Cómo construir ciudades más amables y sostenibles
Jornada técnica | Movilidad y vida urbana
Chiclana fue sede de este debate, donde se analizaron oportunidades y retos de esta transformación urbana que busca mejorar la calidad de vida y la salud de sus habitantes
Todas las claves para comprender la Zona de Bajas Emisiones en Chiclana
En los últimos años, el debate sobre cómo construir una ciudad más amable ha dejado de ser un ideal abstracto para convertirse en una prioridad urbana. La transformación de los espacios públicos, la reducción del protagonismo del vehículo privado y la apuesta por una movilidad urbana más sostenible están marcando el ritmo de muchas urbes que quieren recuperar sus calles para las personas. En este contexto, surgen nuevas formas de desplazarse, nuevas maneras de convivir y, sobre todo, una reflexión profunda sobre qué tipo de ciudad queremos habitar.
En torno a estas ideas giró la jornada técnica ‘Movilidad y vida urbana’ que, organizada por Diario de Cádiz, se celebró en el Centro del Vino y la Sal de Chiclana. Bajo el epígrafe ‘Experiencias para una ciudad amable’, tuvo lugar una mesa redonda, moderada por el director de esta cabecera, José Antonio Hidalgo, en la que participaron Ana Montalbán, arquitecta y directora técnica de la Red ‘Ciudades que Caminan’, y Jordi Mazón, teniente alcalde de Planificación Territorial, Movilidad y Residuos del Ayuntamiento de Viladecans. El acto finalizó con la ponencia ‘Chiclana: de la Zona de Bajas Emisiones a la Zona de Buenas Emisiones’, a cargo de alcalde, José María Román.
En la primera parte, los participantes coincidieron en enfatizan la necesidad de valentía política para implementar estas transformaciones en las ciudades, que, aunque controvertidas inicialmente, son cruciales para la salud pública, la lucha contra el cambio climático y la mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
Tras alabar el papel de Chiclana como ciudad que está avanzando en la recuperación del espacio público –-de ahí el reciente premio Ciudades que Caminan-, Ana Montalbán inicio su intervención defendiendo que “las calles deben ser lugares de vida y convivencia, no aparcamientos”, para añadir que “tendremos que habilitar otras zonas para los coches y tendremos que ver cómo reducir su número. Y en eso están comprometidas todas las ciudades que forman parte de la red”.
Mientras que Jordi Mazón describió en un primer momento el modelo de Viladecans, un municipio que ha experimentado “un crecimiento espectacular, que puede ser similar al de Chiclana, pero compacto, que nos ha permitido poner en marcha políticas encarriladas a la sostenibilidad, hasta convertirse en una ‘ciudad de 15 minutos’, donde el 85% de la movilidad interna es a pie”.
Sin embargo, este avance implica superar no pocos obstáculos. Cuando estos cambios aterrizan en la vida cotidiana suelen venir acompañado de dudas y resistencias por parte de una parte de población que no los recibe bien, una actitud que, según Jordi Mazón, Viladecans combatió “empoderando a la ciudadanía, concienciándola sobre energía y ecología”, y donde tuvo un papel destacado el proyecto Bilabat (2015) y el posterior premio ‘European Green Leaf 2025’. Pero, sobre todo, el experto quiso poner el énfasis en la coherencia. “En mi opinión, la ciudad tiene que ser coherente con todo su relato”, dijo, para añadir que “hay que contar con la gente, desarrollar proyectos con ella y eso proporciona credibilidad en la ciudadanía”. No obstante, reconoció que “no es un camino fácil”.
Por otra parte, en un posterior turno de palabra, Ana Montalbán afirmó que no hay un único modelo de ciudad amable, pero sí que estas comparten “pilares comunes”, para aclarar que, en todas ellas, “el peatón debe ser la prioridad y, para lograrlo, se ha de invertir la proporción actual, que es aproximadamente el 70% coche y el 30% para las personas”.
