Palabras inmortales para clausurar el Festival de Teatro de Comedias de El Puerto

El montaje ‘Polvo serán, mas polvo enamorado’ homenajeó el genio barroco de Francisco de Quevedo

Usted puede ser un asesino

Una imagen de la representación a cargo de la compañía Morfeo.
Una imagen de la representación a cargo de la compañía Morfeo.

“El teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana”, esto lo dijo Lorca, que fue tan inmenso poeta como extraordinario dramaturgo e impregnó de vibrante expresión transmutada su teatro sin que en ningún momento nos saque ese decir lírico de las hirientes, carnales, verosímiles realidades que puso ante nuestros ojos con títulos que ya son Historia, con mayúscula, de la literatura en castellano. Huyendo de la fatalidad tomó un tren equivocado y se encontró a la muerte de cara, y el resto ya lo sabemos. De La Parca se pasó también la existencia huyendo el gran Francisco de Quevedo, otro inigualable virtuoso del arte de escribir, otro genio sin parangón, tan complicada su vida, tan llena de huidas, enfrentamientos, prisiones, destierros… Como el de Granada, y como los imprescindibles del Parnaso, destiló su pesimismo hasta dejarlo en preciosas botellas de poesía verdadera, sublime, inmarcesible, que podemos beber con delectación siempre que queramos, y que podrán seguir paladeando quienes vengan detrás de nosotros.

Por eso nos eriza el vello la relectura, cuatrocientos años después, de Amor constante, más allá de la muerte, seguramente el más recitado de los sonetos quevedescos y también el más emblemático de su producción, porque en esos catorce versos está todo él y casi todo el pulso del momento que le tocó atravesar: la crisis política, económica y social de la época, el desbaratamiento del ideal renacentista, la inseguridad en el futuro y ese ácido amargor, con su oscuro mordisco de esperanza, tan del Barroco. La poesía, y esto lo dijo Antonio Machado, es palabra en el tiempo, pero que es capaz de trascender su propio marco temporal, romper los límites con su indomable incandescencia, y así, suena como de ahora mismo esta declaración: Cerrar podrá mis ojos la postrera/ sombra que me llevare el blanco día...

La última línea de ese soneto inmortal es el título escogido por los burgaleses de la compañía Morfeo para un montaje que bajó el telón del XXXIV Festival de Teatro de Comedias de El Puerto el sábado, 23 de agosto. Con dirección y dramaturgia de Francisco Negro, cinco actores: Francesc Albiol, Mayte Bona, Santiago Nogués, Felipe Santiago y el mencionado director, rinden vasallaje al Francisco de Quevedo Villegas menos conocido. Si de él ha quedado su insuperable obra poética, sus Sueños y su incursión en la novela picaresca con Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, menos leída es su faceta filosófica, y raramente citada su extensa condición de ensayista político; apenas representadas ni tenidas en cuenta son sus breves paradas en el arte de las tablas. Con tres de sus entremeses– el Marión, el Caballero de la Tenaza y el Miserable – y retales bien escogidos del resto del corpus del de los eternos binoculares, Polvo serán, más polvo enamorado se convierte en una miscelánea de factura perfecta detrás de la que se notan horas y horas de ensayo, fatigosas probaturas hasta dar con la solución escénica idónea y la reivindicación de nuestro mejor Siglo de Oro, con sentido y justo reconocimiento a esas esforzadas compañías de cómicos ambulantes que están en el origen de toda la tradición actoral que llega hasta hoy mismo. Van desfilando sobre el escenario arquetipos muy de la época, tratando de dar la vuelta a lo tenido por correcto socialmente, en un redoble de comedia burlesca donde retumba el corazón rebelde del Quevedo más irreverente y disparatado. Y todo para fintar a la Muerte, que hizo su aparición nada más inaugurarse la representación para llevarse el cuerpo y el alma de un humilde artista de los caminos. El pacto es provocar el interés de la receptora para espantar la fatalidad, como cuentan que hizo Scheerezade durante mil y una noches a fin de burlar su trágico destino. Y con la mejores armas de los faranduleros de siempre, los actores de la compañía Morfeo mantienen a raya a la postrera sombra en una hermosa experiencia de teatro clásico con un resultado soberbio . Telón para este más breve Festival de Teatro de Comedias de El Puerto de Santa María que ahora guarda sus risas en los baúles, y tras las bambalinas, hasta el verano que viene.

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