Tribuna libre

La Colorá

Una imagen de las protestas por las obras tras la demolición del acantilado de La Colorá.

Una imagen de las protestas por las obras tras la demolición del acantilado de La Colorá. / Fito Carreto

Qué bueno es tener memoria y qué buenas son la hemerotecas. A principios de la década de los ochenta del siglo pasado, no ha llovido lo que quisiéramos pero ha llovido bastante, siendo alcalde de El Puerto el comunista Rafael Gómez, que gobernaba en coalición con el PSOE y gracias a que el propio Partido Comunista defenestró de mala manera al primer alcalde de la democracia de nuestra ciudad, el también comunista Antonio Álvarez, y siendo presidente de la Junta de Andalucía el socialista José Rodríguez de la Borbolla, el conocido como 'Pepote', se empezaron a dar los primeros pasos para la construcción de lo que es hoy Puerto Sherry. Una entonces bisoña organización ecologista denominada Asociación Ecologista Guadalete, hoy integrada en Ecologistas en Acción, liderada por los conocidos Juan Clavero y Salvador González y muchos ciudadanos independientes entre los que me encontraba yo con mi licenciatura en Ciencias Biológicas recién salida del horno (así se llamaba entonces a la titulación universitaria de Biología), nos oponíamos radicalmente a ese proyecto. Nuestra oposición no era a la existencia de un necesario puerto deportivo para El Puerto y para la Bahía de Cádiz y para la que presentamos alternativas más coherentes que la planteada por Aresbank, promotores del proyecto, sino porque detrás de ese proyecto lo que se veía con meridiana claridad era una operación especulativo-urbanística con la construcción de la villa turística conocida con el poético nombre, que parecía creado por el propio Rafael Alberti, de 'Pueblo Marinero', que sería construido sobre hectáreas de terreno ganado al mar con rellenos de areniscas procedentes de la fenicia Sierra de San Cristóbal y porque, como así ocurrió, desaparecería la famosa playa de 'La Colorá', una de las calas más emblemáticas del litoral portuense. Se organizaron reuniones, mesas informativas, debates incluso se presentó a las autoridades competentes un manifiesto firmado por más de 3.000 ciudadanos entre los que había unos 125 intelectuales, profesionales libres de la arquitectura o la ingeniería, artistas, escritores, etc. No se consiguieron nuestras pretensiones y el proyecto salió para adelante, no sin que generara una fractura social en El Puerto y en la que hubo importantes altercados y actos de violencia del que más destacado fue la quema del vehículo particular del ecologista Juan Clavero.

En junio de 1986 el Presidente de la Junta de Andalucía, 'Pepote', inaugura ante un auditorio de 2.000 personas la primera fase de Puerto Sherry. En su discurso defiende las "bondades" del proyecto diciendo que sería un proyecto vanguardista, uno de los más importantes de Europa, con capacidad para unas 4.000 embarcaciones, 3.000 de ellas en una novedosa "marina seca" y que con una inversión de 12.000 millones de pesetas, se convertiría en el gran motor económico de la ciudad con la creación de mas de 1.000 puestos de trabajo entre directos, indirectos y eventuales. Sobre la realidad de aquellas "bondades" no creo que haya que hablar mucho, basta con darse una vuelta por Puerto Sherry y ver los ¿1.000? puestos de trabajo y lo que es hoy el poético y "albertiano" Pueblo Marinero.

Pero lo curioso de esta noticia sobre la que va este relato de 'La Colorá' es que entonces Teófila Martínez, la actual presidenta de la APBC que presenta este nuevo proyecto de puerto deportivo para grandes yates de lujo en el dique de Levante de Valdelagrana, en la dársena del espigón de la margen izquierda de la desembocadura del Guadalete, en aquellos años, tras la moción de censura a Rafael Gómez en octubre de 1986 gracias a un pacto entre PSOE y la entonces Alianza Popular, ahora PP, era teniente de alcalde de Urbanismo del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María y que el lugar donde va este nuevo puerto deportivo era el que los que nos oponíamos a Puerto Sherry en la cala de 'La Colorá' planteábamos como alternativa. Que cosas tiene la vida.

Si en aquellos tiempos de principios de la década de los ochenta se nos hubiera hecho caso habríamos ganado cuarenta años y aún existiría la preciosa cala del litoral portuense: 'La colorá'

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