Chiclana

Un río con la necesidad de mirar al futuro

  • Aún hoy, la puesta en valor del cauce del Iro y su integración en el entorno es una asignatura pendiente

La conmemoración de una catástrofe natural y social como fue el desbordamiento del Iro el 19 de octubre de 1965 no sólo debe ser motivo para caer en la cuenta de lo duro que fue empezar de nuevo para muchas familias y negocios de la ciudad o para celebrar que no hubiera víctimas personas, sino que también se puede presentar como una ocasión inmejorable para trazar nuevos cauces y puntos de mira en torno a un elemento fundamental para la ciudad como es el río.

Una opinión ésta que no sólo la defiende el que escribe, sino que se hace eco en muchas de las voces de los vecinos de la ciudad, especialmente los que así se pueden llamar del propio río, por la proximidad de sus viviendas con el cauce del Iro a su paso por el centro de la localidad.

Son muchos los que a lo largo de estos 50 años, una vez superada la fase del pánico a las riadas y la puesta en marcha de medidas técnicas y medioambientales para intentar evitar que se repitieran sucesos como el de aquel 19 de octubre, aunque con la naturaleza ya se sabe que la última palabra siempre es la suya, han demandado y lo siguen haciendo que políticos, colectivos económicos y sociales y administraciones competentes pongan su mirada sobre el río para hacer de éste un elemento aglutinador y cohesionador del centro de la ciudad, en lugar de seguir partiendo el caso urbano por la mitad, como aún hoy ocurre.

Desde todos los puntos de vista; medioambiental, estético, de accesibilidad, económico, etc., el río sigue siendo una asignatura pendiente y un elemento potencialmente desaprovechado en una ciudad que carece precisamente de atractivos diferenciadores y dinamizadores de la actividad comercial y de ocio, sobre todo en el casco urbano.

Y es en esta línea en la que apuntan los que, precisamente ahora que se cumplen los 50 años de aquel desastre, reclaman que se utilice dicha conmemoración como ocasión sin parangón para volver a mirar al Iro, pero esta vez sin el temor propio del que ve en él a un enemigo, sino con la intención de que se integre de una vez por todas en la ciudad y se posicione como el aliado perfecto que ayude a presentar una Chiclana aún más atractiva y amable para visitantes y chiclaneros.

Sin duda, a lo largo de estas cinco décadas ha habido tiempo de estudiar con detenimiento los motivos de aquella riada y poner las soluciones necesarias para corregirlos, incluso con proyectos aún por concretarse como es el de las presas contra avenidas, sobre la mesa de la Junta de Andalucía desde hace años y en relación al cual el Consistorio ha asegurado que seguirá demandando su ejecución, pero esta labor, seguramente, habría que empezar a complementarla con la aportación de nuevos proyectos e iniciativas de cara a hacer del río un elemento dinamizador y potenciador de las bondades del centro.

En esta línea han surgido en los últimos años, más bien lustros, diversos proyectos de los diferentes equipos de gobierno municipales, pero la mayoría han quedado en el limbo o han caído en el saco de las iniciativas 'ahogadas' por la crisis. Mejoras para hacer del río un cauce navegable, obras para la creación de paseos fluviales en sus márgenes, proyectos de eliminación de las edificaciones existentes en su entorno, actuaciones encaminadas a permitir la práctica de deportes náuticos y, en definitiva, una puesta en valor que sigue sin concretarse y que se presenta, a buen seguro, como la mejor forma de conseguir que la ciudad vuelva a mirar al río sin temor.

No obstante, y dada la actual coyuntura económica y social, quizás lo más realista sea demandar actuaciones más sencillas pero que hagan vislumbrar una nueva etapa en la relación de la ciudad con su río, como un mayor celo en la limpieza del mismo, una mejora en su estética que lo haga más atractivo o la eliminación de barreras arquitectónicas que lo siguen presentando como un obstáculo entre dos mitades de una misma ciudad.

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