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Un rayo de luz que cegó el Carranza

  • El equipo extremeño se presenta en Cádiz arropado por su afición y con los mismos argumentos con los que sorprendió en el torneo del K.O. · Abel Buades, Iban Espadas y Boro, con pasado cadista

El Club Polideportivo Arroyo se presenta por segunda vez en su historia en el Ramón de Carranza. Lo hace arropado por un buen número de seguidores y con la carta de presentación por lo sucedido el 12 de septiembre pasado; era la segunda eliminatoria de la Copa del Rey y ese equipo desconocido que muchas no sabían ni ubicar en un mapa de España, salía triunfador de la capital gaditana. Sorprendió a propios y extraños, aunque su trayectoria en la Liga demuestra por el momento que su buen nivel no es fruto de la casualidad.

El Arroyo, equipo de Arroyo de la Luz (Cáceres), representa a una localidad de algo más de 6.000 habitantes que, ya se dijo en la previa de la Copa, entrarían casi cuatro veces en el Ramón de Carranza. El milagro del conjunto extremeño se sostiene con un proyecto muy modesto pero serio en cuanto a los pagos, lo que permite contar con jugadores como Abel Buades e Iban Espadas, dos excadistas que queman sus últimos cartuchos en este equipo.

Arroyo de la Luz hace gala a su nombre porque desprende una luz especial que le hace diferente en el balompié. De hecho, la Fundación del Real Madrid inauguró el año pasado en esta localidad su primera escuela de fútbol en Extremadura.

La presencia de excadistas no sólo se queda en Buades y Espadas, ya que un joven Boro también milita en la plantilla y fue titular en el Carranza en la cita copera. De los tres, Boro es el único que no ha jugado en el primer equipo amarillo porque su etapa se limitó a las secciones inferiores.

El Arroyo sabe que esta tarde tendrá enfrente a dos enemigos, el Cádiz y su rabia. Una rabia con sabor a revancha por lo sucedido en la Copa. En el vestuario del Carranza cayó muy mal aquella eliminación cuando todo estaba de cara aquella noche para alcanzar la tercera ronda, la última antes de poder soñar con un grande.

Juan Marrero, el entrenador, sabe que su equipo no tiene nada que perder y sí mucho que ganar, así como que tendrá muy presente que si al Cádiz le acompañan la puntería y la fortuna que le faltaron aquel 12 de septiembre, difícilmente podrán repetir la hazaña de lo que fue un gran día para un pequeño pueblo.

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