El Gobierno de EEUU trató de sortear ayer la polémica que ha generado la liberación de cinco presos afganos de Guantánamo a cambio de un militar estadounidense, mientras los republicanos advirtieron de que esa decisión puede poner en peligro al país y enviar un mensaje equivocado a Al Qaeda. El traslado a Qatar de cinco presos que integraron la cúpula del régimen talibán en Afganistán y que llevaban más de una década en la cárcel de Guantánamo ha generado críticas por la decisión del Gobierno de desplegar la operación sin avisar al Congreso y la percepción de que ha roto su política de no negociar con terroristas.
"La fuente principal de financiación de Al Qaeda son las recompensas por secuestros. Y acabamos de ponerles precio", dijo el republicano Mike Rogers.
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