Francisco Uría: "Los Balbo abrieron el camino a los grandes emperadores hispanos"

abogado y escritor

Francisco Uría. / D.C.

¿QUÉ ESCONDÍA EL LLANTO DE JULIO CÉSAR? Trazar una línea que no tiemble entre mimbres historiográficos y ficción. Ese ha sido uno de los objetivos de Francisco Uría (Alicante, 1965) en ‘Los Balbo’ (Almuzara): el mapa de una de las familias más poderosas de la Antigua Roma. Un apellido que es, sin embargo, apenas conocido fuera del ámbito gaditano, a pesar de su influencia en el ascenso de dos de los nombres de más peso de la historia: Julio César y Augusto.

–Dice que tanto los Balbo como su influencia, sólo pudieron surgir en Cádiz.

–Es que Cádiz fue una ciudad única. Su pasado comercial la hacía ya muy próspera, a lo que se añadía por ejemplo su papel como nudo de los minerales que procedían del interior de la Península y de toda la fachada atlántica. Esta peculiaridad hace que una serie de familias gaditanas se enriquezcan y empiecen a relacionarse a alto nivel.

–La historia de los Balbo es una historia de buenas decisiones. La primera de ellas, la de las guerras púnicas.

–En la época de la que estamos hablando, todas esas familias poderosas gaditanas fueron muy hábiles a la hora de elegir bando. Se cree que lo que hicieron fue negociar en secreto con los romanos, algún tipo de rendición con Escipión el Africano a espaldas de las autoridades cartaginesas, iniciando así una relación de lealtad y amistad hacia Roma. Luego, en las guerras sertorianas, Cádiz se pondría al lado del Senado, acertando de nuevo. Y, por tercera vez, en la guerra civil romana, estás familias gaditanas muy próximas a Pompeyo bascularon hacia César. Desde entonces, quien salió victorioso en Roma fue gracias al apoyo gaditano al bando ganador.

–Balbo el Mayor se cuela incluso en la imagen más icónica que tenemos de César en Cádiz. Una imagen que tal vez no fue como elucubramos.

–Julio César conoce a los Balbo porque eran una de las familias más importantes en el ámbito económico y político. Y Lucio Cornelio Balbo le acompaña a la visita al templo de Heracles, antiguo templo de Melqart. En ese momento, yo diría que César tomó conciencia de sí mismo y de su destino, sobre todo, cuando los augures reinterpretan el sueño que ha tenido. A partir de ahí, decide dirigirse a Roma y se inicia una estrecha relación con Cornelio: puede que fuera no porque se echó a llorar, sino porque tuvo algún ataque epiléptico, que después se disfrazó convenientemente.

Quien salió victorioso en la primera época del Imperio, fue gracias al apoyo gaditano al bando vencedor"

–¿Cuál podría ser hoy día un equivalente a la figura de Cornelio Balbo? Porque no sólo daba apoyo financiero, sino que era como una especie de asesor de imagen.

–Balbo fue administrador de los negocios de César, primero, a título personal; y después, llegando a asumir funciones de lo que sería un ministro de Hacienda. Manejaba, a la vez y con gran habilidad, sus propios negocios, la administración del ya relevante patrimonio de Julio César y la propia Hacienda romana, de modo que todos en Roma sabían que, para cualquier gestión que debían realizar, el paso por el despacho de Balbo resultaba obligado. Además, hay que pensar que las comunicaciones no eran como las de ahora. En su último lustro de vida, César apenas computó doce meses en Roma: quien estaba era Balbo, con un equipo de leales a César, maestros de la propaganda política.

–Que no pueden evitar el final, sin embargo.

–Pero siguieron funcionando muy bien. Cuando lo asesinan, Balbo termina tomando partido por Octavio frente a Marco Antonio, lo que lo convierte en el primer cónsul no italiano.

–Sabemos que escribió un perfil de Julio César, la ‘Efemérides’ que, sin embargo, no ha llegado hasta nosotros.

–Por testigos directos sabemos alguna cosa. Por ejemplo, que César era el gran protagonista de la obra. Cabe la duda de si Octavio (César Augusto) tuvo que ver algo con la desaparición del texto, bien porque estaba muy celoso de su memoria o, por el contrario, quería eliminar cualquier detalle que afeara la imagen de César, del que había heredado la divinidad.

–Comenta que los Balbo abrieron paso a los grandes emperadores hispanos que vendrían después, Adriano y Teodosio.

–Gracias a ellos, Roma empieza a acostumbrarse a las familias hispanas relevantes y de gran peso. Los Balbo fueron la primera de la que tengo noticias, aunque también había otros núcleos influyentes, como la familia de Séneca, por ejemplo. Los romanos empiezan a entender que pueden hacer uso de su riqueza económica, pero que también pueden aportar recursos de otro tipo. Creo que tuvieron una importancia fundamental en la historia de la Roma clásica y, por eso, mi intención con este libro es hacer que se conozca su historia fuera de Cádiz, porque es increíble. Incluso dentro de Cádiz, parece que tiene más predicamento Balbo el Menor, por su empeño en hacer de la ciudad una pequeña Roma: reformó el puerto, levanto un teatro, el acueducto... Pero Lucio Cornelio Balbo, el Mayor, fue un personaje fascinante y decisivo, que abrió muchos caminos.

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