Coronavirus en Cádiz

Conil no pierde su magia

  • La localidad gaditana mantiene el pulso turístico a pesar de registrar una tasa de incidencia superior a mil

  • “Conil no se va a cerrar y nuestros establecimientos son seguros”, dice el alcalde

Veraneantes ayer en Conil bajo un cartel que recuerda la obligatoriedad de la mascarilla.

Veraneantes ayer en Conil bajo un cartel que recuerda la obligatoriedad de la mascarilla. / Julio González

Desde la playa de Los Bateles, Conil refulge con un blanco que obliga a entornar los ojos. El poniente cabezón sopla con fuerza pero la playa más cercana al casco histórico ya presenta un gran aspecto al mediodía. Hay bandera amarilla. Precaución en el agua señores. Y fuera del agua, que hay virus sueltos. Conil vive con una tasa de incidencia por cada 100.000 habitantes que supera el millar pero no pierde la sonrisa. El pueblo mantiene su pulso veraniego, cuando multiplica su población de 23.500 habitantes por dos y hasta tres en fines de semana. A la una de la tarde, cuando recorremos sus calles, nada indica que exista preocupación en vecinos o visitantes. Quizá, como recordatorio de la situación actual, unos grandes carteles situados estratégicamente en zonas muy transitadas piden a los paseantes que usen la mascarilla al ser imposible guardar ese metro y medio de distancia de seguridad ante el virus malaje. Es la nota discordante con la vieja normalidad.

En los comercios, algo de suspicacia con la prensa. “¿Otra vez de la tele? Vaya la que nos habéis formado”, dice una dependienta con media sonrisa. Y es que la visita de las principales cadenas de televisión al pueblo gaditano se ha dejado sentir. “En la última semana se ha notado menos turismo. En cuanto que han salido en todos sitios que había riesgo de cierre perimetral. Normal. Yo por ejemplo veo que hay mucha menos gente de día comprando y paseando”, decían en otra tienda de ropa y complementos situada en la calle que nos lleva hasta el histórico Arco de la Villa.

A la derecha, el hotel y mercado gastronómico Antantié va cogiendo ambiente conforme avanzan las horas, aunque bulle cuando cae la noche. Sus 14 coquetas habitaciones están completas y su atento servicio espera en perfecto estado de revista para servir a los visitantes productos y vinos variados. La experiencia no pierde un gramo de atractivo por la pandemia.

En El Resbalón, otro de los establecimientos señeros del casco histórico, comentan que los bares del centro no están notando tanto el descenso de turistas como los de la periferia. “Ahí sí que cuentan que hay menos clientes que el año pasado por ejemplo, lo que pasa es que nosotros estamos en todo el paso y al final no va mal la cosa. Probablemente nos moveremos en los mismos niveles que en 2020”.

El alcalde, optimista

Antes de perdernos por las callejuelas, llenas de recuerdos del que fue nuestro particular sitio de recreo hace ya demasiado tiempo, subimos hasta el Ayuntamiento conileño. A su lado, en la Casa de la Cultura, hemos quedado con Juan Manuel Bermúdez, alcalde de la localidad, que está pasando unos días complicados por mor del coronavirus. Juan nos atiende con su amabilidad habitual, hablando un lenguaje claro, cercano y sin tópicos manidos, como si fuera uno de esos políticos que la gente demanda y que tan poco abundan. “Afortunadamente —nos dice— estamos comprobando que la tasa se está estabilizando ya, hemos llegado al tope y creo que en un breve periodo de tiempo vamos a bajar”.

Así se lo ha trasladado personal del Centro de Salud de Conil, también del Centro Médico Privado que hay en la población, donde cada día se hacen multitud de pruebas PCR, “y además lo estamos viento en los datos diarios que publica la Consejería de Salud de la Junta. Ya prácticamente lo que se observa es que la cifra de positivos de los últimos siete días es menor que el doble de los últimos 14, por lo tanto, si no aumentamos de manera importante la tasa irá bajando poco a poco. Podemos decir que estamos preocupados pero esta tendencia nos da algo de tranquilidad, y confiamos que en esta semana ya se vaya notando que la curva inicia el descenso”, aseguró.

En cuanto a cómo está notando la hostelería conileña esa subida espectacular en la tasa de incidencia el alcalde dijo lo siguiente: “Se ha notado que han bajado las reservas, no se hacen con tanta antelación, la gente espera hasta última hora. Que se hablara del cierre perimetral, cuando no era la decisión que se iba a tomar ni era lo más razonable, también ha afectado”.

