El Gobierno central lleva semanas rumiando un cambio al frente de la Subdelegación de Gobierno de Cádiz. Desde que se abrió el casting para sustituir a José Pacheco, a pesar de su solvente y eficaz gestión en el cargo desde que accedió al mismo en 2018, se iniciaron las clásicas luchas intestinas en el PSOE de Cádiz, recordando viejos tiempos entre clanes rivales cuando en Ferraz se referían a la provincia como Cádiz-Herzegovina. Actualmente, la persona que parece sacar una cabeza de ventaja a sus adversarios en la carrera por el puesto es Blanca Flores, histórica militante socialista pero apartada de cualquier gestión o de la ejecutiva del partido en Cádiz desde hace muchos años y que arrastra alguna que otra mácula en su expediente.

En un principio era un secreto a voces que Cristina Saucedo, la que fuera jefa de gabinete en Diputación de Juan Carlos Ruiz-Boix, secretario general provincial del partido, sería el recambio de Pacheco. El viernes 29 de diciembre, cuando se anunciaron los nombramientos de los nuevos subdelegados en la mayoría de provincias, parecía que su nombre también aparecería en la nota de prensa enviada por el Gobierno. Pero algo se torció a útima hora. A las nueve de la mañana el cambio de cromos era una realidad. A las doce, cuando se emitió la nota, Cádiz no aparecía en el texto. Patada a seguir.

El trasunto de la historia es que José María Román, alcalde de Chiclana, hizo notar en Madrid sus dudas por haber pensado para el puesto en una persona perteneciente a la agrupación local de Chiclana pero que no contaba con el beneplácito de la misma. Así pues, había que buscar otro nombre. Quizá lo más lógico era mantener en su cargo a Pacheco, una persona fiable, de buen talante y que, en estos cinco años largos, ha sabido manejar situaciones complicadas en el territorio más meridional de la vieja Europa. Hablamos de Cádiz, donde el drama de la inmigración golpea periódicamente, con comarcas en las que los narcos intentan saltarse el principio de autoridad, una de las dos provincias españolas donde existen dos comandancias de la Guardia Civil... En definitiva, que no es lo mismo ser subdelegado del Gobierno en Cádiz que en cualquier otro lugar de la España vacía.

Sin embargo, y a pesar de que la tardanza en sustituir a Pacheco parecía que jugaba a su favor, casi que era un refrendo silencioso, este medio ha podido saber que el Gobierno tiene prácticamente decidido sustituir este próximo viernes al actual subdelegado, José Pacheco, por Blanca Flores, una persona con un perfil muy diferente. Para que el nombre de la gaditana haya llegado hasta las más altas esferas parece que ha sido decisiva la intervención de Rafael Román, con quien Blanca tiene una estrecha relación de amistad desde hace muchos años, y que todavía mantiene un sólido vínculo con Pedro Sánchez. Sólo de esta manera se entiende que el presidente dé su visto bueno al recambio de Pacheco por una persona con un perfil más cultural y con escasa experiencia en la gestión política al más alto nivel.

El posible nombramiento de Flores ha caído como una bomba en la agrupación del PSOE local, desde donde se han encargado de recordar que en 2017 Blanca luchó contra Fran González y José Ramón Ortega para hacerse con la secretaría general del partido en Cádiz. Entonces fueron los denominados susanistas quienes intentaron aupar a Flores al liderazgo del partido en la capital de la provincia. En esa búsqueda de un rival a la altura del actual delegado especial de la Zona Franca, algunos socialistas convencieron a Blanca Flores para que presentara batalla. El resultado fue el esperado y los sanchistas, con González y Ortega a la cabeza, mantuvieron el tipo.

Ahora, años después, el destino ha querido que esa misma persona vuelva a ser postulada para un puesto de responsabilidad, nada menos que el de subdelegada del Gobierno. Desde círculos socialistas se desliza que Blanca Flores fue expedientada en 2009 después de que abriera un blog en el que llegó a cargar contra algunos compañeros de siglas. Lo dicho, Cádiz-Herzegovina.

La posibilidad de que Blanca Flores sea el relevo de Pacheco no ha sentado bien entre buena parte de la militancia, que entiende que esto podría suponer un regreso al pasado más tormentoso en un momento en que las aguas bajaban plácidas por el río del destino socialista en Cádiz. Apenas un par de centenares de votos privaron a Óscar Torres de sentarse en el sillón donde ya estuvo Carlos Díaz, y consideran que movimientos como este no pueden sino desestabilizar a las bases y fomentar una desunión que es lo último que desean. Es más, destacan las cualidades del perfil más intelectual de Blanca Flores, una persona sobradamente formada académicamente, a la vez que siembran las dudas sobre si verdaderamente es conveniente sustituir a una persona que ha realizado una gran labor en la Subdelegación de Gobierno.