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Antonio Caraballo, de nuevo en el candelero

Un camaleón adicto al poder

  • El tirón de orejas de la Intervención municipal a Antonio Caraballo por no haberse jubilado cuando debía vuelve a traer a primera línea la rocambolesca vida laboral del polémico funcionario

Antonio Caraballo Crespo.

Antonio Caraballo Crespo.

Una de las características de los camaleones es su facilidad para cambiar de color, no solo para camuflarse sino también según su estado de ánimo o sus necesidades vitales. Si tuviésemos que comparar a Antonio Caraballo, jefe de Medio Ambiente y ahora también asesor del alcalde portuense, con un animal, el camaleón sería la opción adecuada, porque al igual que este pequeño reptil el conocido funcionario ha cambiado muchas veces de chaqueta, en función de quién estuviera en el poder en cada momento.

El reciente toque de atención dado por la Intervención municipal a este trabajador, reparando su nómina de julio porque ya debería estar jubilado desde el pasado 30 de abril, vuelve a sacar a la palestra la trayectoria de uno de los personajes que ha manejado los hilos de la política municipal en las últimas tres décadas.

La actividad pública de Caraballo comenzó siendo él muy joven, durante el tardofranquismo, cuando se convirtió en miembro de la Organización de Juventudes Españolas (OJE) y llegó a ser consejero local del Movimiento en El Puerto, allá por el año 1974.

Pero el franquismo se acababa y con la llegada de la democracia había que buscar nuevos horizontes donde meter la cabeza. Así llegó Caraballo al PSOE, de la mano de Alfonso Sevillano a principios de los años 80 del siglo XX, no sin la oposición de buena parte de los socialistas históricos, que no se fiaban de él.

Su llegada al Ayuntamiento se produjo en 1984, ya como militante del PSOE, primero como gerente interino del Imucona -uno de los nuevos organismos creados como satélites de la gestión municipal de determinadas áreas- y después como gerente, con la conocida circunstancia de que fue el propio Caraballo quien se contrató a sí mismo para este cargo: “De una parte, Antonio Caraballo Crespo, en concepto de gerente del Instituto Municipal para la Conservación de la Naturaleza y de otra Antonio Caraballo Crespo, libre y espontáneamente convienen a otorgar el presente contrato de trabajo, con carácter indefinido y sin periodo de prueba y con un salario de 1.598.673 pesetas anuales”, reza textualmente el documento.

El sueldo del actual jefe de servicio de Medio Ambiente y asesor de Germán Beardo ha crecido notablemente en todos estos años, siendo ahora de más de 70.000 euros anuales, una cifra muy superior al salario del propio alcalde, que cobra 48.000 euros.

Hernán Díaz y Antonio Caraballo, en una imagen de 2004. Hernán Díaz y Antonio Caraballo, en una imagen de 2004.

Hernán Díaz y Antonio Caraballo, en una imagen de 2004. / Fito Carreto

Tras la salida del poder de los socialistas y la llegada de Hernán Díaz, Caraballo vivió una de sus etapas con más poder en el Ayuntamiento. En el 94 Caraballo es expulsado del PSOE y su influencia sobre Hernán Díaz es total, siendo considerada en esta etapa el área de Medio Ambiente un auténtico Ayuntamiento paralelo, donde se cocían todos los contratos importantes y millonarios con las grandes empresas.

En el año 2000 surgen los primeros roces con el fundador de Independientes Portuenses, aunque el ex-alcalde salió entonces a defender a su funcionario: “Caraballo es mi amigo”, llegó a decir públicamente Hernán Díaz ante los crecientes rumores de ruptura.

Poco después, en 2004 llegaría uno de los episodios cruciales en la vida laboral de Caraballo. En ese año se hace necesario liquidar el Imucona, debido a la Ley de Medidas para la Modernización del Gobierno, y surge un problema porque el ya ex-gerente debe pasar a ocupar el puesto de mando en la Concejalía de Medio Ambiente como jefe de servicio, aunque para ello es necesario ser licenciado universitario, requisito que no reúne.

En 2004 ya Intervención reparó su nómina por primera vez, al no tener la titulación requerida

El Partido Andalucista fue entonces el primero en denunciar la situación, crítica a la que se sumaron otros partidos como Izquierda Unida y también colectivos como Ecologistas en Acción.

Curiosamente en aquel entonces la Secretaría municipal del Ayuntamiento dejó pasar esta flagrante infracción, no así la Intervención municipal, que ya en 2004 interpuso un reparo contra la primera nómina de Caraballo como jefe de servicio. Quizás en este episodio podamos encontrar el origen de las pésimas relaciones de este funcionario con la Intervención municipal, que recientemente ha sido objeto de una queja formal por parte del equipo de Gobierno, curiosamente tras el nuevo reparo interpuesto contra la nómina de este funcionario por el incumplimiento del Plan de Ajuste.

Pero la habilidad de Caraballo es tal que no solo mantuvo su puesto como jefe de servicio de Medio Ambiente, a pesar de no reunir uno de los requisitos indispensables para ello -el de la titulación- sino que además fue él mismo quien se encargó de diseñar sus funciones en el nuevo organigrama de Medio Ambiente. El documento de organización no tiene desperdicio: Caraballo se autopropone como segundo de a bordo tras el político. “La propuesta de organización y recursos humanos del nuevo servicio no supone incremento alguno de plantilla presupuestaria, ya que la única nueva incorporación a la RPT municipal será la de la Jefatura de Servicio, que se nutriría económicamente de la disolución de la plantilla del organismo autónomo (Imucona), heredando al empleado que la ocupa, el que suscribe”.

Tras salir airoso de este nuevo reto, Caraballo pasa unos años a la sombra, o al menos no en primera fila, con los gobiernos de Moresco, Candón y Gago, cayendo en una cierta desgracia con la llegada de David de la Encina. No obstante, lo más que hizo el ex-alcalde socialista fue apartarlo como inspector de residuos de la depuradora, en 2016. Quizás De la Encina pensó que no merecía la pena emprender una lucha para defenestrarlo estando tan cerca su jubilación, pero he aquí que llega Germán Beardo y lo rescata para su proyecto municipal. “A los 65 años había pensado dedicarme al turismo de excelencia, pero apareció un joven de 33 años, una invitación a hacer una administración para los ciudadanos. He encontrado en Germán una confianza total en que esto es posible. El 66 es un año bueno para intentarlo otra vez”, decía poco antes de las últimas elecciones en una de sus redes sociales.

El camaleón sigue con mando en plaza.

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