Temperamento puro y digna heredera de su madre cada vez que sube a un escenario. Rosario Flores acaba de celebrar su 52 cumpleaños demostrando tanto en su último single como en sus apariciones televisivas como coach de La Voz que todavía queda mucho por conocer de su faceta como artista.

Hace dos décadas la vida le dio uno de los peores reveses al perder casi de corrido a las dos personas que más quería: su madre y su hermano Antonio. Pero lejos de hundirse por aquellas pérdidas, su única meta fue demostrar al mundo que el clan de los Flores todavía seguía teniendo el mismo embrujo. Su carrera discográfica tomó impulso a finales de los 90 con su particular fusión de estilos, siendo capaz de dar un toque personal a cualquier tema que roze el pop, el soul, el blues, la rumba o el gipsy funk. Rosario está atravesando por uno de sus mejores momentos como artista y se encuentra en pleno proceso de grabación de su próximo disco, que saldrá a la luz a principios del próximo año. Además, está dando forma a una idea que le ronda hace tiempo y con la que quiere rendir homenaje a su madre. No descarta hacer un musical sobre la vida de La Faraona, en el que no sólo participaría ella sino también su hermana Lolita y sus sobrinas Alba (la única hija de Antonio) y Elena Furiase. Este proyecto, no obstante, está aún en fase inicial, aunque de salir adelante seguramente sería uno de los trabajos con más embrujo que ha defendido la menor del clan Flores, que ha dejado visible su sensibilidad en su etapa como coach de La Voz. Ha sido en este programa donde ha mostrado algunos capítulos de su vida privada, unos asuntos que hasta ahora habían sido defendidos con uñas y dientes por la artista, muy celosa de intimidad. En cambio, en La Voz ha dejado al descubierto su faceta de niña traviesa, amante de la música y el arte desde su más tierna infancia y su total admiración por los miembros de su familia. Ha sido precisamente con sus más allegados con quienes acaba de celebrar su 52 cumpleaños. Y es que, si la vida le sonríe en el ámbito profesional también le está dibujando una amplia sonrisa en lo personal. La menor de los Flores comparte su vida desde hace más de una década con Pedro Lazaga, con quien se casó en 2006 y con quien tiene un hijo en común, Pedro. Tanto a él como a su primogénita, Lola, nacida de su unión con Carlos Orellana, intenta mantenerlo lejos de los focos, aunque su hija ya ha dicho que le gustaría probar suerte como actriz.