En la final

La mafia se planta en la Gran Final. El capo advierte al jurado lo que tiene que puntuar para conseguir el primer premio. Los mafiosos obtienen las cosas a su manera. Su forma es conseguir favores con sus letras. Aragón deja dos pasodobles en los que se ven claramente su particular manera de escribir. Mucha brillantez en el bellísimo piropo a Cádiz del primer pasodoble, aunque con su puntito crítico, ya que es una ciudad "por los siglos condenada entre el dolor y la gracia" que "siempre ha sido gobernada por la puñetera mafia". Una ciudad "tan distinta a tantas" que "encanta a las serpientes" y que brinda "un reino entre el cielo y la tierra" propicio para que se celebre el juicio final un Lunes de Carnaval "y el paraíso nos coja tan lejos". El segundo no luce tanto al dedicárselo a la cruz y la religión, recordando al que ya hiciera con '1800 Los inmortales'. Un ataque a la religión cristiana y al fanatismo que la rodea cuando alguien dice que "quien nombre a mi virgen lo mato". Mantienen el nivel que han tenido durante el Concurso con los cuplés, en los que los mafiosos ayudan al jurado al quitarles presión para que la gente no pida tanto bizcocho y pida tortillitas de camarones, y se llevan un puntazo de un celador en el ascensor cuando iban a sacarse sangre, pero con esto ya tienen suficiente.

En semifinales

Una mercancía muy completa para todos los gustos. Un pase excelso de una comparsa que va a más y que demuestra que los mafiosos pueden ser emotivos sin olvidar la dureza que les define. Como mandan los cánones del Concurso, primero se intenta llegar al corazón. Aragón lo hace con una letra a la madre -cantada ya mil veces en el Falla- en la que saca a relucir su poesía al compararla con todo lo que nos rodea en la naturaleza. Versos con los que le dicen a quien cree que nadie es imprescindible que "nunca tuvo una mamá o no sabe lo que dice" y que rematan con maestría al decir que hasta Dios para hacerse hombre "necesitó del amor de una mujer". Mucho más contundente y bien resuelta la segunda letra al rey Felipe VI, al que acusan de ser "el cómplice de un tirano" por salir a defender a Mariano Rajoy, por lo que le piden que ponga su corona "a la voluntad del pueblo". Si gana, le reconocerán, pero si pierde, le exigen que se marche y que "la historia comience de nuevo". Muy graciosos los cuplés -más que los de muchas chirigotas-. En el primero, un robot que ellos tienen en su casa le da de propina a un pizzero 17 discos de 'Catastrophic Magic Band', mientras que en el segundo ponen una bandera de España en la terraza para tapar la marihuana que tienen en unas jardineras.

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En cuartos

Las coplas. La mafia se adueña del Falla. Una honorable sociedad de una magnífica comparsa. Una interpretación desafiante -y muy conseguida con un grupo que luce al cantar sin estridencias- para un pase en el que Aragón muestra la calidad de su pluma. Letras de verdad en los pasodobles con un puñal hiriente y una caricia. Dos caminos diferentes en una misma actuación. El puñal lo clava en forma de primer pasodoble a la situación política y social de España, con problemas que le hacen pensar que no vivimos en una democracia, por lo que ya no importa dónde se entierre a Franco. La poesía reluce en la segunda copla a la sonrisa, que es "la luz del faro de la humanidad", que "no se va con las cuatros estaciones" y que "estalla al escuchar de mi comparsa estas canciones". Por ello, con ella ya tienen bastante. Bastante simpática la tanda de cuplés, por encima de la media. En el primero, llevan el Iphone a la tienda porque les salen dos cuernos al hacerse un selfi y el dependiente les dice que su señora se está cambiando de compañía. La musa cupletera de Aragón regresa en el segundo, en donde los componentes se tatúan una letra suya y en el hueco que queda libre piden que les escriban el popurrí de 'Los tintos de verano'. Mercancía de la buena.

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En preliminares

El tipo. Mafiosos a lo Gangs of New York. las coplas. A la mafia hay que combatirla con sus mismas armas. Mafiosos que intentan devolver el Carnaval al pueblo, que es su verdadero dueño. Por ello, tienen que intentarlo a su manera, ya que esta fiesta es su vida y lo único que le queda a su tierra, por lo que es lo único por lo que irían a una guerra. Cortito y al pie. El Juan Carlos Aragón más directo y menos literario firma una comparsa muy completa. Un primer pase casi sin desperdicio para una agrupación que apunta muy alto. Con más garra en la presentación, el grupo se mantiene en la misma línea que iniciara en 2015 con 'Los millonarios', en la que el conjunto sigue estando por encima de las individualidades al cantar sin estridencias. También se ve beneficiado por una música de pasodoble un poco más corta de lo habitual y un trío de caramelo. En una preliminar con muchas letras de relleno, se agradece que quieran concursar desde el primer día. El tinte personalista se deja ver en la primera letra a lo que supone la música en la vida, haciendo Aragón un repaso a todos sus referentes para acabar asegurando que "nos dieron la felicidad que no dan ni el amor ni el dinero". Sobresale el segundo pasodoble al dar un enfoque muy diferente al asunto de las banderas y la independencia de Cataluña. En este caso, mira hacia Andalucía para pedir que se rebele y se convierta en patria, pero no para clavar una bandera ni ser una patria sin más, sino para que esta tierra se ponga la primera en la carrera por la dignidad y deje de ser el culo de España. Muy certero. Los cuplés no desentonan para ser el primer pase, con un estribillo que rememora al de 'Los peregrinos'. En el primero, sospechan de las muertes de personajes relacionados con la corrupción, por lo que, viendo que están cayendo altos cargos, piden a Dios que les deje a Rajoy para encargarse ellos de él. En el segundo, los huevos de Fernando Alonso van haciendo chispas con el asfalto por lo bajo que está el sillín. El popurrí quizás baja un poquito. En él, la copla sirve para ajusticiar a políticos, banqueros y jueces. El capo siempre manda.

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La previa

La comparsa de Juan Carlos Aragón es el mayor reclamo de la sesión del lunes 22 de enero. Un grupo que mantiene el bloque de estos últimos años -con las incorporaciones de Nico García y Eugenio Marín y las bajas de Jesús Rueda 'El Cateto', Miguel Cuevas 'El Tron' y Perico Campos- y que tantos éxitos les ha deparado, como el recordado primer premio de 'Los millonarios' (2015) o el tercero de 'Los peregrinos' en 2017.