Una llamada desde la Embajada de España para comunicarles que la embajada francesa iba a organizar un vuelo hasta París consiguió devolver la esperanza a un grupo de cuatro españoles que se encontraban en Indonesia desde el pasado mes de febrero, entre los que estaba la chiclanera Sandra Crespo, y que ya temían el peor de los desenlaces para su aventura mochilera por el país asiático, tener que permanecer a miles de kilómetros de sus casas durante la actual alerta sanitaria mundial a causa del coronavirus.
"La verdad es que la incertidumbre, el miedo y el nerviosismo al ver la situación en la que empezaba a estar el país, cerrando hoteles, comercios y con un importante aumento de los contagios con apenas medidas de protección, sin poder conseguir un vuelo de vuelta, empezaba a hacer que nos planteáramos gastarnos el dinero que hiciera falta para intentar regresar, a pesar de que sabíamos que muchos de los que estaban pagando miles de euros por los billetes luego se encontraban con cancelaciones y reclamaciones interminables", explica Sandra a este medio, mientras recuerda los últimos días en un pequeño pueblo de Bali donde habían intentado confinarse.
"El hotel donde hicimos la reserva, al ver que éramos españoles, no quería dejarnos estar allí, y todo empezaba a complicarse mucho más que en los días pasados", continúa relatando esta joven chiclanera, a la que la llamada de la Embajada le cambió la vida.
Al fin, el día 30 de marzo pudieron embarcar en el vuelo organizado por Francia hasta París con escala en Doha, que rondaría los 450 euros, y una vez en Francia consiguieron volar a Madrid en uno de los pocos aviones que salían, llegando así a España el día 1 de abril. Desde la capital, donde Sandra y sus compañeros aseguran que se quedaron impactados por las imágenes que se encontraron en el aeropuerto y que nada tenían que ver con las que dejaron hace más de un mes cuando iniciaron este viaje, pudieron coger el último autobús que salía dirección a Málaga, ya que la estación cerraba definitivamente las salidas a otras provincias, llegando así a su destino en la madrugada del jueves 2 de abril.
"Todo esto aún no me lo creo, y gracias a dios ya estoy más cerca de Cádiz y de mi familia", afirma la protagonista de esta increible experiencia, que se mantendrá en cuarentena durante los próximos 14 días en casa de un amigo malagueño antes de volver a Chiclana, donde vive con sus padres y su hermana, que está embarazada. "Desde Sanidad nos han dicho que debemos estar dos semanas aislados, algo que ya me había planteado para evitarles riesgos a mis padres y mi hermana, y más en su estado", explica.
Finalmente, Sandra tiene unas palabras para los más de 100 españoles que siguen en Bali y que intentan volver en una situación que cada día se complica más, "unas personas que ven cómo cada día se cancelan vuelos y se cierran un poco más las fronteras sin que nadie haga nada para ayudarles", lamenta.
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