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antiguos alumnos del colegio de san luis gonzaga

Manuel Giménez Fernández, intelectual democristiano

  • Hombre de la CEDA, fue ministro de Agricultura entre 1934 y 1935

Manuel Giménez Fernández, ilustre catedrático y político.

Manuel Giménez Fernández, ilustre catedrático y político.

El catedrático y político Manuel Giménez Fernández nació el 8 de mayo de 1896 en la calle Santiago número 6, de Sevilla. Era el primogénito de los dos varones que tuvieron el comerciante Manuel Jiménez Teruel -originario de la provincia de Logroño- y Carmen Fernández Guerra-Márquez. Como recordaría Giménez Fernández en una ocasión, su abuelo materno, asturiano, "fue a Sevilla y trabajó desde niño, humilde y modestamente, y con aquel trabajo permitió que un nieto suyo pudiera seguir una carrera universitaria y ganar unas oposiciones". Manuel ingresó en el colegio de los jesuitas de El Puerto de Santa María el 30 de septiembre de 1903, quedando registrado su primer apellido con la grafía inicial "j". Dado que solo tenía siete años, se integró en una sección de instrucción primaria. En ese mismo curso, cuando el padre José María de la Torre culminaba su rectorado, fueron admitidos -entre otros- los internos Capitolino Enrile, Felipe Espina, Francisco Porras e Ignacio Sanz. De los 21 externos -apenas el 10% del alumnado- podemos mencionar a los portuenses Manuel Martínez García de Valdeavellano, Francisco Peña Onetti y los hermanos Ruiz-Calderón (Manuel y Severiano). En el curso 1904-1905 llegó como nuevo rector el padre Agustín Lara, que hasta entonces lo había sido en Villafranca de los Barros. Giménez Fernández -todavía estudiante de primeras letras (4ª división)- fue uno de los 208 colegiales que estuvieron presentes en las fiestas jubilares de la Inmaculada, celebradas solemnemente del 8 al 11 de diciembre de 1904, a las que asistieron además 160 antiguos alumnos.

Al fundar la Compañía de Jesús en Sevilla el colegio del Inmaculado Corazón de María en septiembre de 1905, nuestro biografiado regresó a su ciudad natal para cursar el bachillerato. Durante su estancia en aquel externado sevillano de la plaza de Villasís, conoció a cuatro superiores: los padres Sánchez Prieto, Boysen, Alonso y de la Cruz. Coincidió también con los jesuitas Carlos Piury Dagnino (padre espiritual) y Antonio Osborne Guezala (no sacerdote aun). Alumno ejemplar, Giménez Fernández alcanzó en su último año de bachillerato (1911-1912) la dignidad de "edil", mientras que su compañero Fermín Díaz de Urmeneta quedó como "tribuno". Ambos fueron superados por Mariano Pérez de Ayala Vacas, futuro alcalde de Sevilla, proclamado "brigadier". El expediente de bachillerato de Manuel Giménez es excelente: en el Instituto General y Técnico de Sevilla revalidó con sobresaliente las veinticinco asignaturas que cursó en Villasís -con premio en cinco de ellas- y obtuvo la misma calificación en los exámenes del grado.

Giménez logró que las Cortes aprobaran la Ley de Protección de Pequeños Labradores

