EL ESCULTOR IGNACIO LóPEZ EN EL III CENTENARIO DE SU MUERTE (XVII)

La imagen de San Francisco de Asís de Las Concepcionistas

  • La talla saldrá en procesión el próximo 17 de agosto para conmemorar los 500 años de la fundación del convento

  • Es obra del escultor Ignacio López

Imagen de San Francisco de Asís que se custodia en el convento de Las Concepcionistas.

Imagen de San Francisco de Asís que se custodia en el convento de Las Concepcionistas. / f.g.l

Una de las imágenes que procesiona el viernes 17 de agosto en El Puerto para celebrar los 500 años de fundación del convento concepcionista perteneció a la Orden Tercera de franciscanos y se conserva en éste. Repasamos algunos datos históricos y estilísticos para conmemorar también el III centenario de la muerte de su escultor, Ignacio López.

Datos históricos

Esta imagen de san Francisco debió ser esculpida a finales del siglo XVII por encargo de la V.O.T. de San Francisco de la Observancia con sede en el convento homónimo de El Puerto. Recibiría culto como su imagen titular en uno de los retablos que esta orden seglar tenía en la capilla de su propiedad en dicha iglesia, terminada en 1693 y convertida en una de las más espaciosas y suntuosas del templo conventual.

En octubre de 1868, la anticlerical Junta revolucionaria local decreta la expulsión de los franciscanos de la ciudad y con ellos se trasladan o desaparecen la mayoría de las imágenes conservadas en esta iglesia. La orden tercera se funde entonces con la residente en el convento de los Descalzos y tras el derribo de éste pasa al de la Concepción. Aquí ocupará el primer retablo lateral, dieciochesco, del muro del evangelio de su iglesia, donde se conserva gracias al celo y devoción de sus religiosas.

ICONOGRAFÍA Y ANALISIS MORFOLÓGICO

Este santo italiano del siglo XIII, fundador de la orden de Hermanos Menores, ha sido uno de los más venerados y representados en la imaginería cristiana occidental. Como en la mayoría de las esculturas que conocemos, está interpretado joven, con barba recortada, amplia tonsura monacal y con sus principales atributos que permiten una fácil identificación: el crucifijo que porta en la mano izquierda para meditar ante él y los estigmas materializados en las llagas impresas en manos y pies.

Se trata de una imagen de candelero de tamaño menor que el natural (mide 130 cm. de altura) y, al estar concebida para ser vestida, únicamente tiene tallados en madera de cedro policromada cabeza, cuello, manos y piernas hasta las rodillas. El sayal franciscano ha sido sustituido por una rica túnica de terciopelo negro bordada en oro con decoración de motivos vegetales de gran calidad en algún taller de bordadores en El Puerto a finales del siglo XVIII.

En la hermosa testa, girada hacia su izquierda e inclinada levemente hacia abajo, destaca un despejado y bello rostro de acusados perfiles y hermosos rasgos faciales. El valiente tratamiento de las masas musculares del cuello, las finas, expresivas y elegantes manos en actitud penitencial y la interpretación naturalista de los pies, también estignatizados, nos están poniendo de manifiesto una elocuencia, espiritualidad y expresividad típicamente barrocas perfectamente asumidas por el imaginero que talló este santo, características presentes en otras imágenes suyas.

AUTORÍA Y ESTILO

Cronológica y estilísticamente este san Francisco coincide con la época, estilo y morfología de las obras del imaginero barroco de escuela sevillana que entre 1680 y 1718 residió y tuvo abierto taller en El Puerto de Santa María, es decir, Ignacio López. Tras las investigaciones de Moreno Arana y algunas otras aportaciones, hoy parece claro que estamos en presencia de una de las mejores tallas conservadas en El Puerto de este escultor, aunque haya pasado desapercibida para historiadores y eruditos a pesar de su indudable calidad.

Y lanzamos una hipótesis. D. Tomás Antonio de la Cerda y Aragón (m. 1692), Marqués de la Laguna, hermano del octavo Duque de Medinaceli y virrey de Nueva España (1680-1686), entre otros muchos cargos políticos, militares y sociales y títulos que llegó a ostentar, mantuvo en El Puerto un poder, relevancia social y elevados ingresos que favorecieron unas excelentes relaciones con la jerarquía eclesiástica y posibilitaronn donaciones a iglesias, conventos y capillas. De regreso a esta ciudad con su esposa en 1688 procedente de tierras mexicanas para hacerse cargo de la Capitanía General, se convertirá en uno de los importantes benefactores y mecenas del convento de san Francisco en general y de la Orden Tercera residente en él en especial, ya que llegó a ser ministro de la misma durante mucho tiempo. Para retomar su pertenencia a ésta y manifestar su devoción al santo titular, es más que probable que encargara una talla al imaginero que descollaba en esta ciudad y su entorno, que no era otro que Ignacio López. Así lo atestiguarían los rasgos fisonómicos tan realistas en cabeza, cuello y manos y el dramatismo expresivo del que sabe hacer gala este artista, como demostró en otras muchas obras documentadas y atribuidas. Debió esculpirla hacia 1690, poco después de tallar la imaginería del retablo de Ánimas de la Prioral.

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