Desarticulada una banda criminal dedicada al tráfico de cocaína y hachís

La organización transportaba polen de hachís a Madrid y Galicia y traía de vuelta la cocaína Uno de sus miembros está ya en prisión acusado del asesinato de un vecino de Cuartillos

Imagen de los dos kilos de cocaína que la Guardia Civil interceptó a esta banda a la altura de Jerez tras ser comprada en Dos Hermanas.
Imagen de los dos kilos de cocaína que la Guardia Civil interceptó a esta banda a la altura de Jerez tras ser comprada en Dos Hermanas.
P.m.e. Cádiz

16 de septiembre 2015 - 05:01

La Guardia Civil y la Policía Nacional han desarticulado una importante organización criminal dedicada al transporte y posterior distribución de cocaína y polen de hachís. Los detenidos componían un entramado en el que se abastecían unos a otros de sustancias estupefacientes que distribuían por toda la geografía nacional, empleando incluso a sicarios para que los ahora detenidos respondieran de las cantidades de droga que se les confiaban y que eran incautadas por las fuerzas de seguridad del Estado. Uno de los miembros de este grupo, y que inspiraba auténtico terror entre los compradores de la droga, se encuentra actualmente en prisión detenido por la Guardia Civil en el marco de la Operación Tobera, donde secuestraron y asesinaron a un vecino de Cuartillos como represalia por la desaparición de dos fardos de hachís. El cadáver apareció en una cuneta de la Jerez-Los Barrios, a la altura de Medina.

El pasado 4 de septiembre Diario de Cádiz ya adelantó que la Guardia Civil había desarrollado una operación antidroga en la Sierra gaditana que había acabado con una decena de detenidos, entre ellos Michu, la que fuera novia del hijo de Ortega Cano y Rocío Jurado, y que, presuntamente, hacía funciones de mula para esta banda, llevando a Madrid hachís en bellotas y regresando con dosis de cocaína. Igual función realizaba uno de los hijos de Carlos Carretero, también detenido en la denominada Operación Zorrito (porque uno de los cabecillas es conocido como El Zorro), así como un empresario serrano.

Los agentes iniciaron sus investigaciones tras tener conocimiento de la existencia de una red de narcotraficantes que abastecía de cocaína los puntos de venta de drogas en la zona de la Sierra de Cádiz y la comarca de Jerez. Tras las primeras investigaciones realizadas se puso de manifiesto que se estarían financiado a través del transporte de hachís de muy alta calidad hasta zonas tan distantes como Galicia, Madrid o Toledo.

En el transcurso de la operación, los agentes desvelaron la existencia de una serie de personas que utilizaban a un grupo de jóvenes de la Sierra de Cádiz con cierto grado de organización para llevar a cabo los envíos de la droga al centro y norte de España, cambiando continuamente a quienes realizan las funciones de mulas, mientras miembros de la organización con más experiencia vigilaban y daban seguridad a estos transportes, realizando las tareas de ocultación y preparación de la droga.

De esta forma, los agentes realizaron una primera incautación de 8'5 kilos de hachís, que los investigados pretendían llevar hasta la localidad serrana de Arcos de la Frontera, siendo detenidos tras intentar escapar de un control de la Guardia Civil.

Tras identificar a los miembros de este grupo y el papel que cada uno desempeñaba en la organización, los agentes siguieron a los investigados hasta una localidad toledana donde extorsionaron y amenazaron a un vecino para que, mediante la entrega de un turismo, hiciera frente a la deuda que su propio hijo había contraído con la organización por la pérdida de esos 8'5 kilos de hachís, bajo las amenazas de hacerlo desaparecer si no accedía a pagar lo solicitado.

Una vez que se fue a detener el turismo para la identificación de los ocupantes, estos emprendieron la huida, poniendo en peligro a los demás usuarios de la vía, hasta que se consiguió interceptarlos. Tras la detención, los agentes comprobaron que uno de los ocupantes del turismo era una persona que tenía en vigor una orden de búsqueda y captura, conocido delincuente de la zona dedicado al cobro de deudas de droga, extremadamente violento y con numerosos antecedentes.

Posteriormente, los agentes supieron que se iban a desplazar a las 3.000 Viviendas de Sevilla para abastecerse de cocaína, por lo que se inició un seguimiento hasta esa capital, y a su regreso, el cual realizaron extremando las medidas de seguridad y con varios coches escoltándolos, se procedió a su interceptación, incautando 160 gramos de cocaína de gran pureza y deteniendo a los dos ocupantes del turismo en el que se transportaba la droga.

Una vez más y tras esta pérdida de estupefacientes, la organización proporcionó a varios jóvenes del grupo tres kilos de polen de hachís distribuidos en forma de bellotas, para que lo suban y vendan en Madrid, aprovechando para ello los contactos que supuestamente Michu tenía en el mundo de la noche de la capital madrileña. Los agentes tuvieron conocimiento de que venden parte de la droga, pero que en un momento determinado y ante el temor de ser detenidos, dejaron una maleta cerrada con parte de la droga en el establecimiento en el que se hospedaban, por lo que esta sustancia fue incautada, tratándose de 1.100 gramos de polen. Aquí volvió a quedar patente el uso de la coacción, el miedo e incluso la violencia que nuevamente volvieron a emplear para que se realizara el pago de la droga perdida.

De la misma forma se realizaron diversos viajes a la comunidad gallega para subir hachís, y traer de vuelta cocaína, para lo que emplearon a un vecino de Alcalá del Valle conocedor de la zona por haber residido allí.

Toda esta información permitió a los agentes tener conocimiento de que varios miembros de la organización se desplazarían a Dos Hermanas para recoger dos kilos de cocaína de gran pureza, extremando las medidas de seguridad. A pesar de esto, a la vuelta se procedió a la interceptación del vehículo que traía la droga, deteniendo en la AP-4, a la altura de Jerez de la Frontera, a los dos ocupantes del turismo.

Se supo entonces que la organización esperaba un envío procedente de Cuba, y que sería trasladado a Sevilla tras hacer escala en Madrid, por lo que se organizó todo el dispositivo, que llevó a la detención de los organizadores del envío y a la incautación de los 20 kilos de cocaína líquida que se camuflaba en el interior de latas de zumos tropicales, destacando en el planeamiento de todo ello un ciudadano cubano afincado en España y con numerosos antecedentes por hechos similares.

Tras esta última incautación, se procedió a la detención del resto de personas vinculadas con esta organización que aún se encontraban en libertad, llegando a completar un total de 15 detenidos y dos imputados, encontrándose estos dos últimos en prisión por su participación en la Operación Tobera, donde llevaron a cabo el secuestro y asesinato de un vecino de Cuartillos antes citada. Esto hace comprender el terror que provocaban entre los demás miembros de la organización cuando tenían que hacer frente al pago de una deuda.

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