Balance anual Cáritas Asidonia-Jerez en la costa: más de 3.000 personas y 3 millones de euros

El acceso a una vivienda digna y el empleo son los principales problemas en los que trabajó la organización

El balance de Cáritas Cádiz en 2024: 2,2 millones de euros invertidos y más de 15.000 personas atendidas

De Izq. a Dcha.: Alicia Sánchez, Diego Vidal, Eugenio Sánchez y Milagros Díaz en la presentación de la memoria en la Sala de Alumnos Ilustres del Edificio San Luis Gonzaga.
De Izq. a Dcha.: Alicia Sánchez, Diego Vidal, Eugenio Sánchez y Milagros Díaz en la presentación de la memoria en la Sala de Alumnos Ilustres del Edificio San Luis Gonzaga. / Diario de Cádiz

Para comenzar a leer esta noticia hay que tirar un poco de la creatividad. Para comprenderla hay que imaginar a una mujer, española, entre 45 y 64 años. Y para verlo mejor vamos a ponerle un nombre cualquiera; por ejemplo María (según el INE actualmente en España existen 551.105 mujeres con ese nombre en el Registro Civil). Nuestra María vive en la costa, en cualquier punto entre El Puerto, Rota, Chipiona, Sanlúcar o Trebujena, y no está sola: tiene una pareja e hijos y buenamente, con mucho trabajo y esfuerzo, los tres consiguen salir adelante. Es cierto que ese trabajo podría estar mejor pagado, e incluso podría optar a un contrato no precario, pero hasta que las cosas no mejoren tampoco se debe quejar. Ese sueldo, por bueno o malo que sea, permite mantenerse a los tres aunque en verano, con la llegada de los turistas, las cosas se ponen un poco complicadas. El precio del alquiler sube vilmente, sin miramiento, sin distinción entre quien veranea dos quincenas y quien vive y siente la ciudad el resto del año. Justo durante esos meses, cuando el calor más asfixia, a María no le queda más remedio que pedir ayuda. Y acude a Cáritas, donde consiguen echarle un cable. ¿Estás seguro de que no conoces a María?

Realmente da igual el nombre o la cara, si es rubia o morena, o si tienes más de un hijo. Ni siquiera importa donde trabaje. Estas características y rasgos corresponden al perfil mayoritario de las personas a las que Cáritas Asidonia-Jerez ha acompañado el pasado año en la zona de la costa: mujer, entre 45 y 64 años, con pareja e hijos y de nacionalidad española (“Me gustaría recalcar este dato que luego se escuchan bulos de que siempre se ayuda antes a la gente de fuera”, puntualizó Milagros Díaz, coordinadora general quien expuso que el 83% de las personas residentes que se han acercado a la organización son de origen español, frente al 15% de origen extracomunitario y el 2% de procedencia comunitaria).

Así lo recoge Cáritas Asidonia-Jerez en su memoria anual del año 2024 donde realizan balance sobre las acciones desarrolladas dentro de la campaña de caridad Mientras haya personas, hay ESPERANZA. “A nivel diocesano hemos atendido a un total de 20.673 personas, de las cuales 3.060 han sido atendidas en la zona de costa”, presentaba Eugenio Sánchez, director de Cáritas Asidonia-Jerez. “Esto se traduce en 5.521 ayudas integrales que representan el 15% del total de toda la Diócesis ”.

Y es que la crisis y la pobreza siempre son las mismas. Distintos nombres. Distintos años —Crisis económica del 2008, crisis por la pandemia del Covid 19...—. Distintos aspecto pero siempre el mismo trasfondo de precariedad, donde los afectados y usuarios que necesitan del acompañamiento de esta organización van cambiando. “El empleo sigue sin ser suficiente para asegurar unas condiciones de vida dignas”, alerta Sánchez. Ahora tener un trabajo no es suficiente; y quizás por ello el empleo, junto el accedo a una vivienda digna (especialmente en la zona de la costa), son los dos puntos principales sobre los que trabaja la asociación. “El acceso a la vivienda es el problema principal que tienen muchas familias”, argumentó Alicia Sánchez, coordinadora de Empleo y Mejora continua. “Incluso teniendo recursos económicos hay veces que no se puede hacer frente, sobretodo en esta zona con el tema de la vivienda estacional, donde se dispara el precio de los alquileres”. De esta forma realidades que hace algunos años eran impensables, como el hecho de que dos o más familias vivan juntas en la misma casa (cada prole en su correspondiente habitación con la compartición de las zonas comunes), sea una situación cada vez más habitual que deriva, cuando menos (y evidentemente) en diversos problemas de convivencia.

Como todo en esta vida, cualquier cosa tiene un precio. Y el trabajo que realiza tanto la organización como los voluntarios conlleva un coste y un dinero que no cae del cielo. Los socios y donantes (912.000 euros) , las colectas (523.169 euros), las donaciones en especie (513.581 euros) y las donaciones y legados (64.915 euros) fueron las principales vías de financiación que permitieron a la organización movilizar un total de más de tres millones de euros que se destinaron no solo a la vivienda y a la orientación al empleo, sino en otras actividades como acciones de acogida, ayuda a las personas sin hogar y otros proyectos diocesanos (ayuda a la mujer, atención a la infancia, juventud, ayuda a los mayores...).

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