"España es muy madrastra con sus hijos, los destierra al olvido"

El compositor y pianista Felipe Campuzano se reencuentra mañana sábado con su tierra natal después de 15 años sin tocar en Cádiz (en cuyo barrio de La Viña nació), y transcurridos otros 20 desde la última vez que se pudo disfrutar del sonido de su piano en el desaparecido Teatro Principal portuense.

El compositor actuará a las 21.00 horas en el auditorio Monasterio de San Miguel, en una velada organizada por el grupo Jale, y en la que se incluye una cena (las reservas se pueden realizar al precio de 35 euros en el teléfono 956 540 440 o en reservasmonasterio@jale.com ).

Este periódico ha podido hablar con el compositor, quien adelantó algunos contenidos del concierto, en el que ofrecerá un recorrido por su creación musical y en especial por los temas andaluces de sus discos Andalucía espiritual, Música y poemas para la mar (homenaje al buque-escuela Juan Sebastián Elcano), Paisajes del alma, o Melodías inolvidables, basado en el mundo de la copla y con un recordatorio especial para Juanita Reina y Concha Piquer, para culminar la audición con un homenaje a la ciudad portuense con la interpretación del clásico de Paco Alba Vaporcito del Puerto, "interpretado al piano y con una versión muy particular mía". En este concierto, Felipe Campuzano actuará solo, de forma que el piano "será toda mi orquesta y mi mejor medio de comunicación social", según adelanta.

Y es que en este músico la preocupación por la cultura corre pareja a su propia trayectoria como compositor: "Desde que entramos en el mundo digital no se valora la creación artística, se produce una música de laboratorio, que es toda igual. Yo me considero todavía analógico; lo digital le ha quitado la cadencia a la música", lamenta el compositor. Esta visión crítica se traslada también a otras esferas del arte, ya que considera que "cuando la música se politiza se convierte en ideales en vez de sentimiento". Por este motivo, a la hora de crear, Felipe Campuzano no piensa en las instituciones, "sino en el público, que es el que te va a oír. A mí la mejor satisfacción me la ha dado siempre el pueblo, por eso me considero un clásico popular", confiesa.

Respecto a la valoración que se concede a los artistas en este país, observa con cierta ironía que "España es muy madrastra con sus hijos, los destierra al olvido y cuando tienen 10 metros de jaramagos en el patio de las malvas es cuando viene el reconocimiento".

No oculta sin embargo su alegría por volver a actuar en su tierra después de tanto tiempo: "Me es muy reconfortante volver al Cádiz de mis sueños, y sobre todo tocar en El Puerto de Santa María", concluye este gran compositor.