Usted puede ser un asesino
Crítica de teatro
La obra 'Remátame otra vez' trajo el humor negro al Festival de Teatro de Comedias de El Puerto
Balbo y Emilio Flor, la conjunción perfecta para trasmitir el amor al teatro
¿Se acuerdan ustedes de cuando los domingos por la tarde se vivían en familia, los Reyes Magos no habían sido aún rebanados por el gordinflón colorado de la Coca cola y los niños añadían en su carta de deseos más esperada del año un juego de mesa? De esa lejana era neblinosa -año arriba, año abajo- es el Cluedo, un artificio lúdico de misterio del que disfrutar largamente en buena compañía con fingido rostro de sabueso. No faltaba un perejil en aquella divertida salsa misteriosa con su asesinato, su aire británico y su homenaje a todo un género novelesco. Allí se desplegaba un tablero con habitaciones, sótanos, pasadizos secretos… Luego estaban las posibles armas del delito: candelabro, daga, revólver, soga. Y, cómo no, su florilegio de personajes, a cuál más extravagante y más sospechoso. Jugar a detectives se convirtió en toda una alternativa al manejo capitalista de los billetes falsos del Monopoly. Vuelvan con un chasquido de mis dedos a hoy mismo e imaginen que el Cluedo de sus infancias marchitas se ha salido de la caja y se ha puesto en pie, con mucha retranca, sobre un escenario teatral, y el resultado bien podría parecerse a Remátame otra vez, juguete cómico que visitó el viernes, 22 de agosto, el patio porticado del Colegio de San Luis Gonzaga dentro del Festival de Teatro de Comedias de El Puerto, con aforo casi completo y una temperatura felizmente soportable.
El libreto lo firman Rodrigo Sopeña y Alberto Papa-Fragomén, guionistas de amplia trayectoria y contrastado éxito – con trabajos para Josema Yuste y José Mota, entre otros - que impregnan el texto con gotas de Ágatha Christie, Miguel Mihura, Jardiel Poncela y, cómo no, del astracán portuense de Pedro Muñoz Seca. El montaje funciona por acumulación de elementos acertados -y de chistes malos, pero efectivos- que comienzan por la impactante escenografía de Asier Sancho y continúan con el elegante vestuario de Sonia Costa y la adecuada y habilidosa iluminación de Ezequiel Nóbili, que nos empujan del tirón al interior de esa casa donde habrá inesperado fiambre, carcajadas, agobios y tensión de cartón piedra a raudales. Este thriller cómico transcurre con perfección de mecanismo de relojería que fusiona suspense y comicidad a un ritmo endiablado en un medido equilibrio entre ambos elementos. Ese feliz maridaje dinamiza el desarrollo de la trama, que sacan adelante un plantel de actores excepcionales en un magnífico trabajo de equipo donde todos refulgen y en el que la química entre ellos eleva el resultado a entretenimiento del mejor y más gamberro.
Jesús Cabrero – Hospital central, Al salir de clase, El comisario – se mete en la piel de un aventurero engreído, ya en horas bajas, carismático y lleno de episodios que guardar. El actor madrileño compone con pulso un personaje superficial y fantasmagórico, en más de un sentido. Roser Pujol hilvana con hondura su rol de mujer culta, sofisticada, calculadora, pero también emocional. Juanjo Cucalón – quién no lo recuerda junto a Lina Morgan en Hostal Royal Manzanares – aporta su experiencia para llenar de ingenio cada una de las líneas de sus intervenciones surrealistas. Sus muchos trienios de carrera se notan también en Belinda Washington, una cara imprescindible de la primera etapa de las televisiones privadas, y de la que disfrutamos recientemente en la serie Eva y Nicole. Sobresale de entre ellos Ángel Ruiz, actor de raza, recordado siempre por su maravilloso trabajo sobre Miguel de Molina, que le valió un Premio Max, pero cuyo talento versátil consigue brillar en todo lo que toca. Este Rey Midas de las tablas cose la obra enfundándose el riguroso uniforme de un mayordomo de los de antes: fiel, dócil y orgulloso de su profesión servil. Pero también destaca por su ineptitud, su proverbial torpeza, cuyas consecuencias afectan al entramado de la pieza en cuanto se convierte en improvisado detective, mezcla de Peter Seller, el inspector Gadget y Leslie Nilsen en cualquiera de las entregas de Agárralo como puedas. Entre todos alzaron casi dos horas de hilarante intriga que un público agradecido premió con larga y merecida ovación.
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