Bardos de la quimera

Dos de los actores justo al comienzo de la función.
Dos de los actores justo al comienzo de la función.
Manolo Morillo / El Puerto

03 de noviembre 2014 - 05:01

Una obra teatral no existe como tal hasta el momento en que es representada o -por lo menos- en que es susceptible de ser representada, es decir, cuando entra en una relación que va del autor al público. Y, precisamente hasta que no se llegó a reconocer la autoría del Bardo de Avon junto con otros dramaturgos isabelinos de este original The book of Thomas More encontrado en la segunda mitad del siglo XIX y representado muy escasamente en círculos universitarios ingleses, este drama compuesto de prólogo y tres partes que transcurre durante el reinado de Enrique VIII en Inglaterra estuvo viviendo en el limbo de las letras durante cientos de años.

La ruptura de la Iglesia de Inglaterra con el papado ocurrió aproximadamente medio siglo antes de que Shakespeare comenzara a escribir. El propio Enrique García Máiquez, traductor junto con Aurora Rice de este texto casi inédito, ya nos indica el posicionamiento católico oculto del autor llevando a escena al gran humanista que fue Tomás Moro, quien utilizó su Utopía como arma arrojadiza para oponerse a todo el pensamiento político de la Edad Media. Moro fue un pacifista, un antimilitarista precoz que consideraba a los soldados como asesinos, que se burlaba sarcásticamente del espíritu de caballería y que estaba inmerso en la búsqueda del placer exento de todo dolor y convencido de la bondad natural del ser humano.

José Luis Patiño y Paco Déniz -Tomás Moro y una guisa de cronista o historiador inglés respectivamente, encabezan un elenco de diez actores que cumplen con pulcritud la singular versión de Ignacio García May en la que se vislumbra en la dirección artística la mano de la muy reconocida directora inglesa Tamzin Townsend. Ciertamente la peculiaridad del vestuario y la propia puesta en escena resultan muy atractivas para cualquier tipo de público, alejándose del dogmatismo con el que habitualmente se suelen representar a autores de la talla de William Shakespeare. Muy eficaz la propuesta de poner en juego detalles de parlamentos de algunos de los muchos personajes con los que cuenta la obra original en boca del historiador asumiendo un totum revolutum muy shakesperiano.

Constatada su gran firmeza en rechazar cualquier compromiso contra su propia conciencia, el Rey, en 1534, hizo encarcelar a Moro en la Torre de Londres donde fue sometido a diversas formas de presión psicológica, situación ésta que aprovecha García May para en continuos flashbacks mostrarnos los momentos vitales de un hombre que murió decapitado por su fidelidad al supremo ideal de la justicia, sentenciando finalmente que el propio Rey fue el médico de su destino.

Ficha técnico artística: UNIR teatro y Festival de Almagro. Obra: Tomás Moro, una utopía. Dirección: Tamzin Townsend. Autores: William Shakespeare, Anthony Munday, Henry Chettle, Thomas Dekker, y Thomas Heywood. Reparto: José Luis Patiño, Paco Déniz, Lola Velacoracho, Sandra Arpa, Silvia de Pé, Manu Hernández, Chema Rodríguez-Calderón, Daniel Ortiz, Jordi Aguilar, y Ricardo Cristóbal. Escenografía:Ricardo Sánchez Cuerda. Vestuario: Gabriela Salaverri. Iluminación: Felipe Ramos (AAI). Sonido: Sandra Vicente.Regiduría/Caracterización: María J. Barta. Ayudante de dirección: Ricardo Cristóbal. Día: Sábado 1 de noviembre. Duración: 1 hora y 35 minutos (sin entreacto). Lugar: Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca en El Puerto. Aforo: 3/4 de entrada.

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