En este punto, ambos ponentes coincidieron en que el vehículo privado no es un problema en sí mismo, sino su “uso inadecuado” -su utilización para trayectos cortos- y la “mentalidad” de depender de él.
Las calles deben ser lugares de vida y convivencia, no aparcamientos”
La arquitecta abundó en que “hay que empezar a replantearse el aparcamiento como un equipamiento”, que debería ser de carácter “rotatorio, de servicio”, tal y como ya está sucediendo en diversas ciudades europeas, mientras que Jordi Mazón puso el énfasis en que la acumulación de vehículos en entornos urbanos genera ruido, distorsiona el espacio para las personas y puede tener graves consecuencias para la salud. En relación con este asunto, sostuvo que “es responsabilidad política intentar poner en marcha acciones que reduzcan su uso. Por ese motivo, “la zona de bajas emisiones o de buenas emociones, como la llamáis en Chiclana, es una tendencia futura y que está justificada para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía”.
Por último, ambos conferenciantes coincidieron en la conveniencia de las restricciones de velocidad en el diseño urbano. En opinión del concejal de Viladecans, la limitación a 30 kilómetros por hora es “imprescindible para la seguridad vial, ya que reducen drásticamente la mortalidad en atropellos, y la salud pública, al evitar la resuspensión de partículas PM2.5 del asfalto”.
Ana Montalbán respaldó firmemente las llamadas calles de convivencia (10 o 20 km/h). “Modelos como la Alameda de Chiclana, con plataforma única y prioridad peatonal, demuestran que el tráfico tiende a reducirse”, concluyó.
Ponencia del alcalde
Después de la mesa redonda, tuvo lugar la ponencia del alcalde, José María Román, quien dio a conocer las medidas puestas en marcha en Chiclana en materia de sostenibilidad urbana, ligadas siempre a un binomio: “Mejorar la calidad de vida y la salud de sus ciudadanos”, todo ello guiado por la Agenda 2030. A la vez que enfatizó la importancia de una planificación inclusiva y llevar a cabo una comunicación efectiva frente a los desafíos.
Así, en cuanto a las iniciativas, mencionó los aparcamientos públicos, como el situado en La Longuera y el que se proyecta en el campo de fútbol, con el que “se creará nuevas bolsas de alternativas y se liberará el centro”. También, aludió a la regulación del tráfico y la mejora de la seguridad vial, “transformando carreteras con cunetas en avenidas urbanas con carriles de 30 y 50 km/hora” y la instalación de radares, que buscan “evitar accidentes y las consecuencias fatales que conllevan”.
Asimismo, recordó la implementación del ‘podómetro’ y ‘metrominuto’, que tiene como objeto “concienciar a los ciudadanos sobre el poco tiempo que se tarda andando de un punto a otro y los beneficios para la salud y la interacción social”.
También habló José María Román sobre sostenibilidad energética y medioambiental. Así, apuntó que prácticamente la totalidad de la ciudad tiene tecnología led, el plan de arbolado, que comporta una inversión de dos millones, y la creación de un nuevo ‘Parque Fluvial Europa’, de 300.000 m² junto al río, financiado con fondos europeos. Al mismo tiempo que subrayó la apuesta decidida del municipio por el turismo sostenible.
Por último, abordó la Zona de Bajas Emisiones, transformada en Chiclana en Zona de Buenas Emociones, redefinidas así porque se busca “reducir la tensión emocional en la ciudad, generar espacios más agradables y fomentar la sonrisa en los viandantes, en una ciudad que camina, en una ciudad que conversa”.
Enmarcadas en la Ley de Cambio Climático europea, reconoce que las ve “como una realidad que requiere adaptación y transformación”. Si embargo, “sus beneficios para la ciudadanía nos animan a continuar trabajando en este sentido”.
En esta jornada técnica, el Ayuntamiento de Chiclana presentó dos vídeos sobre esta materia, que se pueden visionar más abajo.
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