Cádiz CF

El manejo de los peores momentos, una de las claves

  • Cuando el equipo se hundía entre derrotas y goleadas, Vizcaíno desde la poltrona y Cervera desde el banquillo tiraron de calma

Cala y Ledesma -rodilla en tierra- en el duro varapalo ante el Athletic (0-4).

Cala y Ledesma -rodilla en tierra- en el duro varapalo ante el Athletic (0-4). / JESÚS MARÍN

El éxito sonado del Cádiz CF en Primera División, la temporada de su regreso después de una década y media de ausencia, no fue un camino de rosas porque el equipo atravesó por momentos de mucha dureza que le llevó a estar siete jornadas sin lograr la victoria.

El empate cosechado por el Cádiz CF ante el Barcelona en el Camp Nou provocó un subidón que duró muy poco, ya que una semana después, el equipo amarillo volvió a la dura realidad con la derrota frente al Real Betis que le situó en su verdadera situación, la de un conjunto condenado a sufrir de lo lindo en la pelea por la salvación.

La realidad es que fueron siete las jornadas que encadenó sin celebrar una victoria (dos puntos de 21). El atasco era un hecho demostrado con números. El Cádiz CF se empeñó en tropezar con la misma piedra. Lo fiaba todo al modelo de la defensa pero acababa recibiendo un primer gol que le dejaba sin opciones (con la excepción de la visita al conjunto catalán).

Cuando el sistema defensivo sufrió una grieta, algo que era habitual, raramente hubo solución porque el Cádiz CF no tiene mentalidad de ataque. Le cuesta mirar a la portería contraria. Antes de empatar en Barcelona, la escuadra gaditana sólo había sumado un punto de 18 en las seis jornadas de la segunda vuelta: cinco derrotas, un empate y la sensación de poca cosa.

Siete jornadas seguidas sin ganar, con cuatro goleadas consecutivas, no cambiaron las bases del proyecto

En ese momento el Cádiz CF era colista de la segunda vuelta, con cuatro tantos marcados y 17 en contra (menos 13). Es el que más recibía y el que menos anotaba después del Deportivo Alavés. Se acumularon motivos para la preocupación con los números en la mano, aunque la buena noticia es que, pese a su errático recorrido, continuó fuera de los puestos de descenso.

Todo ello sabiendo que no presentaba una alternativa a su juego ultradefensivo. Y en Primera División es difícil no recibir gol frente a adversarios de calidad. Los amarillos supieron que el único método era la muralla en torno a su área porque era el único recurso posible con lo que tenía y el sufrimiento estaba garantizado en un esprint sostenido hacia la meta que al final no fue tan sufrido.

El Cádiz CF lo estuvo pasando mal, especialmente en casa. Acumuló tres derrotas consecutivas como local (Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao y Betis), convertido en un santuario para los oponentes. Y sin olvidar el 3-0 que le endosó el Sevilla en el Sánchez-Pizjuán y el 4-1 encajado en San Sebastián frente a la Real Sociedad.

Ese bajón tan complejo y que abrió la puerta de lo peor, contó con dos aspectos muy favorables dentro del club. Por un lado, Vizcaíno en su papel de presidente se mantuvo firme en su respaldo y aprobación a lo que se hacía y como se hacía. Por otra parte, Cervera redobló esfuerzos en busca de soluciones pero arrancando siempre del mismo discurso para evitar confusiones.

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