Suso: enamorado del Cádiz CF y nacido para ser una estrella
El perfil
Talento, calidad, desparpajo, descaro desborde, un golpeo exquisito... el Cádiz CF recupera para la causa a uno de los canteranos con más éxito desde que salió del club con 16 años
El Cádiz CF anuncia el fichaje de Suso: cuál es la clave de su llegada
Jesús Joaquín Fernández Sáez de la Torre (Cádiz, 19/11/1993). Con ese nombre en el libro de familia empezó la ruta en el mundo del fútbol de este gaditano cuando fue capaz de mantenerse en pie para golpear un balón. El siglo XX daba sus últimos coletazos en la misma medida que el pequeño Jesús soñaba despierto y dormido con un balón. El balompié se presentaba ante él sin imaginar sus padres lo que estaba por llegar.
El Grupo Empresa Portuarios de Cádiz fue el primer destino del pequeño Jesús, cuando aún iba de la mano de sus padres camino de los entrenamientos y los partidos. Y pronto el CD Berchmans le hizo un hueco a un zurdito que era menudito, y menudito era ya su fútbol. Prometía este gaditano de la capital, al que por error las redes sociales fijan su lugar de nacimiento en Algeciras, hasta el punto de que cuando ya estaba más que asentado que futbolísticamente iba a ser Suso, el Cádiz CF le reclutó después de esas pruebas de seguimiento de promesas en la que gente como Sebastián Herrera, Kiko Prieto, Quique Barroso, José Luis Otero, José Manuel Barla, Manolo López... -algunos de ellos maltratados por el club cuando aún no estaba Vizcaíno- asumían el filtro de quién sí y quién no. Con 12 años, Suso se ganó llevar el escudo del Cádiz CF en el corazón una vez que fue elegido.
De amarillo su recorrido en tres o cuatro años fue brutal, la prueba de que algo grande se estaba gestando ya fuera del vientre de su orgullosa madre. Un pedazo de futbolista de futuro pisaba todas las semanas las entonces recién remodeladas instalaciones de El Rosal. Hablamos del año 2005. Desde entonces estuvo predestinado para ser una estrella del balón. Un diamante pulido en pabellones y en la barriada de la Paz y que desde muy pequeño maravilló a todos.
Sus 13, 14 y 15 años fueron una locura balompédica por lo que transmitía en cada partido. En infantil o cadete del Cádiz CF o el Balón -que entonces era un club dependiente-, pocas veces se vieron los campos con tanto público, ojeadores y representantes. Y era porque en el once estaba Suso. No era de privilegiados darse cuenta que a Suso le venían pequeñas esas categorías; su potencial era en esos tiempos de tal magnitud que hasta un ciego podía darse cuenta. Talento, calidad a raudales, descaro, desborde, uno contra uno y un golpeo al alcance de muy pocos formaban parte de su carta de presentación.
La llamada de los 'grandes'
Y pasó lo que debía suceder con un un chico brutal en un club cuyo primer equipo se estrellaba contra la desaparecida Segunda B. Sin un euro y con la amenaza de un Concurso de Acreedores, los cantos de sirenas fueron de verdad porque los grandes de España, entre ellos el FC Barcelona y el Real Madrid, dieron orden a coordinadores de ojeadores en el Sur de España para que regresaran con un contrato firmado por el padre de Suso. El universo mostraba una estrella casi sin dueño.
El Liverpool contactó con Suso en 2009, y a pesar de que el Barça también se lanzó a por el extremo zurdo con Pep Boada, coordinador de ojeadores del club azulgrana, intentando llevar al jugador del Balón cadete a La Masía, Suso prefirió el Liverpool del entonces mánager Rafa Benítez, que personalmente habló con el jugador y su familia. Hay que reconocer el éxito de la operación, y la parte que le correspondió al entonces agente del gaditano, Daniel Rodríguez Lozano.
Pero con 16 años en puerta, la burocracia tan adecuada como maldita según se mire convertía en un culebrón la marcha de Suso. Hay que esperar unos meses, ya con el jugador en tierras británicas, hasta que el entonces juez único del Subcomité del Estatuto del Jugador de la FIFA, Tai Nicholas, con el visto bueno del secretario general, Jerome Valcke, declaraba la transferencia como legal, al cumplir los requisitos recogidos en el Reglamento FIFA sobre el Estatuto y la Transferencia de jugadores, en lo que a jugadores menores de edad en territorio de la UEE se refiere. Desde ese instante el jugador quedaba habilitado para disputar partidos amistosos con su nuevo club, a expensas de que los equipos de origen y destino resolvieran su conflicto de intereses.
Liverpool desde el asombro
Si bien nunca trascendieron los términos finales del acuerdo, se sabe que el Liverpool FC accedió a incrementar algunas cuantías (el pago inicial que pasaría a rondar los 75.000 euros, y por objetivos, cuya suma total rondaría los 950.000 mil euros), así como el porcentaje en caso de traspaso. Era la única manera para evitar la intervención de la FIFA, y acudir a la Cámara de Resolución de Disputas y al TAS (Tribunal de Arbitraje Superior), a la vez que quedaba mejorada la relación entre los clubes.
