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Debate sobre la ocupación del espacio público

El Puerto: Terrazas crecientes, calles menguantes

  • El Ayuntamiento prepara una ordenanza para regular el uso del espacio público, en el que cada vez ganan más espacio sillas y mesas frente al peatón

Una imagen de la calle Luna, donde la proliferación de sillas y mesas prácticamente impide el tránsito en algunos tramos.

Una imagen de la calle Luna, donde la proliferación de sillas y mesas prácticamente impide el tránsito en algunos tramos. / D.C.

¿A quién no le gusta sentarse en una terraza en una noche de verano a tomar algo? Todos nos hemos sentido alguna vez afortunados por poder encontrar un hueco en uno de estos espacios al aire libre. El problema viene cuando la extensión de estas deseadas terrazas crece tan rápido que termina por fagocitar el espacio público, dificultando y a veces incluso impidiendo el tránsito de personas por las vías públicas de la ciudad.

Eso es lo que está pasando de un tiempo a esta parte en El Puerto de Santa María, donde este problema se da en buena parte del término municipal pero se hace más visible en el centro urbano, donde han salido como de la nada dobles hileras de mesas y sillas en las aceras, cerramientos exagerados que además de restar espacio al peatón son una aberración estética y cortes del paso en algunos puntos donde los peatones se ven a veces obligados a bajar a la calzada por no poder pasar.

Algunos cerramientos para terrazas son tan exagerados como el de la discoteca Banana, en la Ribera del Marisco. Algunos cerramientos para terrazas son tan exagerados como el de la discoteca Banana, en la Ribera del Marisco.

Algunos cerramientos para terrazas son tan exagerados como el de la discoteca Banana, en la Ribera del Marisco. / D.C.

La asociación de personas con diversidad funcional La Gaviota daba hace algunos días la voz de alarma ante esta situación, que además se ve agravada por la creciente presencia en el espacio público de vehículos eléctricos, sobre todo patinetes, que quedan depositados en cualquier sitio sin orden ni control.

El concejal de Patrimonio del Ayuntamiento portuense, Millán Alegre, es consciente de este problema y reconoce recibir en su negociado numerosas quejas por lo que algunos ciudadanos consideran un abuso por parte de los establecimientos hosteleros.

El cerramiento de los tradicionales soportales de la Ribera del Río reduce la accesibilidad. El cerramiento de los tradicionales soportales de la Ribera del Río reduce la accesibilidad.

El cerramiento de los tradicionales soportales de la Ribera del Río reduce la accesibilidad. / D.C.

El concejal se ha reunido recientemente con directivos de La Gaviota, a los que anunció que se está redactando por parte municipal una ordenanza para regular la ocupación del espacio público, una normativa con la que cuentan la mayoría de las ciudades y de la que El Puerto carece hasta la fecha.

De esta manera, los permisos se otorgan acogiéndose a la normativa autonómica, que no tiene en cuenta las características específicas de la ciudad y no siempre resulta adecuada.

Millán Alegre explica que cuando el área de Patrimonio recibe una solicitud para instalar una terraza o un cerramiento se piden primero una serie de informes, al área de Infraestructuras y a la Policía Local. Una vez se tramita el permiso el establecimiento debe pagar una tasa en el área económica, paso previo a la emisión de la licencia pero tras el que la mayoría de los bares y restaurantes no esperan, considerando que una vez abonada la tasa ya pueden comenzar a utilizar el espacio público, aún sin el visto bueno del área de Patrimonio, que es al que debe dar las directrices de cómo realizar dicha ocupación. El resultado es en muchos casos una instalación de elementos que en no pocas ocasiones resulta abusiva, invadiendo cada vez más el espacio destinado al peatón.

Una imagen de la plaza de La Herraría, donde se acaba de instalar una nueva terraza. Una imagen de la plaza de La Herraría, donde se acaba de instalar una nueva terraza.

Una imagen de la plaza de La Herraría, donde se acaba de instalar una nueva terraza. / D.C.

Siendo alcalde el popular Enrique Moresco, el entonces concejal de Comercio Francisco Aguilar ya intentó poner en marcha una ordenanza municipal al respecto, atendiendo sobre todo a los aspectos estéticos, uniformando algunas mamparas de terrazas en zonas como la Plaza de la Herrería. Ese intento, sin embargo, no terminó de cuajar.

La pandemia del Covid vino también a aportar un punto de inflexión en este asunto, ya que al estar prohibido durante un tiempo el consumo en el interior de bares y restaurantes desde el Ayuntamiento se permitió a estos establecimientos ampliar sus terrazas, como una medida excepcional. Ahora, una vez que ya los establecimientos hosteleros funcionan con normalidad esta excepción se ha mantenido y son muchos los bares que siguen contando con sus terrazas ampliadas.

Una imagen de uno de los tramos de la avenida Micaela Aramburu. Una imagen de uno de los tramos de la avenida Micaela Aramburu.

Una imagen de uno de los tramos de la avenida Micaela Aramburu. / D.C.

Millán Alegre explica que para la elaboración de esta nueva normativa quiere mantener encuentros con todos los sectores afectados, también con los hosteleros y comerciantes, para de este modo conseguir un texto lo más consensuado posible.

Al margen de los permisos que pueda conceder el Ayuntamiento, en El Puerto otros organismos también otorgan licencias que afectan a la ocupación del espacio público, como es el caso de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC). Espacios como el paseo José Luis Tejada se han convertido en los últimos años en una zona con las terrazas al alza, habiéndose instalado últimamente un nuevo establecimiento que se ha ubicado en el espacio que ocupaba una zona ajardinada.

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