La Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado, Nuestra Señora de la Alegría y Santa Ángela de la Cruz ha cedido temporalmente su figura del Ángel Anunciador a la Fundación Cajasol para que forme parte del espectacular belén a tamaño real que acoge la sede de la entidad, en la sevillana Plaza de San Francisco. La hermandad ha atendido así la petición realizada por la Asociación de Belenistas de Sevilla para que este ángel, obra del prestigioso escultor Fernando Aguado Hernández, se integre en un conjunto compuesto por 70 imágenes. La imagen viste una túnica de brocatel rosa que fue diseñada por David Calleja y se confeccionó en su taller.

La hermandad del Resucitado muestra su satisfacción porque una parte del importante patrimonio artístico con que cuenta la ciudad esté presente en esta popular iniciativa, que dispone de más de 500 metros cuadrados, que miles de visitantes diarios disfrutan hasta el próximo 5 de enero y en la que también colaboran otras 18 hermandades, provenientes de la ciudad de Sevilla y de dicha provincia, así como de las de Cádiz, Huelva y Córdoba, junto a piezas de dos colecciones particulares. La citada colaboración se produce, además, en el año en que se cumple el 800 aniversario del belén que Francisco de Asís montara en Greccio, Italia.

La imagen, que cuenta con una altura aproximada de 1,85 metros, va situada en la parte trasera del paso de misterio y procesionó por primera vez en la Semana Santa de este año. Junto con otras 5 que también realizará el escultor e imaginero hispalense, licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla en la especialidad de conservación y restauración de obras de arte, completará el nuevo Paso de Misterio, basado en el pasaje evangélico de San Marcos 16, 1-8. El pasaje relata el momento en que María Magdalena, María Salomé y María Cleofás acceden al Santo Sepulcro donde fue depositado el Señor, encontrándolo vacío. Sobre la gran piedra un Ángel con blancas vestiduras les anuncia que no está ahí quien ellas buscan sino que ha resucitado. En la otra parte de la escena se encuentra el Señor en el momento de su resurrección junto a dos soldados romanos que custodiaban dicho sepulcro y que muestran su sorpresa.