Y continúa Bermúdez. “Mucha gente se ha hecho eco de que Conil se podía cerrar, de hecho hay gente que cada día llama a la Oficina de Turismo o a los hoteles preguntando si Conil se va a cerrar y la respuesta es muy clara: no. El consejero ha dicho que las decisiones se tomarán teniendo en cuenta la población que hay en Conil actualmente y que por tanto la tasa no se puede calcular en base a esos 23.500 habitantes habituales, sino en base a la población que hay ahora en hoteles, en segundas residencias, en viviendas con fines turísticos... aquí en Conil tenemos una media de casi 45.000 personas todos los días, con momentos punta de 70 o 75.000. Estoy hablando de datos que sacamos estudiando la recogida de basura y, también del big data de telefonía móvil, que te hace una estimación que se acerca muchísimo a esos datos obtenidos por nuestra gente”, asegura.

Según el alcalde conileño dentro de esta tasa de incidencia “están incluidos los positivos de otras localidades que están aquí veraneando, por lo tanto no tenía sentido calcular la tasa en base a la población habitual de Conil. Ese es el mensaje del consejero y lo que quiero decir es que Conil está abierto, que no se va a cerrar, que nuestros establecimientos son seguros, nuestro comercio, hostelería, hoteles, hostales... todo... y lo único que hay que hacer es tener aquí la misma precaución que en mi ciudad de residencia, es decir, no me meto en espacios cerrados y si lo hago me pongo la mascarilla excepto cuando vaya a consumir; no me meto en aglomeraciones, no me reuno con gente que no sea de mi entorno familiar. De esta forma pueden disfrutar de Conil, de nuestras playas, que afortunadamente son enormes y podemos caber todos los que vengan porque hay sitio, y de la belleza de nuestro pueblo con toda la tranquilidad del mundo…”.

"El ambiente en los bares y terrazas de la localidad era similar al de otros veranos

Al preguntarle por el manido turismo de borrachera del que renegó en sus redes sociales la pasada semana, cuando ya se intuía que la tasa de incidencia podría buscar una ruina a la economía jandeña, dijo que “yo no hablaría de turismo de borrachera, porque el que viene a emborracharse a Conil para mí no es un turista, que se emborrache en su ciudad y que no moleste a nadie. Y luego, ocurre en muchos municipios de la Costa, o incluso del interior, que vemos a grupos de chavales que no respetan las normas de convivencia, pero son una minoría, y no son representativos de lo que hay en Conil. Esto no tiene nada que ver con lo que ocurre en otros sitios que no quiero entrar a valorar y menos aún nombrar, porque estos sí tienen un problema grave, allí llegan aviones cargados con este tipo de gente... que a Conil viene mucha juventud, por supuesto, que el 95% son respetuosos, que cumplen las normas, también, por una minoría no podemos llegar a la conclusión de que lo que hay en Conil es un turismo de borrachera. Llevamos muchos años viviendo del turismo, sabemos que la noche es más complicada, pero igual que en todos sitios, porque hablan fuerte, o se ponen a cantar y faltan al respeto y la convivencia de vecinos y vecinas que al día siguiente tienen que levantarse temprano para ir a trabajar”.

En cuanto a la labor que la Policía Local está llevando a cabo para vigilar que se cumpla la normativa covid aclaró que “nosotros estamos haciendo inspecciones en los bares, pubs, en la ocupación de la vía pública y se han levantado actas por el incumplimiento de las medidas higiénico sanitarias. Hemos visto casos concretos. Hay excepciones pero la mayoría vela por la seguridad de sus clientes y por su propio establecimiento, que en definitiva es el que se la juega”.

Abundancia de mascarillas

Las calles conileñas están llenas de carteles recordando la obligatoriedad de usar mascarilla en el centro. En la bajada hacia la playa hay varios. Y lo cierto es que resultan efectivos. Muy pocas personas aparecían sin el cubrebocas. Incluso en las palias de madera que conducen al inmenso arenal de Los Bateles el 99% de las personas caminaba con ellas puesta. “Nos sentimos más seguros, y además está recomendado. Somos jóvenes pero eso nos nos impide contagiarnos, y estamos aquí para pasarlo bien, no para ponernos enfermos”, decía un joven que se erigió en portavoz de una nutrida pandilla llegada desde más allá de Despeñaperros.

Así pues, al menos mientras el astro rey domina el firmamento, la normalidad parece absoluta en Conil, que no pierde ni su belleza ni su magia.

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