Diario del Carnaval

José Antonio Molina: "Teníamos claro que vendríamos al Concurso fuera en el mes que fuera".

José Antonio Molina haciendo un cameo con la comparsa 'Después de Cádiz, ni hablar'.

José Antonio Molina haciendo un cameo con la comparsa 'Después de Cádiz, ni hablar'. / Jesús Marín

La chirigota de José Antonio García Molina tiene esa chispa que le permite realizar acciones no muy ortodoxas. Porque, ¿qué agrupación es capaz de interrumpir su pasacalles al Teatro Falla y parar en un bar? Esta, por ejemplo, 'Entre sabanas, selvas y ríos... este año vamos al Rocío', de Chiclana. Venían desde el Club Caleta, donde se habían disfrazado y maquillado, y realizaron "una parada rociera" en el Bar Duca, decía el Molina. Porque iban "con tiempo". 

Ante el bar, mientras refrescaban sus gargantas, entonaron pasodobles de esos que tanto gustan a estos chirigoteros de Chiclana. 'Vuelve ya el 3x4 de 'Las viudas', 'Me han dicho que el amarillo' de 'La familia Pepperoni' o 'Piedra a piedra' de 'Salsero sero siete...'. En el Club Caleta, a diferencia de cualquier noche de febrero, no hubo caldito de puchero. "Hace mucha calor para eso". 

Ya en camerinos, Molina aseguraba venir al coliseo "con la pretensión de disfrutar y conectar con el público, pues se han cumplido ya las expectativas después de tantos meses de incertidumbre". Porque, aseguraba el chirigotero, "teníamos claro que vendríamos al Concurso fuera en el mes que fuera".

El grupo hizo parte del pasacalles con la comparsa 'Después de Cádiz, ni hablar'. El Molina hizo un cameo en un cuplé de esta agrupación. "No me podía negar, sobre todo si me lo pide mi compadre el Tomate", en alusión a uno de los autores de la comparsa. 

Vestido de rociero africano se encontraba Javi Salado, un entusiasta de la fiesta que quiso disfrazarse a pesar de no cantar. "Acompañaré a la chirigota en la calle", decía con orgullo. 

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