Bandas buscan aeródromo para supuestas cacerías en África

Su olfato de abogado y de veterano piloto deportivo le avisó el viernes 23 de mayo a Antonio de la Herrán, propietario del aeródromo de Trebujena, de que aquel hombre no decía la verdad. Acababa de llegar con dos aviones, uno de ellos, de un millón de euros, y una avioneta. Decía representar a una empresa que disponía de otras seis aeronaves más dedicadas a la organización de cacerías en África para pequeños y selectos grupos de tiradores. Según dijo, trataba de evitar engorrosas inspecciones de un armamento abundante en las fronteras. Como es habitual, De la Herrán les había exigido la documentación completa de aviones, propietarios, pilotos y seguros para pasarla a la Guardia Civil, antes de cerrar el contrato de alquiler de varios hangares. Aún no la había entregado.

Recalaron allí recomendados por un piloto profesional que dijo ser un comandante de Iberia, comenta el dueño de las instalaciones. Dos días después, el lunes 26 de mayo, el abogado tenía noticia, a través de un compañero de Huelva, de la detención de seis miembros de una banda internacional de aeronarcos. Entre los detenidos estaba el hombre con el que estuvo a punto de cerrar el alquiler de los hangares y el piloto comercial que les había servido de avalista. Gracias a sus medidas de precaución, la organización nunca llegó a operar desde Trebujena.

Todavía sorprendido por la implicación del piloto profesional y por el arsenal de armas intervenidas a la banda -fusiles de asalto, subfusiles ametralladores, además de rifles y escopetas de caza mayor- Antonio de la Herrán relató ayer a este periódico cómo contactaron con él. Y cómo, gracias a su prevención, antes había logrado desenmascarar y rechazar a otras dos bandas de narcos que también buscaban una cómoda base en el Sur para su flotilla de aeronaves.

Las rutas africanas del hachís se han entrelazado definitivamente con las de la cocaína, económicamente mucho más potentes. Y ante una costa casi blindada, las pateras han dado paso a las avionetas y a los aviones de lujo.

"Acababan de llegar. No quiero ni pensar lo que habría podido ocurrir si cerramos el acuerdo y comienzan a operar. Venían recomendados por un comandante de Iberia. Todavía no habían presentado la documentación de aviones, pilotos y seguros. Precisamente el viernes quedé con el que se presentó como gerente para hablar del tema. Sólo había mantenido otras dos o tres conversaciones con él. Me enseñó el King Air, un avión de un millón de euros, que le habían comprado a un futbolista. Tiene capacidad para 14 pasajeros. Me aseguró que lo utilizarían para llevar cazadores a África. La cosa era evitar los controles fronterizos de la cantidad de armamento que transportaban. A mi aquello me sonó raro. Recuerdo que le comenté que debía ser un negocio muy difícil. Y me dio la sensación de que no sabían nada de un negocio de ese tipo. El lunes me informaron de todo. Quién iba a decir que un comandante de Iberia iba a estar metido en algo así. En cualquier caso, no consiguieron volar desde allí".

Sin embargo, a De la Herrán le consta que no es el único caso. "Este sería el tercer grupo de gente dedicada o que podría dedicarse a estas cosas que rechazo. Hace unos meses me llamó un tipo de apellido gallego que decía tener varios aviones. Quería nada menos que cinco hangares. Antes de cerrar ningún acuerdo supe que había estado dos veces en la cárcel por tráfico de drogas, así que le dije que no, que no podía ser".

El segundo de los episodios resultó rocambolesco. "Me llamó desde Sevilla un hombre muy raro, de acento muy cerrado, que demostraba no tener ni idea de lo que estaba hablando. Me contó que necesitaba hangares para dos aviones grandes y dos helicópteros. Cuando le pregunté por la altura de los rotores no supo qué contestarme. Me colgó en cuanto le dije que enviaría la documentación a la Guardia Civil".

Antonio de la Herrán insiste en que siempre es mejor prevenir que curar: "Del campo aéreo tienen llaves la Guardia Civil y hasta el alcalde. Y cuando se celebra una concentración de ultraligeros, los agentes tienen la documentación sobre la mesa una semana antes".