Con la Venia

El Cádiz visto por Vera Luque

ANARCHY IN THE CADI CLÚ DE FURBO
Las costuras de este Cádiz se deshilachan como un disfraz barato el Domingo de Piñata. En lo deportivo, lo institucional y lo peor, en lo humano. Deportivamente asistimos cada jornada al derrumbamiento por capítulos de esa muralla defensiva que el año pasado era el equipo. La fortaleza inexpugnable se desconcha, y caen los cascotes de piedra ostionera a medida que nos marcan goles de todas las hechuras. El bloque ya no danza al son de aquella coreografía en la que defensa, media y delantera basculaban al unísono tapando cualquier boquete que conectara al equipo contrario con la portería propia. Comienza a reinar una peligrosa anarquía en la que, presa del desespero, el Pacha aparece como extremo derecho por ponerte un ejemplo. Institucionalmente, la entidad no usa los micrófonos del club para enviar mensajes que eleven la moral de la tropa y tranquilicen a la inquieta hinchada. Cuando aún se guarda luto por una dolorosa derrota en casa, no hay otra cosa que anunciar a bombo y platillo la presencia del Cádiz en Uzbekistán, con maromo uzbeko incluido sujetando la camisola amarilla. Y cuando no es el uzbeko, son los bitcoin, los hindúes o el hipermegaestadio nuevo. El desapego con la realidad deportiva indigna. Y humanamente, ya lo anunció Cervera a raíz del botellón post-Vallecas. Esto no es lo que era. En las barras de los bares ya se habla de los conflictos Directiva vs Técnico, Técnico vs Jugadores, Jugadores vs otros jugadores, etc etc…A los que estamos al otro lado de la pantalla, nos llega ambiente de polvorín dentro del club. Y lo peor es que nada de lo que está pasando demuestra lo contrario. Urgen soluciones.
La solución a lo deportivo pasa más por un diván, que por el césped del Rosal. La plantilla al completo necesita un lavado de coco con centrifugado y todo. La pregunta es tan clara como maldita: ¿Es Cervera el encargado del cambio? No parece el Gafa con la motivación necesaria para darle un revolcón a la mentalidad del equipo. Se ve desde hace tiempo la desidia de nuestro Alex Ferguson particular, que no parece dispuesto a llevarse sentado en el banquillo amarillo lo que el escocés se llevó apalancado en el banco de Old Trafford. Lejos queda aquel Cervera que revoleaba las gafas al carajopipa, o le pegaba mascaso al metacrilato de la caseta. Ahora ve los partidos como el que ve un partido de Federer en la primera ronda de Roland Garros. Se mosquea un par de veces y da alguna instrucción con cara de estar hasta la patilla de las gafas de decir siempre lo mismo y que luego no salga nada. Se le ve apagado, y de un tiempo a esta parte parece estar haciéndose un harakiri a plazos, una dimisión prorrateá. Como el típico personaje secundario de las películas que en pleno ataque zombie es mordido y le dice a los compis…”Dejadme aquí y seguid sin mí”, así espera Cervera el desenlace de su temporada. Sentado en el banquillo, viendo derrota tras derrota sin solución a la vista, esperando el día en el que algún mandaero de la directiva lo llame, le dé las gracias por todo, y lo mande para casa. Mientras tanto, ayer en el banquillo de enfrente veíamos un entrenador ilusionado por su debut, gesticulando al límite de hacer el chufla, enchufado y enchufando al equipo, primer paso para que los de la cenefa verde en la camiseta llegaran siempre a la pelota antes que nosotros. Por eso lo mismo hay que cambiar el significado del acrónimo LLNSN. La Lucha No Se Nota. Por ejemplo.
No quiero terminar la croniquita con pesimismo extremo. Vamos a levantar un poquito a la moral aunque sea desde esta parcela feisbuquera, coñe. Estamos a un partido de salirnos del descenso, y faltan veintidós por jugarse. O sea que matemáticamente aún es posible, jeje. Lo que nos está ocurriendo no es ni más ni menos que nuestro sino en la categoría. Cuando de manera épica, casi mítica, divinizamos a aquel Cádiz de los 80 y de los 90, estamos idealizando a un equipo que básicamente funcionaba como este nuestro de hoy en día. Equipos formados por futbolistas legendarios, evocadores de una nostalgia gloriosa, tiempos inolvidables que hoy rememoramos, como si el Cádiz hubiera ganado en aquellos años cuatro o cinco Copas de Europa. Cuando la realidad es que el Cádiz anduvo ocho años seguidos por Primera División, gracias a meses de mayo milagrosos a los que se llegaba después de jornadas y jornadas apalancados en los puestos de abajísimo, con el zurrón lleno de negativos (¿Se acordais?) y recibiendo goleadas en casa y fuera. El oxígeno nos lo daba algún truco del Mago, o algún que otro punto heroico en el fango de campos como Atocha o el Molinón. Pero den gracias a que en aquellos tiempos de Espinete y Michael Knight, la televisión no nos ofrecía domingo tras domingo los partidos de nuestro equipo. Nos ahorraron los disgustos visuales que nos estamos llevando ahora. El Cádiz perdía por la radio, y el duelo era más llevadero. Así que acordarse de que, estando la cosa chunga, en otros tiempos hemos estado peor, y salimos para adelante. Lo peor que nos puede pasar este año es descender a Segunda, que en cierto modo, no es ni más o menos que cumplir con el guión que el fútbol nos ha tenido preparado desde tiempos inmemoriales. Y si al final esto se arregla, eso que se gana. Eso sí: yo que ustedes empezaba a descartar la European League. Hacerme caso.
FOTO: Que Cervera lleve cinco años y medio en el Cádiz parece ya como algo fuera de lo común. No venirse arriba. El de la foto es Guy Roux, entrenador francés que se llevó desde 1961 a 2005 en el banquillo del Auxerre. 44 años se llevó el gachón. Como dato, cogió al equipo en la tercera categoría, y llegó a ganar la Liga francesa en la temporada 95/96. Ahí está el tío con dos pelotas bien puestas (me refiero a la foto). Lo mismo si mantenemos ese tiempo a Cervera, ganamos la Liga en el 2040. ¿Por qué no oé?

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