Patrimonio

La propiedad del Vaporcito de El Puerto no tocará el barco en tanto no esté descatalogado como BIC

Un detalle del estado del barco, que cada vez está en un estado más crítico.

Un detalle del estado del barco, que cada vez está en un estado más crítico. / Jesús Marín

Está claro que el futuro del Vapor, o de lo que queda de él, es una patata caliente para todo el que tenga que tomar decisiones al respecto. Hace tiempo que está claro que pensar en su rehabilitación es una utopía, dado su mal estado y la falta de recursos disponibles para ello.

El pasado domingo, en una entrevista concedida a Diario de Cádiz, el alcalde portuense, Germán Beardo, decía que ya se le ha traslado a la asociación sin ánimo de lucro propietaria de la nave que debe proceder a su retirada del antiguo varadero Guadalete, donde se encuentra, y proceder a su traslado a una nave o taller fuera del espacio público.

Cuestionados por este asunto los integrantes de la asociación niegan haber recibido tal indicación, es más, dicen que llevan meses esperando una cita por parte del alcalde para hablar precisamente de qué hacer con el barco, que está cada vez peor y además ahora se encuentra más expuesto, tras las obras del paseo fluvial.

Fuentes de la asociación propietaria del barco, a la que el anterior dueño se lo cedió ante notario en 2020 para quitarse un problema de encima, han señalado a Diario de Cádiz que si tienen que retirar el barco de su actual ubicación no lo harán hasta no tener una orden por escrito, por parte del Ayuntamiento, y una autorización de la Junta de Andalucía señalando que el barco queda descatalogado como Bien de Interés Cultural (BIC). Y es que cualquier cosa que le pase al Vapor, estando declarado BIC, recaerá sobre los actuales propietarios como un posible delito contra el patrimonio, estando penado incluso con la cárcel, como advierten desde a asociación.

Por este motivo desde la entidad, que ha tratado infructuosamente de recaudar dinero para rehabilitar el Adriano III, sin encontrar ayuda por parte de las administraciones, advierten que sin estas autorizaciones por escrito no tocarán un tablón del barco, temiendo que cualquier movimiento en falso pueda dar al traste con la embarcación.

Incluso la empresa que acomete las obras del paseo fluvial ha advertido en un informe que el estado del barco es crítico, advirtiendo del peligro que supone mantenerlo  en una zona con acceso público.

Desde la asociación esperan poder ser atendidos lo antes posible por el alcalde o alguno de sus colaboradores para, entre todos, decidir la mejor solución a esta triste historia que por desgracia, no va a tener un final feliz.

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