Fiesta en El Puerto de Santa María : falta de taxis, buses, y con copas de más al volante
Tras la falta de trasporte entre el tardeo de Puerto Sherry y las discotecas del centro, muchos jóvenes optan por coger el coche... aunque hayan bebido
El Puerto grita "¡basta ya!" ante el turismo de borrachera
El Puerto de Santa María se ha convertido en uno de los destinos favoritos para el verano juvenil. Incluso el tenista Carlos Alcaraz se ha dejado ver por aquí este verano. Beach clubs, playas y un pijerío de muerte. El Puerto lo tiene todo para llamar la atención de cualquiera. Pero entre tanta fiesta, persiste un problema digno de los años 80: el alcohol al volante.
“Muchos cogen el coche aunque hayan bebido porque quieren seguir la noche y no hay más opciones de transporte”, declara Carlos (nombre ficticio), joven de 24 años que vive en El Puerto.
Puerto Sherry y sus cuatro clubes de tardeo —Margarita, Phiphi, Blu y Playa Canalla— reúnen cada día a miles de jóvenes llegados de toda España, y a veces, incluso desde más lejos. “Estuve hace poco en un autobús con gente que venía desde Valladolid, solo para salir por Puerto Sherry. Es impresionante”, afirma Carlos.
Un verano de fiesta… y riesgos
Pero cuando cierran sus puertas a las 12:30 de la noche, saltan las alarmas: no hay taxis suficientes, ni autobuses, ni transporte alternativo. Mercedes Gamboa, una joven de San Fernando de 24 años, nos cuenta cómo es una noche típica: “Se empieza por la tarde, temprano, en la zona de Puerto Sherry, y se termina en el centro del Puerto, en locales como La Cristalera, Banana o algún otro club. Se mantiene el mismo ambiente desde el principio hasta el final, pero es complicado moverse de un sitio a otro”.
A medianoche, conseguir un taxi se vuelve una misión casi imposible: El Puerto cuenta apenas con 70 licencias activas. “Con la cantidad de gente que se concentra en Puerto Sherry una noche cualquiera, los taxis no dan a basto”, asegura Carlos. “Mucha gente opta por ir andando hasta Comerciales en la zona de Vistahermosa después del tardeo, lo cual es un peligro porque, a esas horas y después de haber bebido, caminar tanto rato no es lo más seguro: son una media hora, más o menos. Otros cogen taxi si lo logran... o incluso van en vehículo propio, aunque hayan bebido”.
El “SAM” que no siempre funciona
Muchos grupos tiran del clásico “SAM” (el que no bebe), pero no siempre se cumple. “El calor hace que te apetezca tomar algo refrescante, que suele ser con alcohol. Incluso si no quieres beber, acabas haciéndolo. Todo eso hace que el trayecto entre zonas sea peligroso”, dice Gamboa.
Clara (nombre ficticio), otra habitual de las noches portuenses, confirma la situación: “Muchas veces con mis amigas terminamos haciendo autoestop, porque la mayoría de la gente va al mismo sitio después de Puerto Sherry”. Ella admite que nunca sabe cuánto ha bebido quien la lleva, pero que “al final da pereza andar cuando todos los coches van para el mismo lugar”.
La ausencia de alternativas
No hay ni un solo tipo de transporte adaptado a la cantidad de gente que hay en verano. “Un servicio de autobús sería ideal, sobre todo si los mismos dueños de los locales tienen establecimientos tanto en Puerto Sherry como en el centro. Podrían poner un bus que recogiera a la gente y los llevara de un sitio a otro, incluso cobrando una pequeña cantidad o incluyéndolo con la entrada”, propone Carlos.
Gamboa pone como ejemplo otras localidades costeras: “En La Barrosa hay autobuses nocturnos que conectan con Chiclana centro. ¿Por qué aquí no? Sería una tranquilidad para todos: para las familias y para los propios jóvenes. Así sabríamos que la gente joven no va a coger el coche después de beber. Porque pasa, y todos lo sabemos”.
“La ruta del borracho”, así es como se conoce el camino entre Puerto Sherry y los locales del centro. “Hay controles de policía, pero suelen estar alejados de la zona principal. Y de todos modos hay muchas aplicaciones que informan de dónde están los controles, como SocialDrive, por ejemplo”, explica Carlos. “Todo el mundo sabe dónde se pone la policía. Solo hay que rodear un poco y listo”.
A esto se suman los grupos de WhatsApp que informan en directo de dónde están los controles, y los taxis piratas que se aprovechan de la situación. “Me han llegado a cobrar muy caro para ir hasta Comerciales, pero claro, como tampoco hay otra opción, y que es de noche y tarde, pues lo pagas, aunque no sepas bien quién está conduciendo y sabiendo que te están timando”, dice Clara.
Esta mezcla de falta de opciones legales y de control eficaz evidencia un problema mayor. El Puerto de Santa María sigue siendo uno de los destinos más vibrantes del verano, pero la ausencia de transporte público nocturno durante estas noches continúa siendo una asignatura pendiente que, más allá de la incomodidad, pone en riesgo la seguridad de muchos jóvenes.
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