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Tribuna Libre

El Plan Especial del Casco Histórico comienza su andadura 28 años después

Una imagen del casco antiguo portuense.

Una imagen del casco antiguo portuense. / Andrés Mora Perles

En 1993 comenzaron los primeros trabajos de un Plan Especial del Casco Histórico que por fin llega a su aprobación en el 2021. Hablamos de la friolera de 28 años, más tiempo del ya desmesurado que se necesitó para aprobar dos Planes Generales de la ciudad, el PGOU de 1992 y su revisión de 2012. Una grave irresponsabilidad de sucesivos equipos de Gobierno de la ciudad que ha llevado al Casco Histórico a una situación límite de despoblación, inactividad, abandono y decadencia.

Al menos el anterior Gobierno y el actual han hecho los deberes y por fin, tras el Pleno del pasado 28 de abril ya tenemos aprobado el Plan de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico y su Entorno (Peprichye).

Vaya por delante nuestra felicitación a los técnicos y políticos que lo han hecho posible, y a todos los Grupos Políticos que lo aprobaron por unanimidad el pasado miércoles. Pero seamos realistas pues todo está por hacer. No ha lugar a ningún triunfalismo por esta aprobación ante el desafío que supone para la ciudad, la clase política y los ciudadanos, poner en marcha este Plan y recuperar el Casco Histórico y el valioso patrimonio que representa de la situación en que se encuentra.

Lo primero que pedimos es que esa unanimidad que se ha alcanzado en los últimos cuatro años en el Ayuntamiento en torno a la aprobación del Peprichye se mantenga en el futuro. La programación de las actuaciones, la financiación de las inversiones, la normativa de desarrollo, las subvenciones y estímulos fiscales, y en definitiva el día a día de la ejecución del Peprichye, requiere la participación de todos los sectores implicados y un consenso básico de todos los partidos, para que esta oportunidad que se abre no se frustre.

Como se expuso en el Pleno, el Ayuntamiento tendrá que adoptar sin demora las importantes medidas organizativas, de dotación de personal y presupuestarias que hagan posible la gestión del Plan, pues esta no será posible con los medios y organización de que ahora se dispone.

Coincidimos en que es necesario montar una oficina especifica o servicio propio, para la gestión del Plan en todos sus aspectos, separado de los demás Servicios del Área de Urbanismo y también una Oficina de Rehabilitación para asesorar a los ciudadanos, canalizar las ayudas, promover actuaciones, etc. para lo cual podemos contar con la empresa municipal Suvipuerto. Igualmente es obligada la constitución de la Comisión de Seguimiento del Plan Especial, con importantes funciones que deben suponer la agilización y simplificación de la tramitación de las licencias de obras.

Creemos que ante la cantidad ingente de actuaciones que requiere el Plan, el Ayuntamiento debe elaborar y presentar un Programa concreto de Gestión y Ejecución del Peprichye que garantice su puesta en marcha y marque el orden de prioridades de las actuaciones más allá de los criterios orientativos generales que contiene el Plan.

Insistimos en determinadas intervenciones estructurales en el Casco Histórico que el Ayuntamiento y las demás administraciones implicadas tienen que abordar coordinadamente y que pueden ser decisivas para animar a la inversión privada. Por citar algunas de las más relevantes, es el caso de la actuación en la plaza de la Pescadería, Resbaladero, puente y segunda pasarela para unión de las márgenes del río, que supondrá la recuperación de la fachada histórica de la Bajamar al río y una nueva puerta de entrada al Casco Histórico desde la margen izquierda.

También las demás actuaciones contenidas en las Áreas Específicas de Rehabilitación (AER), hasta 25, en especial las que afectan a muchas de las bodegas sin actividad en el Campo de Guía y la habilitación de estos edificios para la ubicación de dotaciones y servicios en el Casco Histórico, como por ejemplo los Juzgados.

Destacamos como prioritario el desarrollo de un ambicioso Programa de Rehabilitación de viviendas y edificios emblemáticos del Casco Histórico, entre los que se encuentra el Hospital Municipal de San Juan de Dios, este programa ha de estar dotado de presupuesto y oficina propia (Suvipuerto), y puede beneficiarse de los Fondos Europeos de Recuperación en marcha.

No debemos olvidar tampoco los deberes que nos corresponden a los ciudadanos y propietarios en cuanto a la edificación y conservación de las fincas, y la capacidad que tiene el Ayuntamiento para intervenir a través de los instrumentos que le otorga la normativa urbanística: registro de solares, expedientes de disciplina urbanística, ordenes de ejecución, etc. instrumentos que deben ser utilizados para el cumplimiento de los objetivos del plan

Ahora lo decimos bien claro, ya no hay excusas posibles, con el PEPRICHYE el Casco Histórico tiene que ser el espacio de actuación prioritario de la ciudad y así debe asumirlo el Equipo de Gobierno y el conjunto del Ayuntamiento, no solo en las palabras sino sobre todo en los hechos. Y si así no fuere, los ciudadanos y la Asociación Betilo lo denunciaremos y exigiremos.

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