Este es el parque natural de Cádiz donde puedes ver (y escuchar) la berrea del ciervo en libertad
La berrea del ciervo es uno de los espectáculos naturales más impresionantes del parque natural de Los Alcornocales
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No hay nada mejor que darle la bienvenida al otoño en un entorno completamente natural. Hay muchos indicadores que marcan el final del verano, pero uno de ellos forma parte de la naturaleza más salvaje y sorprendente. Se trata de la berrea del ciervo, uno de los espectáculos más estremecedores del parque natural de los Alcornocales.
Los ciervos, conocidos también como venados, cuentan en Los Alcornocales con una población en torno a los 35.000 ejemplares que, cuando acaba el verano, se baten en lucha por cubrir a las hembras. Esta berrea comienza con los bramidos y continúa durante varios días con la batalla en la que chocan sus astas hasta quedar exhaustos.
Estos sonidos se convierten en el latido de este parque natural de la provincia de Cádiz, pues envuelve cada uno de sus rincones y se escuchan en varios kilómetros. Este fenómeno de la naturaleza dura un mes y se prolonga hasta finales de octubre, e incluso comienzos de noviembre.
Genatur y Tugasa, la red de alojamientos rurales de la Diputación de Cádiz, son algunos de los que organizan incursiones por el bosque para asistir al ritual de celos y batallas entre los ciervos. En el caso de Tugasa, oferta un paquete para dos personas que permite disfrutar de este espectáculo de la naturaleza a pie o en 4x4.
Parque natural de los Alcornocales
Este pulmón verde de la provincia de Cádiz está considerado la última selva de Europa debido a que es la masa forestal de alcornoques más extensa del mundo. Cuenta con diferentes rutas de senderismo, ideales para los meses de otoño. Algunas de ellas comienzan en los pueblos de Cádiz integrados en este parque natural, como lo son Jimena de la Frontera, Alcalá de los Gazules, Benalup o Los Barrios.
En un parque tan completo y diverso, caben otras actividades, que van del montañismo en el pico del Aljibe o el Picacho; la espeleología en el enclave Ramblazo-Motillas, o el descenso de cañones en La Garganta de Buitreras, una de las pocas áreas preparadas para esta práctica de riesgo y que por su singularidad ha sido declarada monumento natural. Para los más tradicionales se recomiendan las rutas a caballo, como las establecidas en La Almoraima.
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