"No pensé que llegasen a matar a una persona"

Juicio por el crimen del Churrero

Uno de los acusados admite que se concertó con el resto de los procesados para asaltar la vivienda del matrimonio chiclanero

"De haberlo sabido, habría intentado detenerlos", afirma sobre la paliza mortal que sufrió Antonio Romero a sus 78 años

Arranca en la Audiencia Provincial el juicio por el crimen del Churrero
Arranca en la Audiencia Provincial el juicio por el crimen del Churrero

Este lunes ha comenzado en la Audiencia Provincial de Cádiz el juicio por el conocido como crimen del Churrero. A primera hora de la mañana, los tres acusados llegaron al Palacio de Justicia de Cádiz procedentes de prisión y entre fuertes medidas de seguridad para ser juzgados por la muerte, en 2004, del chiclanero Antonio Romero, al que supuestamente asestaron una paliza mortal con una barra de hierro dentro de su propia casa para robarle dinero y joyas. Su esposa, Manuela Núñez, también sufrió una brutal agresión durante el asalto.

Llegada de uno de los juzgados por el crimen del Churrero.
Llegada de uno de los juzgados por el crimen del Churrero.

En la vista oral, uno de los encausados, Adrijam S., confesó al tribunal de la Sección Primera que se concertó con el resto de los procesados para asaltar el domicilio del matrimonio chiclanero, ubicado en la calle Álava número 5, hace ahora 15 años.

Adrijam manifestó que días antes de los hechos otro de los acusados, Enver B., le comentó que en esa casa podía haber dinero, razón por la que se trazó un plan para entrar en ella a robar.

Así, según relató este procesado, la madrugada del 23 de septiembre de 2004 partió en coche desde Dos Hermanas, donde residía, junto con Enver B., Faruko M. (el tercer encausado) y un menor de edad en dirección a Chiclana. Una vez allí, explicó, intentó acceder a la vivienda de las víctimas saltando un muro, "pero me hice un corte en la mano y lo dejé. De ahí que decidiésemos forzar la puerta trasera".

"Pensé que la casa estaba vacía", afirmó Adrijam, si bien, ya en el interior, se percató de que dentro estaban sus moradores en dos habitaciones distintas. "Yo me quedé en el dormitorio de la mujer junto con el menor, mientras que Enver y Faruko se dirigieron al cuarto del hombre".

Asimismo, Adrijam negó que le diese una paliza a la mujer, de 79 años entonces, ni que robase objeto alguno de la vivienda. "No le hice nada a la señora. Le dije que se calmara, que no iba a pasar nada. Estuve todo el tiempo con ella. Tampoco registré la vivienda ni me llevé nada". Cuestionado en este punto sobre por qué había sangre suya en la habitación de la anciana, el encausado alegó que "quizás" era por la herida que se hizo cuando intentó saltar el muro.

Adrijam sí admitió que escuchó golpes, gritos y forcejeos en la habitación contigua, donde estaban sus compañeros, pero matizó que todo estaba muy oscuro y que no vio nada.

"No pensé que iban a llegar tan lejos, que iban a matar a una persona. De haberlo sabido, habría intentado detenerlos", declaró el procesado al tribunal.

A preguntas de su abogado, Adrijam señaló que esa madruga “no sabía si quiera dónde iba” y apostilló que “las instrucciones las daban Faruko y Enver” y que él se limitaba a cumplir órdenes. “Si acepté participar en este plan fue por dinero... La avaricia rompe el saco”, concluyó.

De otra parte, el acusado Enver B. se acogió a su derecho a no declarar. Faruko M., el tercer procesado por este crimen, contestó solo a preguntas de su defensa. Faruko dijo que "jamás" estuvo en Chiclana y que no tuvo participación alguna en los hechos que ahora se juzgan.

Este juicio se celebra 15 años después de que tuviera lugar uno de los crímenes más crueles sucedido en Chiclana. En la madrugada del 23 de septiembre de 2004, Antonio Romero, de 78 años, y su esposa Manuela Núñez, de 79, recibieron una brutal paliza dentro de su propia casa por parte de unos desconocidos que, con el propósito de robarles sus pertenencias, los maniataron y los golpearon con una barra de hierro por todo el cuerpo en repetidas ocasiones. Antonio, conocido churrero de la localidad chiclanera, perdió la vida esa misma noche. Manuela sufrió importantes lesiones.

La Fiscalía de Cádiz solicita para cada uno de los tres procesados la pena de 30 años de prisión así como que indemnicen a los hijos de las víctimas en la suma total de 151.000 euros.

En esta vista también declarará un cuarto implicado, que no se sentará en el banquillo de los acusados dado que a la fecha de los hechos, en 2004, era menor de edad. Lo hará en calidad de testigo el próximo miércoles y por videoconferencia desde una prisión de Portugal, donde está interno por otra causa.

"No te comas esto solo"

Durante la primera sesión del juicio por el crimen del Churrero, celebrada ayer en la Audiencia Provincial de Cádiz, cobró especial relevancia una de las pruebas aportadas a la causa: las intervenciones telefónicas y las comunicaciones en prisión mantenidas por el acusado Adrijam S. con su esposa después de su detención en abril de 2016. El abogado de la defensa planteó incluso la nulidad de estas escuchas, aunque el tribunal de la Sección Primera, tras la solicitud de desestimiento de la Fiscalía, lo rechazó.

En esas comunicaciones con su entonces esposa, Adrijam le reveló a ésta los nombres de las personas que estuvieron con él en el asalto a la vivienda del matrimonio chiclanero. De hecho, tal y como explicó el propio Adrijam en el juicio, su mujer le interrogó en repetidas ocasiones por el resto de implicados en el crimen en esos bis a bis aunque él, aseveró, no quería identificarlos. “No quería decirle nada, prefería contárselo por carta”, manifestó, “pero ella me insistió: no te comas esto solo”.

Según fuentes judiciales consultadas, estas conversaciones de Adrijam con su esposa fueron claves para identificar al resto de acusados por el crimen del Churrero en fase de instrucción. Además, en el transcurso de la vista Adrijam fue cuestionado sobre las supuestas visitas que recibió su mujer en su domicilio por parte de los otros encausados, en las que estos le exigían la entrega de un televisor así como de otros electrodomésticos. Adrijam negó que esto sucediera. A preguntas del fiscal, este procesado también negó que el resto de encausados intentasen comunicarse con él dentro de la cárcel.

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