Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

patrimonio religioso

San Francisco cumple 500 años

  • El convento portuense, convertido hoy en parroquia jesuita, se fundó en 1517

  • Las distintas instituciones han pasado de largo por esta efeméride

El convento de san Francisco de El Puerto de Santa María se fundó en 1517. Con esta modesta síntesis histórica y artística contribuimos a celebrar su V centenario, efemérides lamentablemente olvidada por historiadores e instituciones públicas y privadas de El Puerto. Repasamos desde sus orígenes y la evolución de su iglesia hasta la actualidad, convertida en parroquia jesuita.

Aunque existen varias versiones acerca de los orígenes de este convento de san Francisco de la Observancia, la mayoría de los autores coinciden en la fecha (1517) y patronazgo (Juan de la Cerda, II Duque de Medinaceli) pero difieren en su ubicación a extramuros sobre una ermita anterior (¿Santo Cristo o Santa Brígida?). En los primeros tiempos, una amplia huerta abastecería a la comunidad austera de veinte frailes que sobreviviría gracias a la mendicidad e iría construyendo su convento lentamente dependiendo de limosnas, ingresos por fundaciones de misas y entierros y legados de devotos en donaciones testamentarias, como las de Alonso de Montoya y los Manso Andrade en el último cuarto del siglo XVI.

El templo primitivo debió consistir de una gran nave con capilla mayor y artesonadoLos testimonios artísticos de la época en la que fue convento franciscano son escasos

El templo primitivo debió constar de única gran nave cubierta de artesonado y capilla mayor. No contaría con fachada ostentosa dada la escasez de medios o la propia modestia de los franciscanos. A lo largo del siglo XVII se prolongó la nave mediante un ábside exento, se añadió el coro alto en los pies y se incorporaron capillas laterales gracias a las sucesivas donaciones y labores de mecenazgo ejercidas por benefactores y devotos del convento entonces (el propio Duque de Medinaceli y su hermano Tomás de la Cerda, Marqués de la Laguna y virrey de Nueva España) y familias ilustres de nobles, burgueses y militares residentes en la ciudad, personajes influyentes en El Puerto como Leal Galaz, Alvarez de Obedos, Nieves Chacón o el mismísimo Juan de Araníbar. Los hermanos de instituciones y cofradías piadosas y gremiales que fueron instalándose en el templo también adquirieron capillas y encargaron altares para culto de sus titulares a lo largo de ésta y siguiente centurias. Se trataba de seis capillas independientes, tres en cada costado, separadas y cerradas con reja. En el muro del Evangelio destacaban las abiertas por el contador mayor del Duque de Medinaceli, Francisco Leal Galaz y la dedicada a Nuestra Señora de Consolación, y en el de la Epístola se construyeron las de la Orden Tercera donde se veneraba a Jesús de los Afligidos, san Antonio, san Juan Bautista (desaparecida al abrirse una nueva entrada lateral a la iglesia tras la reforma de fines del siglo XIX), san Diego de Alcalá y san Francisco de Paula. En el interior de la iglesia se levantaron también varios altares flanqueando la capilla mayor, bajo el coro y en otras dependencias.

En el siglo XVIII se tallaron retablos barrocos de estípites en varias capillas, como el magnífico mayor de cinco calles en la década de los treinta que incluye todo un repertorio hagiográfico del franciscanismo en imágenes exentas y bajorrelieves y el de la capilla de san Antonio. También conviene mencionar como aportaciones en esta época la donación de una Dolorosa para incorporarla a los cultos, devoción y procesión con Jesús de los Afligidos, varias sepulturas de benefactores (algunas conservadas como las de Hoyo y Treviño, Pérez Mancheño y Cañas Trujillo) y el hecho de haber sido centro de estudios (a los de filosofía del siglo XVII se añadieron los de artes en el siguiente).

Después de la desamortización del convento y la exclaustración de los franciscanos se proyecta la edificación de un colegio (dedicado a San Luis Gonzaga) en parte del terreno enajenado, respetándose la iglesia que correrá a cargo de la Compañía de Jesús. En 1867 Balbino Marrón remata las obras de aquél, pero al año siguiente estalla la revolución "gloriosa" contra la monarquía de Isabel II y la Junta revolucionaria expulsa a los jesuitas. Su vuelta en 1875, la instalación en 1924 de un Noviciado, una nueva expulsión en 1932, la ocupación del edificio para hospital durante parte de la guerra civil y el definitivo retorno en 1938 jalonan los penúltimos tiempos de este convento franciscano ya entonces muy reformado y reconstruido para las nuevas funciones docentes. El resto es bien conocido por reciente: la venta de terrenos de la amplia huerta, la remodelación del colegio y la conversión del templo en parroquia a cargo de jesuitas ya en los años ochenta del siglo XX.

En cuanto a la iglesia actual, las capillas laterales, tras la reforma del siglo XIX, se presentan desfiguradas al abrir muros y tabiques que las separaban para componer las naves que hoy observamos y convertir la planta en basilical de tres naves y transepto, aunque en las nuevas laterales siguen apreciándose las diferentes proporciones entre ellas, alturas y tipo de cubiertas (vaída en el crucero, cupuliformes o semiesféricas diversas en la nave de la Epístola, de crucería en la antigua capilla de los Galaz y de aristas en el resto de la nave del Evangelio). La actual capilla del Sagrario, abierta en el muro de la Epístola, se construyó recientemente ocupando las antiguas capillas dedicadas a san Diego de Alcalá y a san Francisco de Paula añadiéndole una anterior entrada lateral de sencilla portada con las armas franciscanas en su dintel que ahora permite también el acceso desde el patio.

Grandes pilares con pilastras adosadas separan las naves, ya abiertas mediante arcos semicirculares. Un sencillo entablamento corre a lo largo de la central, hoy cubierta por bóveda de cañón rebajado reforzada por arcos fajones. El aspecto general es de gran sobriedad decorativa interior y exterior, donde destaca el potente ábside con pilastras y óculos mixtilíneos reformado en el siglo XVIII.

Los testimonios artísticos de la época en que fue convento franciscano son escasos. Destacamos parte de la planta y alzado de la iglesia, la portada de la actual capilla del sagrario, algunos retablos (mayor y de la actual capilla del Corazón de María), imágenes (tallas de san Luis de Anjou, santo Tomás de Aquino y la Dolorosa que acompañaba a Jesús de los Afligidos en el viacrucis), la cruz enchapada de carey con guarniciones de plata que portaba éste, algunas pinturas (reyes san Luis y santa Isabel y Virgen del Pópulo), varias sepulturas y poco más. En otra ocasión comentaremos cuantas obras de arte han ido aportando los jesuitas desde su estancia en este antiguo convento portuense.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios