Llega el día de la necesaria reacción. Así debería ser de una vez por todas en la 36ª jornada, la antepenúltima. Queda tan poco para el epílogo del torneo de la regularidad que el margen del error se ha vuelto estrecho como un cuello de botella. No cabe más retraso para dar por fin carpetazo a una crisis que perdura demasiado. Después de encadenar cinco semanas sin conocer la victoria -un empate y cuatro derrotas es el preocupante balance-, el Cádiz está obligado a ganar -siempre lo está, pero ahora más todavía- en su visita al Jumilla en un choque que irrumpe en plena recta de llegada a la meta de la Liga (a partir de las 12 del mediodía, televisado en directo a través de 8TV) con dos contrincantes que se juegan la vida en pos de objetivos dispares. Los locales, el de la salvación. Los visitantes, el de mantener intactas las opciones de retorno a la división de plata aunque se vea abocado a la disputa de tres eliminatorias a vida o muerte.

El preparador cadista, Álvaro Cervera, planea movimientos en el once inicial en su segundo partido sentado en el banquillo desde que relevó a Claudio Barragán. La falta de energía que el nuevo técnico detectó en su estreno, resuelto con derrota en casa frente al Mérida, le empuja a buscar soluciones para tratar de reactivar a su equipo.

El conjunto amarillo afronta dos encuentros en uno. Por un lado, se mide a un combativo rival que saca las garras en su feudo. Por otro, juega también contra sí mismo con el apremiante cometido de recuperar el pulso de la competición para cerrar cuanto antes la clasificación matemática para la fase de ascenso y además reconquistar las buenas sensaciones de cara a los exámenes finales que están a la vuelta de la esquina (en apenas tres semanas empieza el play-off). No es bueno pasar tanto tiempo sin disfrutar de las positivas sensaciones de una victoria. El cuadro del norte de Murcia, después de su valioso triunfo en casa del Linares, también necesita sumar de tres, en su caso en su encarnizada batalla por la permanencia que de momento libra con éxito en la 14ª posición con 41 puntos. Eso sí, a sólo dos del descenso y a uno de la promoción. Se juega la vida y por tanto el conjunto gaditano debe salir con plena intensidad y exponer los argumentos que le llevan a tener 18 puntos más que su oponente. Se miden el equipo más goleado del grupo IV, el Jumilla -54 dianas en contra-, y el más anotador, el Cádiz -52 tantos a favor-.

Presupuesto, plantilla, historia, afición, instalaciones... Hay múltiples razones por las que el Cádiz debería llevar colgado el cartel de favorito. Pero la cruda realidad, emanada de una trayectoria reciente tan nefasta, coloca a los gaditanos en la tesitura de tener que demostrar con hechos, minuto a minuto, de principio a fin, que es capaz de batir a un modesto contrincante inmerso en una grave crisis institucional pero con un espíritu de lucha encomiable que le convierte en un adversario muy complicado de superar en un terreno de reducidas dimensiones.

Hace muy poco tiempo que los amarillos cayeron contra el colista (2-1 ante el Almería B), y frente al entonces penúltimo (3-2 ante el Betis B) en una clara señal de fragilidad. Cualquier equipo doblega a los amarillos a poco que lo intente, como pusieron de manifiesto los del pelotón de cola o hace una semana el Mérida. El centrocampista Nana, una de las posibles novedades en la alineación, daba en la tecla el pasado viernes cuando aseguraba que el Cádiz no asusta a nadie a día de hoy. Todo lo contrario, es el teórico grande de Segunda B el que se arruga ante cualquier contendiente que apriete lo más mínimo.

Le toca sufrir a la escuadra amarilla para llevarse el preciado botín de tres puntos que incluso podría valer para confirmar hoy mismo el acceso al play-off si además La Hoya Lorca no vence a domicilio en el terreno del Granada B. Es más, un igualada en Jumilla sería suficiente si el brócoli mecánico pierde esta tarde porque la distancia se elevaría a seis puntos y el coeficiente general de goles es muy favorable al Cádiz.

Los amarillos encaran una nueva oportunidad para salir de un pozo profundo. Intensidad, calidad, concentración y acierto en las dos áreas, con especial atención a la hora de defender las acciones a balón parado, uno de los mayores del Jumilla.