi, habrá contado a su hijo, Brais Méndez, internacional español que actualmente milita en la Real Sociedad después de haber sido varias temporadas la joya de la cantera del Celta de Vigo, cómo fueron sus dos años más locos como futbolista.

A mediados de los años 80 Pupi era el delantero centro del Deportivo B. En aquel tiempo se estaba fraguando lo que sería en la década de los 90 el Súper Depor. Acababa de tomar las riendas del equipo un político del PP llamado Augusto César Lendoiro que apuntaba alto y estaba dispuesto a gastar el dinero que nunca se supo muy bien de dónde salió para arrebatarles a los grandes equipos europeos jugadores como Bebeto, Rivaldo o Makay. Pupi debió suponer que no tendría nunca sitio en un equipo que empezaba a apostar por fichar estrellas, por lo que ni se pensó rechazar una oferta que le habían hecho de un equipo que acababa de subir a Segunda B, el Juventud de Cambados. Cambados era un pueblo de 13.000 habitantes cuyo equipo siempre se había movido en las ligas regionales. Pero había llegado un nuevo presidente y había cambiado por completo al equipo. A Pupi ese presidente le había ofrecido la mareante cifra para él de tres millones de pesetas. Porque ese presidente era Sito Miñanco, ya por entonces el mayor traficante de cocaína de toda Europa. El primer sueldo que Pupi cobró de Miñanco le fue entregado en el vestuario en mano. Los billetes salieron de las bolsas de basura en las que Miñanco trasladaba las nóminas. Porque todo lo que rodeaba al Cambados era dinero negro.

La historia del Cambados, relatada por Nacho Carretero en su famoso libro Fariña, fue el de un fugaz sueño. En su primer año en Segunda B, con Pupi como delantero titular, rozó con los dedos el ascenso a Segunda y se convirtió en el tercer equipo gallego, por detrás del Celta y el Deportivo y por encima de otros equipos con mucha más tradición como el Racing de Ferrol, el Compostela o el Ourense. Miñanco lo hacía todo a lo grande, como llevarse al Cambados a una gira por Panamá, donde él negociaba los cargamentos. Llegó a construir un nuevo estadio con césped de última generación. La foto es un retrato de la época: el párroco de la iglesia de Vilariño bendice el nuevo terreno de juego ante las plantillas de los dos equipos que lo iban a estrenar, el Cambados y el Racing de Ferrol. Junto a ellos todas las autoridades, incluido José Cuiña, por entonces presidente de la Diputación Provincial de Pontevedra y futura mano derecha de Manuel Fraga. Y entre ellos, el dueño, el narcotraficante. ¿De verdad no sabían el párroco y los altos dirigentes políticos del PP de dónde había salido el dinero para construir ese campo?

Los legendarios Pablo Escobar o Sito Miñanco compraron equipos de fútbol para blanquear

Miñanco se miraba en el espejo del narco Pablo Escobar, que se compró uno de los equipos más populares de Colombia, el Atlético Nacional de Medellín, al que llevó a conquistar la Copa Libertadores en 1989 ante el Olimpia de Asunción. El narcotráfico marcó el fútbol colombiano durante tres décadas. Era una forma de lavar activos. Y de ese modo, a través de testaferros, se patrocinaban jugadores, se compraban árbitros, se amañaban partidos y campeonatos enteros. En 1995 se detuvo al ex presidente del América de Cali, Juan José Bellini, por su conexión directa con los hermanos Rodríguez Orejuela, que eran los capos del cartel de Cali. Cuando Bellini fue detenido era el presidente de la Federación Colombiana de fútbol.

Isidoro Martín, alias El Doro, durante la presentación de uno de sus futbolistas para la UD La Algaida. Isidoro Martín, alias El Doro, durante la presentación de uno de sus futbolistas para la UD La Algaida.

Isidoro Martín, alias El Doro, durante la presentación de uno de sus futbolistas para la UD La Algaida.

