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De Chiclana hasta Cádiz

Así fue el primer viaje del tranvía desde Chiclana: al tren de la novedad nos subimos todos

Mari Carmen, directora del hotel Hipotels Conil, se llevó a parte de su plantilla a “dar visibilidad” al Trambahía.

Mari Carmen, directora del hotel Hipotels Conil, se llevó a parte de su plantilla a “dar visibilidad” al Trambahía. / Jesús Marín

Tras dos décadas de anuncios y promesas incumplidas un acto institucional no era suficiente. Había que verlo con nuestros propios ojos, comprar un billete y subirse para saber que era verdad. Decenas de curiosos de Chiclana, San Fernando, Cádiz y otras localidades de la provincia se subieron al primer viaje comercial del Trambahía, convertido por momentos en una fiesta: saludos a los vecinos que lo observaban desde fuera, aplausos, cánticos y ‘Los duros antiguos’ como himno oficial.

Juan y Francisco, padre e hijo barceloneses afincados en Chiclana desde hace unos meses fueron los primeros en llegar al polígono de Pelagatos. Media hora antes de la salida ya estaban intentando conseguir los primeros tickets con algunas dificultades, como casi todos. “No somos conscientes del potencial que tiene esto… a partir de ahora, el que coja el coche es porque no sabe vivir sin él”, sentenció el hijo, que contempló las vistas y regresó con su padre en el primer viaje de vuelta.

Juan y Francisco, padre e hijo, los primeros en comprar un billete en la primera parada del tranvía. Juan y Francisco, padre e hijo, los primeros en comprar un billete en la primera parada del tranvía.

Juan y Francisco, padre e hijo, los primeros en comprar un billete en la primera parada del tranvía.

Los jubilados Juan Miguel y José sacaron el tercer y cuarto billete para el tren de la novedad con mucha “ilusión”… pero sin mascarilla. Estuvieron a punto de quedarse sin subir, pero les salvó una FFPP2 regalada por los trabajadores. Como para dejarlos en tierra. “¡Esto es el futuro!”, exclamaba el chiclanero "de toda la vida" Juan Miguel: “Pensábamos que nunca iba a funcionar”.

Usuarios del tranvía a su paso por Chiclana. Usuarios del tranvía a su paso por Chiclana.

Usuarios del tranvía a su paso por Chiclana. / Jesús Marín

Las obras del tranvía comenzaron hace 16 años, los mismos que tiene Luis Manuel, entre los más jóvenes de la ida, en la que casi todos los asientos estaban ocupados al salir de Chiclana. “Es más ecológico, más cómodo y además para muy cerca de casa”, dice. Lo usará frecuentemente para ir a Cádiz, al igual que Rubén, de 25, estudiante universitario: “Puede que tarde más que el autobús, pero lo prefiero: así evito la carretera en los días de tráfico”.

El tranvía aspira a ser el transporte de su generación, obligada a contaminar menos y a asentar una movilidad más sostenible. Pero también el de José, de 91 años, que pensaba que “no iba a llegar a disfrutarlo”. “Así me ahorraré el taxi para ir a ver a mi hija”, celebraba, mientras intentaba ponerse de pie con el tranvía en circulación para que le echasen una foto.

Lucía fotografía a su hija y su sobrina en un "momento histórico". Lucía fotografía a su hija y su sobrina en un "momento histórico".

Lucía fotografía a su hija y su sobrina en un "momento histórico". / Jesús Marín

Había motivos de sobra para celebrar. Entre ruido y cánticos improvisados (“Alegría, alegría, que ha salido en tranvía”), Lucía mostraba a su hija pequeña y a su sobrina las vistas del centro de San Fernando, donde “aunque la gente se haya quejado” el tranvía “nos facilitará la vida”. La isleña quería vivir con las pequeñas “un día histórico”, al igual que Mari Carmen, directora del hotel Hipotels Conil, que se llevó a parte de su plantilla a almorzar y a “dar visibilidad y apoyo” al Trambahía. “¡Estoy muy emocionada”, exclamaba, mientras recordaba a sus compañeros que estaban viviendo un “hito histórico”. “Esto conectará definitivamente la Bahía de Cádiz”, expresó.

Luis Enrique, maquinista del primer viaje comercial. Luis Enrique, maquinista del primer viaje comercial.

Luis Enrique, maquinista del primer viaje comercial. / Jesús Marín

En la parada de Río Arillo llegaría el primer intercambio, que dejaba una de las imágenes del día. Juan Enrique, maquinista del primer viaje comercial, saludaba a sus padres, Enrique y Maribel, y a sus dos hijos, Lucía y Gonzalo, que habían seguido los consejos del conductor para estar atentos en momentos donde más bonito se ve el paisaje de la Bahía. La familia de isleños está de celebración por partida doble: si Juan Enrique llevó el primer tranvía comercial, su hermana Anabel había llevado hasta Chiclana a las autoridades en el viaje inaugural.

La familia de los dos primeros maquinistas del tranvía, dos hermanos isleños. La familia de los dos primeros maquinistas del tranvía, dos hermanos isleños.

La familia de los dos primeros maquinistas del tranvía, dos hermanos isleños. / Jesús Marín

El primer Trambahía de la historia completó la ida a la hora programada, las 17.38, aunque muchos de los viajeros se quedaron para completar la vuelta. Apenas hubo pasajeros nuevos, aunque algunos como Juan José, que se bajó en Segunda Aguada, descubrieron una nueva utilidad para los gaditanos: moverse por la ciudad en un transporte público que permita llevar al perro: “No puedo meterlo en el autobús, así que me viene muy bien”.

Los vecinos seguían, como seguirán durante unos días, observando el avance de los primeros tranvías con pasajeros, aunque el número de viajeros fue mucho menor en el regreso a Chiclana. Roque, otro usuario por la novedad, aseguraba estar “cabreado” porque “tras tanto tiempo de espera” los billetes no iban a ser gratis. Un usuario le cortó para explicarle lo que la ministra había anunciado horas antes: que los billetes serán gratis con el abono de Renfe. Un incentivo de peso para subirse también mañana.

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