Jorge 'mágico' gonzález

"Mi relación con Cádiz no tiene límites"

  • "Por amistad, por la afición, por mis recuerdos, claro que voy. Pero sin mezclar negocios con sentimientos""

Dedico mi última jornada en San Salvador a la caza y captura de más declaraciones de Mágico. Días antes, tras el partido del miércoles con sus ex compañeros, se ha mostrado cercano, abierto, interesado por conocer la actualidad de Cádiz. Hemos podido hablar de esto y aquello, de sus recuerdos de juventud en un país en guerra, de su familia, sus amigos, sus recuerdos. Pero su entorno me ha advertido que una cosa es charlar y otra conceder entrevistas. Intuyo, más bien estoy convencido, de que está harto de que le pregunten por su carácter y su pasado más controvertido, por las anécdotas que le relacionan con los tópicos hirientes de Cádiz: la ciudad donde, al parecer, habitan unos seres que siempre están de cachondeo.

Lo cierto es que a mí me jode tanto como a él que a los gaditanos, los que somos y los que se sienten en parte gaditanos, nos cuelguen siempre el mismo sambenito. En El Salvador, Jorge González es una estrella donde se le recuerda como el mejor deportista del país. Por cómo jugaba, no por como dormía o se divertía.

Jorge rehúye de la prensa española y extranjera en general. Ha habido demasiado empeño en destacar lo anecdótico y en exagerar su estilo de vida.

Cuando saco la grabadora del bolsillo, para mostrar mis intenciones de lograr captar unas palabras, Jorge se pone firme y da un paso atrás. "No quiero que se malinterpreten mis palabras porque la afición de Cádiz es muy importante para mí. Siento una gran responsabilidad hacia los gaditanos", me comenta amablemente, justificando su negativa.

Contraataco. Le hablo de los miles de jóvenes, toda una generación, que lo adoran, que siguen llevando sus camisetas, banderolas, exhiben sus símbolos por el estadio, en locales, por la calle. Le hablo de esa marea de niños, de chavales, y de personas no tan jóvenes ya, para quien Mágico es un ídolo, el gran referente del cadismo. Le pido que reconsidere su postura y dedique sus palabras, breves, a los miles de aficionados que han heredado de sus padres el cariño hacia su figura.

Se me acerca. Mira de nuevo la grabadora y me dice. "Entonces vaya por ellos. Dale."

-Jorge, ¿cómo es su relación con Cádiz?

-De mi parte, la considero excelente, sin límites, con mucho amor, con mucho sentimiento desde este lado. ¡Claro!. Y la afición, prefiero decir la noble afición, me da muestras de que recuerdan al viejo, aquel que jugó al fútbol en el Carranza.

-15 años sin que le hayamos visto por Cádiz. Ya entonces le noté muy cambiado. ¿Qué queda de aquel joven que apareció por Cádiz en 1982?

-No sé, desconozco que es lo que pueda quedar de él. Pienso que la vida al final es un todo. El destino, el tiempo, el futuro lo dirá. Espero que alguien puedan narrar lo que fue mi vida, una biografía, autorizada y con credibilidad. Espero no morirme sin poder tener mi propia biografía, con la ayuda de alguien.

-¿Cómo es su día a día aquí, en San Salvador? Veo que el deporte no lo has abandonado, ni muchísimo menos. Se conserva muy bien.

-Ando jugando con los ex mundialistas, con los de mi época, acá en el Estadio Nacional, tratando de, como yo digo en sentido figurado, sacudir la colcha, para así poder sentirme más cómoda en ella. (Insiste en que es una metáfora). El cuerpo es nuestro medio para estar en la vida y me gusta poder sentirme lo mejor posible.

-¿Cómo ve a su selección, parece que está lejos de aquellos hitos, las clasificaciones para los mundiales?

-No está todo lo bien que nos gustaría, pero Gilberto, el seleccionador, está haciendo un gran trabajo y creando una base para crecer. Le deseo toda la suerte.

-Hablemos de la actualidad del Cádiz Club de Fútbol. ¿Qué noticias le llegan?

-Estoy tremendamente agradado porque se ha subido de categoría. Me alegra mucho porque, con mucha paciencia y, sin intención de presionar a nadie, nosotros tenemos que darle a nuestra afición el nivel y la categoría a la que pertenece. Me siento muy orgulloso del Cádiz actual, de haber pertenecido durante una década al Club.

-En El Salvador es usted un ídolo, en Cádiz se ha convertido en un mito. En cierta medida, ¿le asusta o le genera algún tipo de temor volver a Cádiz?

-En absoluto, porque el sentimiento de los gaditanos es verdadero. Volveré y disfrutaré en ese momento de un sentimiento que es real. No se cómo expresarlo. Es muy grande y quiero que los gaditanos sepan que ese sentimiento es correspondido por mí parte, eso es seguro. Es como un hilo que no deja de recordarme de vez en cuando todo el inmenso cariño y amor que siento por Cádiz. Me demuestran a menudo que siguen tenido presente al salvadoreño.

-Se lo aseguro. El otro día en una tienda vi un retrato suyo con un letrero: "En esta casa hay un dios".

-No, por favor (Se ríe). Como en Nápoles con Dieguito (su amigo Diego Maradona). Es el fútbol, la pasión que se siente con el corazón. Dicen que, en cierta manera, el fútbol a veces es un arte porque traslada sentimientos.

-¿Y cuándo le veremos por Cádiz?

-Estoy deseándolo. Me gustaría visitar el cementerio y rezar por el presidente Irigoyen, por Antonio Rovira, Pascual (Macarty) y otras personas del club a las que quería mucho y que fallecieron. Quiero sencillamente sentir que estoy en Cádiz, cerca de la playa. Estar tranquilo para recordar, disfrutar de la sensación de estar de vuelta.

-¿Entonces, dígame cuándo le esperamos?

-Por amistad, por la afición, por mis recuerdos, claro que voy. Pero sin mezclar negocios con sentimientos. Si hablamos de negocio, hablamos de un contrato, no de amistad. Iría a Cádiz sin un duro, pero tampoco soy tonto.

-Gracias Jorge, ha sido un honor poder reencontrarme con usted.

-No, por favor. Gustosamente. Espero que los gaditanos estén bien. Desde aquí les deseo mucha suerte.

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