Doro Stadium

El fútbol, para qué nos vamos a engañar, tiene las manos sucias, pero pasados los años del gran descaro en Colombia y de episodios como el de Sito Miñanco con el Cambados, los narcotraficantes, los traficantes de armas y los negociantes de tratas de blancas no han abandonado el mundo del fútbol, aunque sí se han tapado un poco más. Por eso casi transmite ternura lo sucedido en un pequeño club de Sanlúcar de Barrameda. A finales de noviembre de 2021 la Guardia Civil detenía a Isidoro Martín, alias el Doro, presidente de la Unión Deportiva Algaida, en una operación antidroga bautizada como Palafito. En 2017 El Doro había comprado el club, que militaba en la Segunda División Andaluza, una categoría completamente amateur. El Doro remodeló un campo que se encontraba en estado ruinoso y al que se le caían las tapias con los temporales. Instaló focos led, nuevas gradas, relucientes vestuarios y estrenó césped, una pradera, sobre el pedregal que era el antiguo campo. También puso una bonita cafetería en el estadio. Las facturaciones de la cafetería del U.D. Algaida se acercaba a las de la famosa cervecería sanluqueña Balbino. O eso ponía en los tickets. Una vez concluida la obra del estadio, Isidoro le puso su nombre, el Doro Stadium. Y se permitió fichar al jerezano Dani Güiza, campeón de Europa con la selección española en 2008. ¡Para jugar en la División de Honor Andaluza!

Desde que él llegó, el Algaida era la envidia de la categoría y su plantilla viajaba incluso en un autobús con el escudo del equipo serigrafiado como si fuera todo un equipo profesional. El Doro sentía admiración por Pablo Escobar. Había llegado a viajar a Colombia para realizar la ruta turística que se ofrece en Medellín para conocer los lugares donde se enseñoreaba el narco más conocido de todos los tiempos. Según la Guardia Civil, el Doro había empezado por el tráfico de hachís. Era de los que, como se conoce el argot, “hacía agua”, es decir, llevaba personalmente los cargamentos. Pero había diversificado el negocio y se había dedicado a la plantación de marihuana. Un emprendedor nato. Buena parte del dinero obtenido lo lavaba a través de la Unión Deportiva Algaida. Calculan los investigadores que en torno a dos millones de euros. Actualmente el Doro se encuentra en libertad provisional a la espera de juicio. Alegó problemas mentales: tenía fobia al encierro.

El Doro era un héroe en La Algaida, un tipo muy querido. Montaba en el campo castillos hinchables para los niños, regalaba equipaciones. Creía en el fútbol como deporte para el desarrollo infantil. El Doro era el amigo de los niños de La Algaida, una colonia sanluqueña dedicada al cultivo de hortalizas donde nunca ha sobrado el dinero. Cuando la Guardia Civil acudió a detenerlo al Doro Stadium, media colonia estaba allí para defender a su benefactor.

El ex jugador malagueño Sergio Contreras Koke nunca fue un gran traficante. “Pago por las tonterías que hice, pero vamos, que tampoco es que yo fuera Pablo Escobar”, declaró antes de entrar en prisión. Fue en su época en Málaga cuando entró en contacto con un mundo en el que descubrió que podía ganar más que con el fútbol y eso que con el fútbol no es que ganara poco después de una carrera que le había llevado a militar en equipos como el Aris de Salónica, el Olympique de Marsela o el Sporting de Lisboa y ser compañero de vestuario de estrellas como Drogba o Ribery. En mayo de 2023 fue condenado a seis años de prisión después de reconocer que compraba marihuana en grandes cantidades en varias plantaciones andaluzas y las facturaba para Países Bajos en camiones gracias a los contactos que había adquirido en sus años como futbolista.

Una camiseta que Sergio Ramos dedicó al Messi del Hachís. Una camiseta que Sergio Ramos dedicó al Messi del Hachís.

Una camiseta que Sergio Ramos dedicó al Messi del Hachís.