El técnico de la primera plantilla del Liverpool, Roy Hodgson -recambio de Rafa Benítez-, que ya hiciera debutar a Suso en partido amistoso de pretemporada en Alemania frente al Borussia Monchengladbach, incluía al gaditano como único futbolista convocado del equipo Reserva para disputar el partido benéfico contra el Everton FC, en homenaje al servicio de uno de los capitanes de los 'reds', Jamie Carragher, que cumplía 600 partidos con la camiseta del club. Aquellos minutos llegaron después de que el Liverpool FC anunciara en su web la oficialidad del fichaje de Suso como jugador los 'reds'.
El vuelo por el viejo continente del zurdo de oro había comenzado para orgullo de su familia y el pesar de un cadismo que ha tenido que esperar 15 años para poder ver a uno de los suyos donde no pudo hacerlo antes.
Carácter de niño: inexperiencia
Suso era una estrella atrapada en el cuerpo de un niño de 16 años, y esa inexperiencia la pagó cara. No le tembló el pulso a la Federación Inglesa para multarlo con 10.000 libras por llamar ‘gay’ en redes sociales a su amigo José Enrique. Inadmisible en un país como Inglaterra, donde no se perdona esa broma y se mira hacia otro lado con los 'cafres' que dan la nota cuando sus equipos juegan competición europea.
Algún defecto debía tener el Suso de nombre deportivo y pequeño Jesús en su cabeza, cuando Ginés Meléndez le apartó de la selección española sub'17 porque una tarde prefirió jugar al billar en lugar de descansar en su habitación. Eso le costó no estar en el Europeo, pero hizo más adulto a Suso para quitarse la careta de niño. Aquel caso de niñería lo hizo junto al ex cadista y ex bético Juanmi.
Liverpool no terminaba de darle lo que necesitaba y fue la puerta para salir a préstamo al Almería con el ex cadista Alberto Benito como director deportivo, donde cuatro años antes su paisano y ex cadista Chico Flores dejó el listón alto. Suso, con 20 años, jugó 35 partidos e hizo tres goles con los almerienses en Primera. Además, fue unánime la reflexión de que había potenciado y mejorado sus virtudes.
Milan, Genoa... su explosión europea
De vuelta a Anfield, el Oporto de Lopetegui se 'lanzó al vacío' por su fichaje, que murió en la orilla del Atlántico por la aparición del Milan, que abonó seis millones de euros para llevarse al extremo zurdo. Pero no todo fueron vientos 'rossoneros' de cara, pues en enero de 2016 se marchó cedido al Genoa. A su vuelta al Milan acumuló tres campañas y media con renovación incluida antes de volver a España. La selección absoluta le abrió las puertas en un recordado debut contra Rusia.
Como una "oportunidad de mercado" que no podían dejar escapar. Así definió Monchi la contratación de Suso como nuevo refuerzo del Sevilla FC, al querer el Milan venderlo en unas condiciones mucho menos ventajosas para los de Nervión que como finalmente se acabó cerrando. Un futbolista muy del gusto del entonces director general deportivo del club y de Lopetegui, el técnico en Nervión en 2020 que ya quiso al gaditano desde que despuntara en el Almería.
Nervión, explosión española
La jugada le salió redonda al gestor isleño. Suso se convirtió en un futbolista clave para Julen Lopetegui en la clasificación para la Champions y también en la consecución de la Europa League 2020 de Colonia. Asimismo, fue determinante para José Luis Mendilibar en el logro de la Europa League de Budapest en 2023. Los 22 millones de euros abonados por el gaditano quedaban justificados.
Ahora Suso se va del Sevilla. Quizá no por una puerta tan grande como su talento o los logros a los que contribuyó porque los tiempos en Nervión son muy convulsos. Pero sus gestas quedan imborrables: aquel golazo al Manchester United en las semifinales de la Europa League de Colonia. O el aún más soberbio golazo a la Juventus en las semifinales de la Europa League de Budapest son dos cimas brillantes de su recorrido sevillista.
Y es que por encima de los 30 sigue exhibiendo y regalando lo que es, un jugador con mucha calidad y desequilibrante. Siempre fue de los que destacaba, desde que el ex cadista Barla le entrenó y vio que era de los que más destacaba, ya dejaba ver sus características y sus condiciones. Era un niño que se sabía que era muy bueno y que se dejaba aconsejar y sabía escuchar a los que le aconsejaban mirando por el bien suyo. Y es que Suso no deja indiferente a nadie, ni cuando era niño ni ahora, de adulto. Su desparpajo y la iniciativa con el balón eran de campeonato, en Liga o con las selecciones provinciales, autonómicas y nacionales. Un zurdo con buen desplazamiento de balón y con muchas ganas de mejorar con 15, 20, 25 ó 31 años.
Son muchos lo entrenadores que se 'rompen' la camisa mientras aseguran que es un jugador de equipo grande y que siempre mostró la experiencia que tiene ahora. Pero, mucho cuidado en el Cádiz CF, que a los jugadores con ese talento parece que se le pide más, que tienen que salirse en todos los partidos. Es internacional absoluto, ha jugado en LaLiga, en la Premier, en el Calcio italiano... Se echa la vista atrás y ha mlitado en dos clubes históricos con un montón de copas de Europa antes de volver al Cádiz CF como un adulto que sabe lo que quiere y que así lo cumple. La historia de un niño nacido para ser una estrella del balón.
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