Manuel Giménez Fernández estudió brillantemente en la Universidad de Sevilla las carreras de Filosofía y Letras (Sección de Historia, 1912-1915) y de Derecho (1913-1917), licenciándose en ambas con premio extraordinario. Posteriormente se formó como abogado en el bufete del jurista José María López-Cepero Muru, a quien conocía del Ateneo. En octubre de 1922 -con veintiséis años- obtuvo en la Universidad Central el doctorado en Derecho con la tesis "Contribución al estudio del moderno Derecho electoral", que constituye una clara defensa del sistema de representación proporcional. En febrero de 1923 fue nombrado, por oposición, profesor auxiliar temporal de la Facultad de Derecho de Sevilla. Su carrera política se había iniciado en febrero de 1922, al ser elegido concejal del Ayuntamiento sevillano por la Liga Católica. Participó luego intensamente en las corporaciones municipales de la dictadura primorriverista, si bien dimitió en dos ocasiones (1926 y 1927) por discrepancias con el Comité Organizador de la Exposición Iberoamericana de 1929. Alentado por el cardenal Ilundain, Giménez Fernández opositó y obtuvo en diciembre de 1930 la cátedra de Derecho Canónico de la Universidad de Sevilla. Republicano sincero, el flamante catedrático consiguió acta de diputado por Badajoz como candidato de Acción Popular -partido eje del conglomerado de la CEDA- en las elecciones de noviembre de 1933, de las que surgió un Gabinete de centro-derecha presidido por Alejandro Lerroux. A pesar de ser la minoría más numerosa del Parlamento, la CEDA de José María Gil Robles no entraría en el Gobierno hasta un año después (4 de octubre de 1934), con solo tres ministros, ocupando Giménez Fernández la cartera de Agricultura. Fue la señal para la Revolución de Octubre, "rompimiento efectivo del socialismo y de las izquierdas catalanas con las normas de convivencia democrática hasta entonces vigentes en la República" (C. Seco Serrano). Católico reformista, el nuevo ministro fue el artífice de una legislación agraria de inspiración social-cristiana, adaptada -afirmó- "a las necesidades reales del campo español". Durante su breve etapa ministerial, Manuel Giménez logró que las Cortes aprobaran la Ley de Protección de Yunteros y Pequeños Labradores (1934) y la Ley de Arrendamientos Rústicos (1935). Esta última -su obra principal- quedó en su redacción final desvirtuada por los diputados más inmovilistas de la derecha, a pesar de lo cual introdujo aspectos beneficiosos para los colonos. Tras cesar en el cargo en abril de 1935, Giménez Fernández continuó en la política encuadrado en la CEDA y ocupó la vicepresidencia primera del Congreso. Su última intervención parlamentaria -como diputado por Segovia- fue en las Cortes del Frente Popular el 2 de junio de 1936, cuando premonitoriamente declaró: "Hoy me he convencido de que todo lo que sean apelaciones a la convivencia aquí, son perfectamente inútiles". El 19 de julio se adhirió al "movimiento nacional" en Chipiona (Cádiz), donde solía veranear con su mujer y sus ocho hijos. Esta decisión no impidió que ese mismo verano estuviese a punto de ser asesinado por individuos de extrema derecha, salvando finalmente la vida gracias a la intervención del general Queipo de Llano (quien le prohibió toda actividad política y, en especial, la comunicación con Gil Robles). En marzo de 1937, la Junta Técnica del Estado acordó el reingreso al servicio activo como catedrático de Giménez Fernández.

Terminada la Guerra Civil, Manuel Giménez publicó Estudios para la historia del regalismo español (1939), trabajo que inauguraba su extensa producción americanista. Los dos tomos de su manual Instituciones jurídicas en la Iglesia Católica aparecieron en 1940 y 1942. En este último año se incorporó a la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de la capital hispalense. A partir de 1946, a la cátedra de Derecho Canónico acumuló la de Historia de la Iglesia e Instituciones Canónicas Indianas de la Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla. En paralelo a su actividad docente, se dedicó con pasión Don Manuel a investigar y escribir sobre fray Bartolomé de las Casas, quien "se enfrentó, como yo, contra las injusticias de la sociedad en que vivió". Fue también asiduo conferenciante en los cursos de la Universidad de La Rábida. Jubilado de la Facultad de Derecho al terminar el curso 1965-1966, mantuvo el encargo en la de Filosofía y Letras hasta su muerte, acaecida el 27 de febrero de 1968, "después de dedicar su vida -reza una esquela del 10º aniversario- a la defensa de la Verdad, la Justicia, la Libertad y la Paz".

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