La competición no deja espacio para el disfrute, y menos si se habla del sufridor Algeciras. Ni siquiera cuando, tras travesías por el desierto y campos infames, acude a jugar a todo un Colombino ante el Decano del fútbol español y en un partido entre clásicos con reminiscencias a tiempos mejores. La necesidad se impone a todo eso. Porque el conjunto albirrojo tiene que reaccionar después de dos amplias derrotas que lo mantienen en el desagradable puesto de promoción.