Las amistades del Messi

El que sí es uno de los grandes, sino el más grande, es Abdellah El Haj Sadel El Menbri, conocido como el Messi del Hachís y en el apodo ya viene dada su relación con el mundo del fútbol. Actualmente en busca y captura, aunque no es que esté muy escondido –vive a todo lujo muy cerca de aquí, en Tánger, donde regenta una gran cadena de teterías–, el Messi inició su carrera como pequeño traficante con unos 15 años jugando al fútbol en el barrio del Saladillo de Algeciras. Allí, por ejemplo, conoció a su lugarteniente y amigo íntimo Emilio el Moro. Siempre con un balón de por medio, crea su guardia pretoriana, a la que convierte en un equipo de fútbol, el Pollo DG, un nombre extraño. Lo de DG hace referencia al lujo que empieza a nublarlo. Son las iniciales de la marca Dolce Gabbana. En el equipo, por supuesto, hay un titular fijo, que es el propio Abdellah, que juega con el diez, como Messi, aunque no es ni de lejos el mejor del equipo. Algunos guardias civiles jugaron contra él en la liga amateur en la que estaba inscrito el Pollo DG: “Que no se te ocurriera meterle una patada porque al momento tenías a siete tíos encima”. Uno de sus rivales en aquella liga es David Oliva, el conocido jefe de OCON 2 que desmanteló el reinado de los Castaña y los Pantoja y que luego cayó en el ostracismo. Oliva jugaba en el equipo de los Pelayos. Sus partidos con el Pollo DG eran de máxima rivalidad. Guardias contra narcos.

El Messi del Hachís fraguó amistad con algunos jugadores del propio Real Madrid

Mientras metía hachís a espuertas por el río Guadarranque, Abdellah concentraba antes de los partidos decisivos al Pollo DG en una planta entera del hotel de cuatro estrellas Guadacorte Park, como si se tratara de un equipo de Primera División. La primera vez que el Messi pisó la cárcel se convirtió en el amo de Botafuegos: compró nuevas equipaciones de fútbol para los presos y organizaba torneos.

Abdellah, pese a su mote, Messi, es un entregado seguidor del Real Madrid. Se puso como objetivo trabar relaciones con los ídolos del club de sus amores y a él, que es un hombre familiar, le gustaba llevar a sus hijos al Bernabéu. Hay toda una colección de fotos significativas, como esa en la que aparece en el palco del Bernabéu con Florentino Pérez. O esa otra de uno de sus hijos en la que el lateral Carvajal le cuelga la medalla de ganador de la Champions en el césped del estadio de Lisboa en el que minutos antes se había proclamado campeón tras derrotar al Atlético de Madrid en la final de 2014. Otro de los tesoros de Abdellah es una camiseta del ex defensa del Real Madrid Sergio Ramos en la que se puede leer: “Para mi amigo Abdellah, con mucho afecto y simpatía. Un abrazo, fenómeno”. ¿Sabían Florentino Pérez, Carvajal o Sergio Ramos a qué se dedicaba esa persona asidua a los palcos del Bernabeu cuando le prodigaban tantas simpatías?

Abdellah decidió darse a la fuga después de presenciar un partido de Champions entre el Real Madrid y el Ajax. Escribió una carta en la que se quejaba de que la policía le asediaba, lo que le generaba ansiedad, aparte de temer por su integridad. En realidad, a Abdellah le había llegado el soplo de que la policía quería endilgarle la muerte de un joven de nombre Brian Martos, que había aparecido dentro de un coche en Estepona con un tiro en el pecho. Al parecer, se sospechaba que Martos había robado hachís que pudiera pertenecer a Abdellah, aunque ambas cosas resultaron ser inciertas. Ni Martos había robado la droga ni la droga era de Abdellah. En cualquier caso, la próxima vez que veremos a Abdellah será otra vez vestido de corto jugando un partido de fútbol en Tánger.

Los investigadores españoles no tienen muchas dudas de que el dinero del hachís debe de tener algo que ver con el auge del fútbol en Marruecos, que vive una edad de oro. Los equipos marroquíes son más ricos de lo que han sido nunca y, sin llegar al fútbol europeo, se pueden permitir fichajes que antes estaban fuera de su alcance. Tampoco tiene nada de extraño. El fútbol es una máquina de lavar dinero. En la época de los constructores, antes del estallido del ladrillo, el fútbol era el negocio menos controlado en el que se podía invertir. Hay muchos ejemplos, pero el más evidente fue la adquisición del Rayo Vallecano por el empresario Ruiz-Mateos, que no conocía ni las reglas más básicas del juego.

