"Yo marco mi territorio con este son, para decirle a otros gatos que somos los reyes de este callejón". Así comenzó la comparsa de los hermanos Márquez Mateo la defensa del primer premio cosechado en 2012 con Los duendes coloraos, advirtiendo que no regalarán el trono que consiguieran hace once meses sobre esas mismas tablas. Su esperado estreno fue el protagonista casi absoluto de una sesión de nuevo bastante floja en la que solo acompañó la chirigota del Toté.

Repetir premio no es una cosa sencilla. El nivel de exigencia es mayor, todo se mira con lupa. Y los Carapapa no defraudaron a sus aficionados, aún dejando la sensación de que no hemos visto todo lo que puede dar de sí la comparsa a lo largo del Concurso. Buenas letras, un gran grupo de voces -en ocasiones demasiado estridente-, ese pellizco marca de la casa, la agilidad de los dedos de Perico y un gran popurrí en forma y contenido fueron las cartas de presentación de estos gatos en su primera toma de contacto con las tablas este año. La peor noticia, la penalización de nueve puntos por excederse en 27 segundos en su presentación. Gusta esta comparsa, que entra mejor cuando los maullidos se tornan en un suave ronroneo. 

Poco que llevarse a la boca en el resto de la sesión, a excepción de la chirigota del Toté. Los messenger Z se mantuvieron en la línea de lo mostrado en 2012 con Los de la custodia y defendieron con mucho arte el sello de la chirigota clásica con dos buenos pasodobles, dos cuplés de categoría y buenos golpes en su repertorio. Pocos más presentaron su candidatura a la siguiente fase, ni siquiera una comparsa de Sanlúcar que estuvo bastante por debajo de lo mostrado en años anteriores tras ser cuartofinalista en 2011 y 2012 con Nunca jamás y ¡Qué pelotazo!. Cumplieron sin más, igual que las comparsas de Algeciras y Úbeda, la primera con interpretaciones por encima de las letra y la segunda justo al contrario, y la chirigota chiclanera Los youtube.