Europa pone el foco

En enero de este año el Parlamento de la Unión Europea aprobó una ley por la que se brindará el acceso a las cuentas del los clubes y poder detectar el blanqueo de dinero. No es una cosa inmediata. A partir de 2029 los clubes profesionales estarán obligados a verificar la identidad de sus accionistas. En esta resolución se habló del “riesgo elevado” que mostraba el sector como fórmula para lavar dinero proveniente del narcotráfico, el tráfico de armas o cualquier otro negocio ilícito. “Vamos a ver, son empresas totalmente legales que suelen tener otros equipos, equipos en muchos sitios. Otra cosa es que a veces cueste entender cuál es el negocio en determinadas zonas en las que están concentrados otro tipo de negocios”, explica uno de los investigadores con los que ha hablado este medio.

Uno de los miembros de los equipos de blanqueo de dinero de la provincia de Cádiz reconoce que tienen la alerta puesta en el fútbol: “Sabemos que la mayor parte del blanqueo de tráfico de drogas se produce en el sector inmobiliario y en el hostelero, pero el fútbol también es muy goloso. Los equipos de fútbol pequeños no son sociedades mercantiles, sino prácticamente fundaciones. Es muy complicado seguir el rastro del dinero. Pero que es un lavadero, de eso no hay duda. La inmensa mayoría de los equipos, por supuesto, no tienen nada que ver con esto, aunque muy pocos tienen las cuentas claras y eso sería meterse en un mar sin fondo. Pero que el fútbol es, desde las más altas escalas hasta las más bajas, un agujero negro… de eso no tengas dudas”.

El ex futbolista Koke, condenado por narcotráfico. El ex futbolista Koke, condenado por narcotráfico.

El ex futbolista Koke, condenado por narcotráfico.

Las apuestas

Los investigadores saben que detrás de algunas de sus últimas operaciones contra las apuestas ilegales y el amaño de partidos hay dinero de procedencia ilícita, posiblemente narcotráfico. En junio de 2022 la Operación Conífera concluyó con 44 detenidos, veinte de ellos futbolistas en activo de equipos de fútbol modesto. De esa madeja se había tirado tras las sospechas que suscitó un partido entre el Rota y el Pozoblanco. En la investigación se pudo acreditar el amaño de no menos de treinta y siete partidos de fútbol modesto en Andalucía en poco más de tres meses. El amaño se realizaba a través de personas interpuestas, que son las que apuestan y las que se ponen en contacto con unos jugadores determinados, que son los que convencen a algunos compañeros (no hacen falta muchos, con tres o cuatro suele valer) para arreglar el resultado. Para los jugadores de estas categorías es mucho dinero lo que se gana por hacer muy poco y estos jugadores no son millonarios. El beneficio que sacaron los cabecillas de aquella trama, calcularon los investigadores, no fue menor a los 500.000 euros. Los cabecillas, por supuesto, estaban fichados también por negocios relacionados con el tráfico de drogas. Casi todos estaban localizados en La Línea y las apuestas complementaban en la mayor parte de los casos su trabajo como petaqueros (los que surten de gasolina a las narcolanchas).

Paralelamente se descubrió otra trama de amaños. Afectaban al equipo de fútbol de Conil. En las casas de apuestas se detectó un increíble crecimiento de pujas por las cosas más extrañas que le habían sucedido al Conil. A estos equipos y en estas categoría se suelen apostar dos o tres euros al resultado. Pero aquí empezaron a apostarse entre 200 y 300 euros a goles antes de los quince minutos o cosas así. En un solo partido se llegaron a registrar 40.000 apuestas. Las indagaciones llevaron a Sanlúcar. Los cabecillas no eran los apostantes, claro. Los apostantes eran don nadies que metían dinero a cambio de calderilla. El investigador que reveló la trama me cuenta que “bueno, yo no vincularía esto al narcotráfico, sino a los buscavidas y la picaresca. Si han estado metidos en esto, que no te digo que no, es a una pequeña escala. En las apuestas no se blanquea, lo que se busca es dinero fácil. Cada jugador comprado se puede llevar unos dos mil euros por partido, no más. Pero piensa que si esto funciona así en lo pequeño, cómo funciona en lo grande”.

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